📰Capítulo 1📰

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Louis Tomlinson:

La fría brisa de las calles de Londres impactó contra la piel desnuda de mis brazos, debí haber traido una chaqueta.

Las entrellas se ceñían a el cielo mientras que la Luna era tapada sutilmente por un grupo de nubes.

Me encontraba pateando una pequeña roca mientras no dejaba de escuchar a Niall parlotear a mi lado. Si no hubiera sido por las miles- literalmente mil - llamadas que dejó en mi buzón de voz, probablemente en estos momentos me encontraría en mi cama mirando una película.

El rubio se encontraba dandole la mano a su reciente novia, Amelia Woolley, a quien había conocido en un bar al que fuimos luego de que el ojiceleste haya terminado con su anterior novia. Si, aquella noche debí volver solo a casa también.

- Hey! Camina más rápido, tortuga, así no llegaremos nunca.- Gritó mi mejor amigo a solo tres pasos más adelantado que yo.

- Planeaba que te canses de mi ritmo y me lleves a casa otra vez, en realidad.- Me excusé acelerando mis pasos de mala gana hasta estar junto a ellos.

Niall solo rodeó los ojos.

- ¿Has venido alguna vez a la fosa, Louis?- Preguntó dulcemente la castaña.

Yo solo negué.- Siendote sincero, jamás me interesó ver como un par de animales se golpeaban entre ellos por simples billetes.- Usé un tono con algo de recelo mirando directamente al rubio, al que le importó una mierda.

Luego de eso ya no hablé, y seguí caminando a mi ritmo llevandome algunas regañadas por parte de Niall.

Noté que estabamos llegando cuando las calles comenzaron a hacerse cada vez más oscuras y sucias.

En algún momento del recorrido, doblamos en un callejón sin ningún tipo de iluminación y con dos hombres tirados contra las paredes, que parecian estar dormidos (o eso esperaba).

De repente, a unos metros más adelante, gritos se comenzaron a oír, y el suelo comenzaba a desnivelarse haciendo que bajaramos unas escaleras de piedra en pésimo estado, iba a sostenerme del barandal de hierro a mi derecha, pero luego de verlo por un microsegundo decidí que preferiría caer antes que tocar aquello.

Frente a nosotros, probablemente unas docientas personas se encontraban formando un círculo alrededor de lo que supuse (sin siquiera poder verlo) era el ring donde, según Niall, "la magia" ocurría.

El olor a marihuana, cigarrillo y alcohol impactó de repente en mis fozas nazales provocando que deba fruncir mi ceño por unos minutos.

-Ven, intenta no perderte, no sería bueno.- Advirtió el rubio.

-Nada parece ser bueno en esta noche.- Me quejé pero sin embargo lo seguí.

Niall decidió aparentemente que nos colemos entre todas las personas que se encontraban allí, y efectivamente lo hizo, pero claramente mi baja complexión no me permitía ver más allá de los cuellos de aquellas olorosas personas, por lo que como era de esperarse, perdí al rubio y a su novia.

Iba a seguir intentando pasar entre la gente, pero me di cuenta que no iba a ser posible cuando un apestoso gigante con cabello grasoso me gritó en ocho idiomas que me fuera de allí y no intentara colarme si no quería perder mis organos. Así que por mis organos y mi estabilidad emocional salí de la muchedumbre.

Sentí que volvía a respirar cuando me fuí del círculo. Por instinto, saqué mi celular del bolsillo para llamar al ojiceleste y decirle que venga a buscarme, pero un gruñido salió de mi garganta al notar que me había quedado sin carga.

- Genial.- Me limité a decir para mi mismo.

Busqué con la mirada a ver si veía algun rosteo conocido, hasta me puse de puntitas intentando encontrar aquella cabellera teñida de Niall o esforsarme por oír su característica risa, pero nada, no había señales del rubio.

Luego de unos minutos decidiendome, opté por volver a entrar entre la gente a buscar a mi amigo, quien esperaba que también me estuviera buscando a mi.

- Permiso...lo siento...permiso...gracias...debo pasar, permiso....- Iba diciendo mientras me hacía paso entre la gente.

Ya casi me encontraba en el centro, cuando de repente la gente comienza a emocionarse saltando y gritando, no entendía que estaba ocurriendo, pero solo oía el apodo "Rompe Huesos" y el apellido "Styles" por todas partes.

No entendí como fue y como pasó, solo sentí como mi anatomía era empujada fuertemente golpeandome en el camino, y de un momento a otro me encontraba en el suelo, pero no el de cemento que venía pisando hace unos minutos, sino en uno de diario, un viejo y sucio diario, al mirar aquel papel las palabras en grande que aparecían frente a mi eran "Hombre muerto".

Tragué duro cayendo en cuenta donde me encontraba: el ring. No quería hacerlo, pero al no oír más gritos y que todo se transformara en puro silencio, supe que la razón de este era yo. Sentí mis manos temblar cuando las apoyé en aquel sucio diario para levantarme, fue rápido, pero sentí que tardé una eternidad en enderezar mi cuerpo.

Tragué duro apretando mis ojos, era el momento, lentamente alcé mi mirada, y me noté empalidecer al notar lo que tenía frente a mi.

¿Por donde comenzar? Su cabello, era de un color chocolate y estaba repleto de risos desechos, se encontraban pegados a su frende con puro sudor y estaban completamente sin un orden. Unas gruesas cejas del mismo color del cabello se hacían presentes en su rostro, el cual tenía una piel casi trigueña y que parecia ser tan áspera al toque, sin cuidado algúno. Las facciones de su cara eran cimétricas y marcadas, podrías cortar un hueso con su mandíbula que en estos momentos se encontraba contraída. Mi vista fue a sus labios, que eran de un carmesí natural, agrietados, sin cuidados, rellenos y alargados; sobre estos unos pequeños bellos faciales recién rasurados se hacían presentes. Su cuerpo, llevaba el torso desnudo, y solo tenía unos viejos shorts deportivos negros, por lo que podía ver los grandes músculos de sus brazos y piernas a la perfección, tenía unos anchos hombros, y un abdomen marcado, el lienzo de su piel estaba teñida con tinta negra en cada centímetro, al igual que las gotas de sudor lo recorrían como mi mirada a pesar del frío.

Fue aquel momento, que duró unos segundos pero parecieron horas. Cuando nuestras miradas se curzaron, pude sentir una corriente eléctrica recorrer toda mi espína dorsal, sus dilatadas pupilas oscuras se clavaron en mi mirada, al rededor de estas el verde más raro que vi apareció, parecía un animal y yo su presa perfecta.






DIARIOS VIEJOS [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora