DIARIOS VIEJOS [Larry Stylinson]

📰Capítulo 23📰

Era una línea, recta, perfecta, pero que jamás terminaba, estaba allí, inundando mi mente, golpeando esta como una pelota de ping pong, iba de un tímpano al otro, una y otra vez, infinitamente. Un pitido, agudo y constante, donde todo lo que veía era nada, donde todo lo que escuchaba era aquella línea perfecta...pero en donde sentía, sentía aquellos grandes brazos tomar mi cuerpo, cargarlo como si de una pluma se tratase y aferrando mi cabeza a su pecho, en donde un aroma tranquilizador me obligaba a cerrar mis ojos.

- ¡No los cierres! ¡Mantente despierto! ¿Si?- Toda la oración había sido demandante, ordenando como siempre, excepto aquella última pregunta, la cual sonó, era imposible que fuera verdad, pero ese "¿Si?" Venía acompañado por una enorme preocupación.

¿Me estaba muriendo? Esa fue la primer y única pregunta que llegó a mi mente, porque ¿Por qué razón no podría cerrar mis ojos? Y ¿Qué sucedía si los cerraba? ¿Moriría? ¿Quería morir? Y de todas las preguntas que mi mente formuló en un micro segundo, tan solo la una fue respondida, inmediata y segura, era un no, no, no quería morir. ¿Por qué? Eso no lo sabía, pero estaba muy seguro de que una de las razones era él hombre que me cargaba, y si, no sabía que tan peligroso sería aquel pensamiento, o talvez si, probablemente si, de seguro que si, es más, aquel peligro, me encontraba viviendolo.

Mi vista comenzó a aclararse, borrosa, pero las siluetas estaban apareciendo, podía ver a Harry delante de mi, su ceño se encontraba fruncido, pero confundido, respiración irregular pero con una sola misión en mente, a nuestro alrededor no había nadie, estábamos fuera de la casa, ya habíamos pasado el patio trasero, fue de un segundo a otro, cuando ya me encontraba arriba de un auto, en la parte trasera de esta, mi mente daba vueltas y no comprendía que estaba pasando, fruncí mi ceño y con mis dedos toqué la parte de atrás de mi cabeza, al verlos nuevamente estos se encontraban manchados con sangre, tragué duro comenzando a ponerme nervioso.

- Todo estará bien, pase lo que pase, no dejes el auto ¿Está claro?- Preguntó el ojiverde de repente a mi costado.

Yo lo miré a los ojos y sentía mi respiración agitarse.- L-La última v-vez que d-dijiste algo c-como eso...n-nos atacaron en l-la fábrica...

Noté como tragaba en duro y suspiró.- Lo sé, pero estamos aquí ¿No?- Su voz intentaba de darme seguridad, siempre me sorprendería como él ojiverde no entraba en pánico ante estas cosas, todo parecía tan normal.

- Y-Yo...- No sabía que decir, no llegaban palabras a mi mente para modular, eso logró ponerme aún más nervioso logrando que comenzara a respirar aún más agitado.

La mirada del rizado se volvió seria, y extendió sus dos manos hasta mis mejillas, acercando su rostro al mío penetrando sus ojos en los míos, no podía dejar de verlo.

- No voy a dejar que nada te ocurra Louis, así que quédate en el carro y no salgas.- Allí sus labios se estamparon contra los míos basándome suavemente, normalizando mi respiración y pulso, cuando nos separamos solo le asentí y él dejó el vehículo cerrando todas las puertas.

Mi mente y corazón se encontraron en una encrucijada cuando las balas comenzaron a sonar, estaban allí desde antes, pero ahora Harry podía ser un emisor o receptor de estas. Él había dicho que no dejaría que nada me ocurra, pero, ¿Quién no dejaría que nada le ocurra a él? Así que allí estaba, con mi mente diciendo que debía quedarme en el auto, que no serviría de nada si bajara, arruinaría todo, y mi corazón pidiendo a gritos buscar al ojiverde.

Fueron largos minutos, donde me decidía sobre que hacer, pero fue solo cuando las balas cesaron que sentí mi corazón frenarse junto a mi respiración, el aire del auto parecía no ser suficiente, me ahogaba, solo una imagen venía a mi mente, y eran sus cuerpo, Josh, Liam, Zayn, Harry, muertos en el suelo, cayendo como aquellos dos en la fábrica, los mafiosos habrían terminado su trabajo y sería yo quien los encuentre, no quería serlo, no podía, una mancha de sangre alrededor de cada uno, la casa destruida, ¿Cómo haría? ¿Qué le diría a Gigi? ¿A Linda? ¿O a los padres de Liam? Me culparían, de seguro que lo harían, ¿Por qué sobreviví yo y no sus niños, su gran amor? Sería el culpable no tan solo de la muerte de una persona, sino de cuatro.