Despierto anonadada cuando veo la hora en mi celular. Mierda, me quede dormida.
Luego del horrible sueño que tuve en la noche me costó mucho retomar el ritmo y volver a dormir. Mi mente se mantuvo intranquila por varios minutos, me había desacostumbrado a tenerlos y el recuerdo se repetía continuamente, haciendo que las lagrimas no dejaran de caer por mis pómulos, llegando a mi barbilla y callendo directo en mi manos apretadas, posicionadas en mi vientre. Pero no puedo permitirme caer otra vez en el pozo, yo salí sola de ahí y no voy a volver a meterme.No tengo tiempo de prosesar mis pensamiemto, así que me levanto y me visto con rapidez, estoy segura que aún tengo tiempo, si es que corro.
Creo llegar a desayunar, bajo las escaleras corriendo para ir a la cocina.- Oh...- Freno en seco, debido a que tome bastante velocidad, me sorprendió verlo.- No sabía que estabas en casa.
- Buenos días para ti también.- Dice mientras sigue leyendo el periódico. Su tono sonó como siempre, frío y con desagrado.
- Buenos días.
Me aproximo a la heladera y saco la chocolata para servirla en una botella. Me vendrá bien para el camino. Tomo una barra de cereal y me acerco a mi padre para despedirme.
- Adiós.- Me olbigo a dejarle un beso en su mejilla, pero él ni se inmuta.
- ¿Por qué vas tarde?.- Su interés pareció tan real que por un segundo me lo creí.
- No pude dormir en la noche.
No tengo ganas de seguir hablando, las razones de mi tardanza son algo que me asusta y nunca se lo dije a nadie, y él es el menos indicado para contarle mis problemas. Además voy a terminar llegando más tarde de lo que voy. Me alejo de su lado para salir de la cocina.
- Pues la próxima duerme.- Por segunda vez me detengo en seco en frente de la puerta.- Me voy temprano de esta casa para no verle la cara a nadie, no quiero volver y encontrarme contigo de nuevo.
Tal vez esperaba una respuesta de mi parte, pero no se lo concedí, preferí salir corriendo de mi casa para no perder más tiempo.
***
- Llegas tarde.- Dice el portero de la escuela.
- Ya lo sé, Magnus.- Digo obvia. Detesto que siempre me diga la misma frase casa vez que llego tarde, no lo hago seguido, pero sigue siendo molesto. Y más con la forma en la que amanecí junto a mi padre, es evidente que hoy no es uno de mis días.
Dejo mi firma en la libreta de alumnos que llegan tarde y me dirijo a paso rápido a mi salón.
Así que el idiota de mi padre finge irse a su trabajo muy temprano para no vernos, no tiene sentido. Si no quiere ver a nadie tan solo que no salga de su habitación o que se largue de la casa. No entiendo que hace todavía ahí, si yo fuera él ya me hubiera ido. De hecho es una de mis ideas principales, huir de mi casa cuando termine la escuela. Ya soy mayor de edad para hacerlo, pero prefiero terminar mis estudios primero, así tengo más porcentaje de que me acepten en más trabajos. Aunque no estaría mal ser la socia de Soph. Río por mi estúpida ocurrencia, pero no descarto la idea. En fin, no me sorprendió lo que me dijo, ya estoy acostumbrada a recibir ese tipo de trato de mis padres. Desde lo ocurrido siempre me tratan así, desearía no haber...
- ¡Lo siento!.- Digo cuando siento un golpe brusco que recorrió inesperadamente todo mi cuerpo.
- Tranquila.- Ríe, la ayudo a levantar sus libros y los papeles que llevaba.- Gracias.- Me regala una sonrisa que inmediatamente se la devuelvo.
Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no había visto a la señorita Ana y terminé chocando con ella. Aunque debo admitir que en primer momento no recordé quien es, y se ve que no solo yo estaba en las nubes.
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Una Simple Dosis
Novela JuvenilLuego de afrontar sucesos duros que dañaron su ser. Adonia lucha para mantenerse cuerda en un mundo en el que quema pisar. "No todo está perdido", decía Ana O'Connor, la mujer que Adonia considera más que una simple ayuda. Lamentablemente a la pobr...