Si hubieras visto mis manitas temblar al tener en el
celular el mensaje que rompió mi corazón, si
hubieras visto mis ojos desbordarse de lágrimas
una y otra y otra vez, si me hubieras visto, ahí, tan
débil, tan derrotado y tan pequeño, lo habrías
pensado de nuevo, no me habrías roto, o por lo
menos no tanto.