📰Capítulo 2📰

222 22 14
                                    

No sabía como, por donde ni en que momento lo iba a hacer, solo sabía que necesitaba con urgencia largarme de ahí. Pero dos grandes problemas me lo impedían: número uno, él hombre frente a mi que me sacaba tres cabezas; y número dos, toda la gente alrededor mío mirándome fijamente.

Mis pies no respondían para salir corriendo, supuse que era debido a los penetrantes ojos de aquel ojiverde frente a mi. No había expresión alguna en su rostro, solo estaba allí, con una gran aura de poder alrededor suyo, logrando acobardarme hasta la punta de mis pies.  

- Y-Yo...-Comencé intentando de formular una oración, en cuanto abrí mi boca su ceño se frunció sin dejar de mirarme, escaneando con los ojos cada centímetro de mi rostro.

De repente un jalón me sacó de allí en un instante, sacándome de aquel trance en el que me encontraba y haciendo que logre respirar de una vez por todas.

- ¿¡Eres idiota tú o comes mierda!?- Al pestañar dos veces, noté como ya me encontraba lejos de aquel círculo de personas, y de aquel hombre de ojos verdes y anatomía animal. No sabía como había llegado hasta aquí, pero al ver la cara enfadada de Niall y la de pena de la castaña supe que no había sido muy inteligente de mi parte volver al círculo.

- Yo...- Alcé una ceja recuperando mi conocimiento de los echos.- ¡Tú eres él idiota aquí! ¡Te apresurarse por entrar a ese circo de monos en lugar de esperarme!- Grité también.

- ¡Porque supuse que con veinte años encima no te perderías, idiota!- Respondió el rubio.

- ¡Pues si, lo hice! ¡No es muy difícil perderse entre toda la gente apestosa que hay aquí!

- ¡No hubieras venido desde un comienzo para eso!- Gritó más fuerte y yo comenzaba a ponerme rojo del enojo.

- ¡Yo no quería venir desde un comienzo!

- ¡Bien!- Se apresuró a gritar.

- ¡Bien!- Respondí.

El silencio reinó por unos largos minutos y noté la incomodidad en la cara de Amelia.

- Aún no entiendo como Harry no te mató en el ring...- Gruñó el ojiceleste y allí fruncí mi ceño mirándolo fijamente.- Vámonos, ya no hay nada interesante para ver.

Niall tomó la mano de Amelia y comenzó a caminar, yo me quedé en mi lugar. Al ver que no lo seguía, el rubio se giró hacia mi.

- ¿Vienes o qué?- Preguntó alzando una ceja con aires de superioridad.

- No. Mis veinte años y yo nos tomaremos un taxi.

Él rodeó los ojos gruñendo, divagó unos segundos para luego suspirar y volver a caminar rumbo a su carro lejos de este apestoso lugar.

Yo simplemente me quedé en mi lugar por unos cortos segundos, para luego comenzar a caminar subiendo las escaleras. En aquel momento unos fuertes gritos provenientes del círculo llegaron a mis oídos, el apellido "Styles" era gritado con fuerza alabando a aquella persona.

Seguí mi camino, y cuando estaba por entrar al callejón por el que entramos, tuve que mirar hacia otro lado al notar que dos individuos se encontraban teniendo relaciones sexuales contra una de las paredes, decidí que lo mejor era que no fuera en esa dirección por mi estabilidad tanto física como mental.

Busqué otra salida, hasta que di con un callejón que iba hacia el mismo camino que él anterior, así que al confirmar que nadie allí estaba haciendo "cosas", me adentré rumbo a la salida.

El eco de mis zapatillas pisar aquel desnivelado y sucio cemento era lo único que se oía en aquel camino. El callejón estaba lleno de bolsas de basura, graffitis, gatos- vivos y muertos-, y algunos objetos no identificados, sumado a la falta de luz, lograba ser aterrador, lo cual me traía un poco intranquilo, pero nada fuera de lo común.

Lo que si logró ponerme nervioso fue aquel silbido que provino desde una sobra acercándose a mi de la oscuridad. Tragué duro sin saber que hacer, instintivamente frené mis pasos, pero la persona frente a mi no lo hizo, sino al contrario, aumentó su ritmo.

- ¿Qué hace un niño ricachón como tú por estas zonas?- Su voz era horrible y pude detectar fácilmente que se encontraba borracho y drogado...¿Cómo no hacerlo?

Por segunda vez en la noche mis pies no reaccionaban a lo que mi cerebro les decía, noté como mi respiración comenzaba a acelerarse ante la reciente cercanía de aquel hombre.

De repente, fue iluminado por la tenue luz de un farol viejo, mi corazón se frenó por un segundo. Todo lo que podría imaginarme de horrible era superado por la figura que tenía frente a mi. Empezando por sus dientes, todos estaban sucios y la mayoría rotos, sus labios eran resecos con un tono violeta y en las comisuras de estos una espuma extraña blanca se hacía presente, como si de rabia se tratase. Sus ojos, eran de un negro muy oscuro, con pupilas dilatadas a más no poder y un rojo los rodeaba. El poco cabello que llevaba era de un color castaño y se encontraba sucio, demasiado. Cicatrices y heridas probablemente infectadas decoraban su rostro y cuerpo. Bajé mi mirada a su vestimenta, la cual era vieja y rota. Pero mi respiración se cortó inmediatamente al ver que entre sus sucias manos tenía nada más y nada menos que una oxidada navaja lista para atacar.

Notó mi mirada en aquella arma y una horrible sonrisa maníaca se formó en su boca.

No se de donde saqué el valor, pero de un segundo a otro me encontraba corriendo por aquel callejón sin destino, solo corría a todo lo que mis piernas me permitían, sintiendo el aire frío de la noche colarse de repente en mi garganta impidiendome respirar correctamente y secando toda mi saliva. La adrenalina corría por mis venas pero fue cortada de repente, cuando mis pies fueron tomados de sorpresa haciendo que mi cuerpo y rostro caiga de lleno sobre el cemento.

Intenté arrastrarme, intenté pararme para salir corriendo, pero nada sirvió, el hombre se colocó sobre mi impidiendo hacer algún movimiento y comenzó a golpear mi rostro múltiples veces haciendo que lentamente mis ojos se vayan cerrando para evitar sentir los golpes.

En un momento tomó su navaja y justo cuando estaba listo para clavarla directo en mi pecho, sentí su peso salir de mi cuerpo posibilitandome respirar, oí golpes, sentí sangre manchar mi ropa, pero para cuando alguien se acercó a mi, mis ojos se encontraban cerrados y ya no tenía conciencia de donde me encontraba ni que estaba pasando a mi alrededor.

DIARIOS VIEJOS [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora