𝐏𝐞𝐫𝐫𝐨 𝐅𝐢𝐞𝐥 | 𝐂𝐨𝐥𝐢𝐧 𝐒𝐩𝐞𝐧𝐜𝐞𝐫

C A P 6

Colin

Al día siguiente no puedo mirar a Izel a los ojos y ella tampoco lo hace mierda ¿Por qué hicimos eso? En cuanto nos despertamos prometimos que jamás se iba a repetir y que ninguno diría nada, Izel escribe en su libreta mientras escuchamos atentos al señor Carter que habla sobre muchos temas que ciertamente no le estoy prestando atención.

—Señorita Gaítan ¿Tiene algo que decir?

Ambos levantamos la mirada y nuestros ojos se encuentran, pero en un segundo miramos hacia otro lado, Izel remueve en sus papeles antes de contestarle al jefe.

—No señor, todo ha quedado claro.

—Perfecto, entonces la junta termina aquí, señor Spencer se puede quedar unos momentos mas por favor.

Izel

Salgo casi corriendo de la sala de juntas dios no puedo ver a Colin a la cara después de lo que ocurrió, además ¡no usamos protección cuando paso! Por suerte el me compro una pastilla de emergencia para así evitar problemas. Llego a mi oficina donde me dejo caer con dolor de cabeza, la voz de la gente retumba en mi mente como si tuvieran un altavoz en la garganta.

—¿Izel?

—¡¿Qué?! — levanto la voz, muy molesta pero este sentimiento se va cuando veo a Thomas mirarme asustado —Thomas, lo siento, puedes pasar.

—Entiendo que estes enojada te dejé sola porque me puse muy mal.

No había notado que tenía una mano detrás de su espalda, parecía que ocultaba algo, y si en efecto mientras me pide perdón saca un ramo muy hermoso de flores.

—Lo siento Izel de verdad.

Me levanto para recibir el ramo de flores y le doy un beso en su mejilla agradeciéndole por el hermoso detalle, pero alguien carraspea detrás de nosotros rompiendo el momento. Miro a Colin y siento como me pongo roja que hasta siento mis orejas calientes el solo me mira demasiado serio pero noto la incomodidad en su rostro.

—Izel, necesito hablar contigo a solas— dice esto mientras mira a Thomas.

—Yo me retiro, jefa con permiso.

El se va dejándome sola con este enorme hombre de cabellera larga que solo mira a otro lado, lo invito a sentarse en una silla frente a mi escritorio mientras yo dejo las flores en un florero para luego sentarme frente a él.

—¿Qué se le ofrece señor Spencer?

Suelta una risa nerviosa y se rasca una ceja —Es curioso como esa noche me llamabas por otros apodos, y ahora me dices señor Spencer.

—Digamos que no mezclo lo personal con lo profesional— me acomodo en mi silla —Y menos cuando fue un error lo que paso.

Escucho un "oh" salir de sus labios esta claro que mi comentario le afecto bastante pero no entiendo porque, se acomoda el traje y me mira antes de hablar no se que es lo que quiere, pero espero que no salga con alguna payasada.

—Carter quiere que trabajemos juntos en un proyecto en África, eres la directora creativa así que debes ir a una gala para darle publicidad a un nuevo producto.

—¿Y para que quiere que trabajemos juntos?

Se encoje de hombros —Soy bueno con las computadoras.

Suelto una ligera risa lo cual hace que el me mire en sus lindos ojos azules puedo ver un pequeño destello haciendo que me ponga un poco nerviosa, le doy unos documentos y el curioso los toma ojeándolos rápidamente.

—Necesitaras leer eso para entender mejor, hare una propuesta de marketing y se la dare a Carter para que la apruebe ¿para cuando quiere que nos vayamos?

—En dos semanas.

(...)

Pido un café helado para aliviar el estrés que tengo acumulado, mientras espero a que mi bebida esté lista escucho la voz de un hombre detrás de mí no sé por qué, pero decido voltear para verle la cara y el en cuanto me ve deja de llamar, puedo ver en su rostro lo perturbado que esta.

—¿Fernanda?

Es el nombre de mi madre —¿Perdón? —el tipo se d cuenta de lo que dijo y cambia su semblante riendo un poco incomodo.

—Perdone señorita, pero usted me recuerda mucho a una persona.

Sin mas el se va no sin antes mirarme una ultima vez antes de salir por la puerta de la cafetería, que extraña sensación me genero este hombre y ¿Por qué pronuncio el nombre de mi madre? Bueno creo que debe haber muchas Fernanda en el mundo así que no debo preocuparme. Me entregan mi pedido y yo me siento en una mesa escondida de todo mundo para investigar un poco sobre los crímenes en mi ciudad y sobre todo, de la muerte de mi madre.

Según un articulo dicen que fue el crimen organizado pero la forma en la que la encontraron, a mi madre me suena a que una sola persona hizo el trabajo. Mierda, mi cabeza no la aguanto, necesito un poco de ese polvo blanco. Me levanto para ir al baño y cierro la puerta con seguro para sacar una bolsita blanca y hacer una línea para luego olerla, sé que debería dejar de hacer esto, pero la sensación es increíble.

—¿Esta ocupado?

Me sobresalto al escuchar la voz de una mujer fuera del baño, salgo para dejarla pasar e irme a mi mesa, pero me sorprendo al ver a mi primo sentado y leyendo, levanta la vista hacia mi dirección.

—¿Qué estabas haciendo? Tienes la nariz irritada.

Me siento a su lado guardando discretamente la pequeña bolsa en mi bolsillo —No te interesa Max.

—Sabes lo que el abuelo te haría si vuelves a recaer— apunta hacia la pantalla de mi laptop —¿Qué estas haciendo viendo esto?

—Necesito ver que le paso a mi madre, ambos sabemos que alguien le hiz mucho daño. Además, está el tema de los gemelos, el parecido entre nosotros no es coincidencia.

Carlos

No puedo olvidar el rostro de esa niña que es igual a Fernanda ¿acaso ella será mi hija? Pero le deje tirado en su ciudad en México, aunque pensándolo bien, esa chica podría serme útil.

—¡Carlos! Te lo advierto, si uno de tus hijos no se casa con alguna de mis hijas el trato se acaba— mi socio me apunta con su dedo índice.

—Tranquilo mi amigo, tengo una hija no la conoces porque vivió con su madre y ella ahora está aquí —me levanto de mi silla —Dile a tu hijo el mayor que pronto conocerá a su futura esposa.