Who Are You || JeongMi

I Am You (2/3)

No me odien

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La adrenalina recorría el cuerpo de Jeongyeon, de tal modo que una vez tuvo la dirección que le envió el japonés conducía a toda velocidad, estaba desesperada, no le importaba que pasara con ella, necesitaba que Mina estuviera bien, necesitaba verla bien.

Llegó en menos tiempo del que creyó al lugar que por fuera parecía abandonado pero sabía que de seguro solo era un engaño. Bajó del auto para empujar la reja de metal y entrar al terreno que rodeaba el edificio, sus nervios aumentaban tras cada paso que daba pero sus ganas de salvar a Mina eran mas fuertes.

— No des un paso mas linda — Escuchó a sus espaldas.

Se volteó encontrándose de frente con dos hombres armados, supuso eran los trabajadores de Akira pues le pusieron una venda en los ojos y la tomaron de los brazos para llevarla al interior de aquel enorme lugar.

No tenía idea de a donde la llevaban pero escuchó el crujir de unas puertas y luego otras antes de que descubrieran sus ojos y se encontrara frente a frente con el mismísimo Akira Myoui en persona sonriéndole con satisfacción.

— Hola Jeongyeon — Sin borrar su siniestra sonrisa de su rostro, Akira la miró como si nada.

— Akira... Te mataré miserable ¿Donde esta Mina?

Y en un impulso quiso romperle la cara como le había prometido pero fue detenida por los dos hombres que sostenían sus brazos y después de darle un golpe en el abdomen y dejarla sin aire unos segundos la lanzaron al piso donde cayó de rodillas con una mano en su zona abdominal y la otra apoyada en el piso intentando regular su respiración.

— Mas respeto pequeña Yoo. Estas en mi poder y a partir de ahora las cosas son a mi modo. Además me la debes. — El japonés se levantó cerrando los botones de su traje y acercándose a ella para tomarla con fuerza del mentón. — Es una pena que vaya a arruinarse ese hermoso rostro tuyo, pero debes aprender que con Akira Myoui nadie se mete. — La soltó de forma brusca y después de dar un asentimiento a sus hombres salió de aquella habitación.

Jeongyeon sabía lo que pasaría, la sonrisa del japonés se lo dejó claro.

Su ceja, su labio y su nariz terminaron sangrando y estaba segura que tenía al menos una costilla rota y más de un moretón a lo largo de su cuerpo por las patadas que recibió, pero cuando Akira le dijo que era hora de que viera a Mina, se olvidó de su dolor.

Debía admitir que mientras estaba recibiendo cada golpe el miedo de que a Mina la hubieran tratado de ese modo la invadió, pero al verla sana y salva atada a una silla en medio de aquel enorme lugar el alivio la hizo suspirar recordándole el dolor de su cuerpo.

Con su mano derecha sobres sus arcos costales izquierdos y con una mueca de dolor dibujada en su rostro se acercó a ella aprovechando que los hombres la habían soltado.

Se sintió horrible al ver el terror en los ojos de la japonesa cuando la vio en aquel estado, pero no podía culparla, de seguro su rostro era un desastre de sangre y lágrimas en ese momento, se arrodilló frente a Mina y descubrió su boca con sus manos temblorosas.

— ¡Jeongyeon! — Dijo Mina asustada y dolida de verla así — No, mi amor lo lamento tanto, mi papa él...

La coreana entendía su angustia pero no quería preocuparla más, así que hizo una mueca de sonrisa aunque su cuerpo doliera como nunca.

— Minari, estoy bien, te prometo que estoy bien ahora. — Juntó sus labios con los de Mina antes de que los hombres volvieran a tomarla esta vez de su cabello sacándole un quejido.