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Por suerte, esta semana deje de ser el tema de conversación de muchos estudiantes de mi escuela, y tendencia en twitter.

Es normal que al ser una fiesta mucha gente grabe, y en uno de esos videos apareció mi rápido, intenso y corto arrebato, aunque ya no me afecta. Mi identidad sigue cubierta y eso es lo único que me importa.

Me encuentro divagando en los pasillos de mi escuela, en esta hora me toca física. Odio esto, no es por ofender a mi profesor, es uno de los mejores, pero soy malísima para comprender algo que lleve números. Y nada mejor que llegar tarde para perder más horas de clases, es una táctica que aprendí el año pasado.

Cuando entro a la clase, encuentro que el profesor no está presente. Eso quiere decir que tal vez nos toca hora libre.
Lo confirmo cuando me siento delante de mis amigas y ellas me reciben con una gran sonrisa.

- Te salvaste maldita perra.

- Que puedo decir Zoe, es un don.

Las tres comenzamos a reír de nuestra estupidez, pero somos interrumpidas por un carraspeo. Doy media vuelta, debido a que me encontraba de espaldas al pizarrón por hablar con mis amigas.
Delante nuestro está la directora junto a una mujer que no había visto antes en la institución.

- Buenos días alumnos.- Llama la directora.- Su profesor de física no podrá presentarse el día de hoy, así que les voy a presentar a una nueva unidad muy importante que incluiremos en nuestra institución.

La mujer que permanece a su lado se adelanta un paso y sonríe.
Es una linda chica, parece de unos 38 años aproximado, viste unos jeans holgados, junto a una camisa que le hace muy buena figura. Además de parecer muy simpática.

- Hola chicos, tal vez se estés preguntando quien soy. Debe ser raro sentir que hay una infiltrada en su colegio.- Ríe sola, porque ninguna de nosotros lo hace, ni siquiera la directora.- Bien...

Me da pena verla tan expuesta delante de 30 chicos que no respetan a nadie. Su rostro transmite la vergüenza que vive en este momento, y de verdad que entiendo como se debe sentir.

》Me llamo Ana O'Connor, pueden decirme Anita.- Hace una pausa.- Voy a ser la primera psicóloga escolar que recibirá esta escuela.

Todos quedamos en completo silencio. Nadie esperaba que ella fuese la psicóloga y menos en esta escuela, aquí nadie se interesa por la salud de los alumnos.

- Si, tendremos un nuevo programa escolar que se basara en la salud de nuestra escuela, fue implementado por el gobierno este año.- La directora rompe el silencio.

Ahora tiene sentido todo este plan inesperado.

- Voy a empezar la semana que viene en la oficina del segundo piso juntos a los baños. Me pueden encontrar todos los días justo ahí.

Uh, le dieron el peor espacio, esa oficina va a apestar a baño sucio.

》Quiero que sepan que no cumplo el rol de un profesor diario. Soy su psicóloga, pueden venir y hablarme de lo que sea. Quiero que confíen en mi, siempre los voy a escuchar, si no me encuentro ocupada, claro. Esta semana me van a encontrar todos los días aquí, voy a estar llamando a cada alumno de este salón para conocerlos mejor.

- Bien niños, solo quería presentarla. Ahora me retiraré y le dejaré el mando a la señorita Ana para que algunos de ustedes puedas hablar con ella.- La directora acomoda su traje y deja el salón.

La psicóloga llama a algunos chicos para llevarlos a su oficina y volvemos a quedar solos en el salón.

- Eso fue raro.- Escucho decir a Zoe detrás mío.

....

Por suerte ya salí de la maldita escuela. Literal no hay nada que me haga sentir cómoda en ese lugar, los profesores hacen su trabajo como si estuvieran obligados, hay mala mantención y ni hablemos de los alumnos de mierda que asisten. Ya quiero terminar así me largo.

Mi celular vibra en mi bolsillo y lo saco.

- ¿Que hay Princesa?.

- La próxima que me digas así no te pasare más bolsitas.- Demanda Soph del otro lado.

- ¡Oye! Tranquila mujer. ¿Qué paso?.

- Solo quería saber como te encontrabas, hace una semana que no hablamos y me preocupo por ti perra.

- Aww, eres un amor. Estoy bien, ya las aguas se calmaron y todo volvió a su normalidad.

Obviamente que ella también estaba enterada de lo que pasó en la fiesta. De hecho, ella estaba presente y no fue muy difícil enterarse. Me contó que una vez que me fui, todos empezaron a pasar el chisme, aunque pocos sabían que era yo la que le había pegado pero no dijeron nada, por suerte. Ella se quedó toda la noche ahí y dijo que el tema nunca se soltó.
Por un momento me sentí mal de haberme ido y dejarla, aunque estaba con sus otros amigos, pero ella me había dicho que luego de vender iba a pasar toda la madrugada a mi lado, y yo la deje sola.

- Eso suena genial, battaglia...- Algo me dice que no me llamo solo para eso.- Porque hay otra fiesta este fin de semana y me encantaría que vayamos juntas.

Lo sabía.

- No lo se Soph. No quiero meterme en más problemas, ¿Te imaginas que esté ese niño creído?. Moriría.- Ríe al otro lado.- Hablo en serio tonta.

- Tranquila, estoy segura que el no asistirá. La organiza uno de los chicos de confianza que me compra, va a ser una fiesta promedio, él ni se enterará que algo ocurrió.

Me detengo en la puerta de mi casa para pensarlo mejor.

- Está bien, cuenta conmigo.

- ¡Genial!.-Celebra de alegría.- Iremos juntas, no venderé esta vez.

- Ok, no vemos.- Corto la llamada. Ojalá Soph esté en lo correcto.

Entro en casa, después del largo día que tuve me urge dormir mil horas. Escucho ruidos desde la cocina, no tengo ganas de ver a nadie en estos momentos, ni siquiera a mi hermano. Así que corro escaleras arriba para acurrucarme en bella cama.

***

Miedo.

Es lo que siento. Me encuentro corriendo con todas mis furzas por las calles, lo único que me ilumina son algunas casas que contiene luces afuera.

No se porque estoy corriendo, pero puedo sentir que me estoy escapando de algo o alguien que me persigue. Soy su presa y no creo estar lo suficiente estable para escapar de sus garras.
Corro, corro y corro por un largo tiempo. Giro mi cabeza sin detenerme, pero nadie se encuentra detrás mío. Cuando quiero parar, ya es demasiado tarde. Caigo en un agujero negro sin fin, que congela cada extremidad de mi cuerpo, hasta que de un momento a otro me encuentro sentada en el medio de la nada. Todo a mi al rededor es negro, no hay paredes y parece vacío.
Comienzo a escuchar gritos que cada vez se vuelven más y más fuertes, llegando al punto de lastimar mis oídos. Pero no puedo hacer nada, no hay nadie a mi alrededor, no se de donde provienen los gritos como para hacer que desaparezcan. Siento que cada vez me van lastimando más y la insuficiencia invade mi cuerpo y comienzo a llorar.

Lloro porque no se que es lo pasa.

Lloro para acompañar a los gritos.

Lloro por la impotencia.

Lloro porque me duele.

Lloro porque me quema.

Cierro mis ojos con fuerza tratando de ocultarme y desvanecerme en un río de gotas sin fin. Tengo mucho miedo.

Cuando abro mis ojos, todo desaparece. Ya no existe el vacío, ni los gritos. Ahora estoy en mi cama mirando al techo, como desde un principio. Mi respiración es pesada y acelerada, mis ojos siguen derramando lágrimas y mi alma quema. El miedo no se fue, ahora es más fuerte que antes y me consume por completo, inmovilizando todo mi sistema.

No quiero volver a perderme.

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Q intenso:<

Una Simple DosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora