Introduccion/prologo

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recuerdo aquellos tiempos en los que mi madre me la cantaba antes de dormir, era lo única manera con la que me quedaba dormida; recuerdo como acariciaba mi cabello cantándome la canción de la luna, la canción nunca escrita. Mi madre era una mujer cualquiera, hasta donde la recuerdo ella era como un rayo de luna entrando por mi puerta, mi padre la quería mucho al igual que yo y mis hermanos. Pero la perdimos; la mayoría de la gente perdió a sus familiares durante los bombardeos que azotaron EEUU, mi familia no corrió diferente suerte a las demás; reclutaron a mi padre al principio de la guerra, 3 años antes de los bombardeos, yo solo tenía 5 años y mi último recuerdo de él es cuando se acercó a mi hermano mellizo y le susurro "cuídala, es tu hermana melliza, cuídala con tu vida"; aun no entendía a lo que se podía estar refiriendo con eso, creo que mi hermano tampoco pero se le gravó a fuego en la cabeza.

Cuando llegaron los bombardeos recuerdo que me metió prácticamente a rastras al bunker, solo hay que imaginarse a un niño de 8 años tirando de una niña de la misma edad por el patio de una casa. Mi familia se componía de 6 miembros, mi padre, al cual no recuerdo con claridad, solo por los hologramas que mi madre tenía puestos encima de la chimenea, era un hombre alto y fuerte, con unos ojos verdes que en cuento los mirabas no podías dejar de apreciarlos, y con un pelo de color rubio que dejaría a cualquiera con ganas de ser el u otro caso, de casarse con él. Menos mal que mi preciosa madre consiguió lo último, mi madre es todo lo contrario a mi padre, ella provenía de los indios americanos, una raza bastante extinta ya por esa época a causa de la mezcla de especies, su pelo castaño oscuro llegaba hasta por debajo de su cintura y sus ojos color miel destacaban más que cualquiera. Mis padres se casaron y tuvieron a mi preciada pero a veces insoportable hermana mayor,  Clarissa, ella era igual que mi padre, tenía la suerte de haber heredado ese pelo rubio que tan precioso me parecía a mí y los ojos verdes que debo decir dejaban a todos con la boca abierta cuando ella pasaba por su lado; ella era solo 4 años mayor a mi pero parecía que nuestra distancia de edad fuese de muchos años más. Después apareció Daniel con ese pelo castaño oscuro y los ojos miel como si mi madre se hubiese convertido en un chico por unas simples horas, era más alto que los chicos de su edad ya con solo 7 años era 10 centímetros mas alto que su mejor amigo. Y después estamos nosotros, los mellizos William y yo, Cordelia, éramos iguales completamente, el mismo pelo castaño, más claro que el de nuestra madre, la nariz respingona y los ojos verdes que se hacían ver con nuestros más que considerables grandes ojos. Así éramos, una familia feliz antes de que la guerra acabase con todo lo que conocíamos, nadie sabe como comenzó, unos dicen que estados unidos se veía sumido en una crisis tan grande que lo que quiso fue conquistar corea para que la deuda pudiese ser pagada y otros dicen que Rusia y China se unieron para así acabar con la total hegemonía de América en el mundo; para lo que quiero decir es irrelevante. las bombas cayeron sobre nosotros, una a una fueron masacrando ciudades enteras dejando muy pocos supervivientes entre nosotros, no sé si Clarissa estará viva, rezo porque así sea, vi el cuerpo de Daniel al salir del bunker y el de mama dentro de casa albarazada a nuestra foto familiar, solo tenía a Will en ese momento solo estábamos el y yo, unos niños de 8 años solos. Durante las bombas una viga se desplomo abriéndome una pequeña brecha en la cabeza, casi no salgo de ahí pero estoy viva y prometo que mi historia será recordada por todos aquellos que me persiguen.

Puede que se olvide un pequeño detalle, el mundo no es el mismo que antes todas las naciones del mundo han construido cúpulas o barreras alrededor de algunas de sus ciudades, solo aquellas que no tenían demasiados destrozos tras los bombardeos, allí solo viven dos tipos de personas, aquellas que tienen el suficiente dinero para hacerlo o los que son completamente sanos, aquellos que tras las bombas no tuvieron malformaciones o como lo llamamos aquí, Dumanis, o en griego, Poder; aquellos que experimentaron cambios en sus células haciendo que pudiesen controlar algo de su entorno. Aquellos que no tienen permitido entrar son sacados fuera de las ciudades, a su suerte, lleno de bandidos y en el que hay que luchar día a día para sobrevivir.

Yo y Will somos Dumanis, pero lo ocultamos, al ser llevados de niños al orfanato y aun no salir de la ciudad en ningún momento no nos ha sido detectado el poder que tenemos lo cual agradezco, permanecemos ocultos como todos aquellos que son iguales que nosotros.

Nueva York no es la misma, después de 10 años la mayoría de sus estructuras están destruidas y las que se han arreglado son las viviendas de los ricos, gente como nosotros viven en la calle casi sin nada que comer, solo nos queda el consuelo de que fuera sería peor, pero… ¿nos quedaremos así siempre?

DumaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora