CAPÍTULO TRES
Ambos se dirigen, en el auto de Cintia, a la Universidad algo dormidos, después de desayunar y cambiarse adecuadamente para tal lugar, excepto Cintia, quien se viste provocativa para cualquier ocación, que en ésta lleva unos leggins ajustados de color azul brilloso y una blusa bastante escoltada de color negro al igual que sus zapatos.
Llegaron a su destino después de unos pocos minutos, ya que la Universidad queda a unas pocas cuadras del departamento. En el poco tiempo que estuvieron en el vehículo, un Peugeot 207 descapotable blanco. Cintia, le estuvo contando a Lucas como serían las clases, los profesores, horarios, etc.
Una vez dentro del gran edificio ambos se separan despidiéndose como simples amigos. Cintia, se dirige a su salón que queda en planta baja, a Farmacología, mientras que Lucas, sube al primer piso, a la clase de Introducción al Pensamiento Científico.
—Hola —saluda la hermosa señorita de cabellos oscuros, que se sentó junto a Lucas—. Me llamó, Brisa.
—Hola —saluda Lucas sonriente, observando los bellos ojos de Brisa—. Soy Lucas.
—Así que ¿medicina? —pregunta, sin saber de que hablar —. Eso es obvio, por algo estamos aquí.
Lucas se ríe. Un hombre que aparenta tener más de cien años ingresa al aula, vestido con una camisa y una corbata.
—Buenos días alumnos, mi nombre es Osvaldo Rodríguez —se presenta con un tono bastante serio ante todos los alumnos—, y soy su profesor en la materia llamada Introducción al Pensamiento Científico.
—Oh Dios —Brisa se toma de la frente con una de sus manos—. ¿Por qué él?.
—¿Lo conoces?.
—No, pero mi madre estudio aquí y siempre me hablo de un profesor que era un —se detiene a pensar antes de continuar sus palabras—, ¿Cómo puedo decirlo para que no suene mal?.
—¿Un rompe huevos?.
—No quería decirlo así, pero es la definición perfecta, un rompe huevos —se ríe—. Pensé que se había jubilado, cuando se lo cuente a mi madre no se lo va a poder creer, sufrió ella ahora me toca a mi.
—No debe ser tan malo.
—¡Ustedes dos! —señala a gritos a Brisa y Lucas —¡Están interrumpiendo mi clase!.
—Pero si todavía no a comenzado a explicar —le contesta Brisa, un poco asustada.
—Contestadora igual que su madre.
Brisa se puso completamente colorada —No creí que se daría cuenta —comenta en un tono muy débil.
—Claro que me e dado cuenta.
Se sorprendieron de que el anciano profesor escuchara las débiles palabras de Brisa. Ambos decidieron no volver a hablar hasta que terminará la clase del anciano con el oído super biónico.
Una vez que terminó la clase ambos salieron del aula para dirigirse a su próxima clase. Iban hablando sobre cosas sin sentido y algo en el interior de Lucas se despertó, algo que hace mucho tiempo que no sentía.
Una vez que salieron del edificio se despidieron, pero no antes de pedirse el número del celular.
Lucas y Cintia, se encuentran en el estacionamiento. Y enseguida se ponen en marcha.
—¿Cómo estuvo tú día? —pregunta Lucas.
—Bien, creo que estuvo bastante bien —responde—. ¿Y el tuyo?.
—Bien, entretenido.
—¿Qué tal tus compañeros? ¿Alguien que resalte para ti?.
—No, nadie interesante —miente. Brisa, fue lo más interesante en su día.
Llegan al estacionamiento y dejan el auto allí, el edificio está situado al lado de el estacionamiento así que no les lleva mucho tiempo para ingresar dentro de él.
Una vez adentro del departamento, Lucas se decide por entra a bañar y ducharse, Cintia por otro lado tiene una idea muy húmeda y mientras Lucas está en la ducha recibe una sorpresa no tan sorpresa de parte de Cintia.