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Había hecho que deseara más. Sin duda aquel tipo sabía como volver loco a una persona.

Katsuki llegó a casa procedente del club sin saber muy bien como había ido hasta allí. No podía dejar de pensar en él y de desear haber tenido el valor suficiente para pedirle que no parara. Ahora tendría que esperar hasta la fiesta de Emiko para saber si realmente besaba tan bien como parecía.

Nada más detener el coche frente al edificio, sintió el impulso de ir a contarle a Shoto lo sucedido con su amigo, pero su coche no estaba y las luces de su apartamento estaban apagadas.

Para tener que dar clases a primera hora de la mañana, se acostaba muy tarde. Quizá tuviera un segundo empleo, lo más probable es que tuviera pareja.

Por qué esa posibilidad lo ponía tan triste, Katsuki no lo sabía.

No, no podía ponerse triste porque Shoto tuviera pareja. Era un buen hombre y merecía ser feliz. Aunque lo cierto era que no había visto nunca a nadie en el sentido amoroso en su casa.

Egoísta, no puedes tener a dos.

Sabía que jamás podría tener a Shoto por mucho que le gustara. De hecho, precisamente porque le gustaba tanto nunca podrían ser más que amigos. Lo que necesitaba era una aventura con un hombre ardiente y apasionado como Monsieur Enmascarado.

Sin compromisos, sin ataduras, sin promesas y sin arrepentimientos. Sólo diversión.

Estaba en pijama en la cocina abriendo una botella de vino cuando oyó el viejo coche de Shoto en la calle. Se le aceleró el pulso. No era la respuesta salvaje que había dado su cuerpo cuando el Enmascarado lo había rodeado con sus brazos, era más bien una sensación dulce que le alegraba el alma. Dejó la botella de vino y el sacacorchos sobre la mesa y salió a la escalera.

–Hola –lo saludó desde el descansillo.

La escalera estaba en penumbra, por lo que apenas podía verlo.

–¿Quieres subir a tomar algo? –era la primera vez que lo invitaba a una copa en su apartamento y sabía que era más de medianoche, pero necesitaba hablar con él–. ¿Todoroki? –estaba delante de la puerta de su apartamento.

Oyó que se le caían las llaves y que farfullaba algo entre dientes.

–Espera un momento, Bakugo–tenía la voz tensa. Parecía estar de mal humor, algo nada habitual en Shoto.

Debía de haber tenido una mala noche.

–¿Subes?

–Sí –dijo por fin–. Pero antes voy a darme una ducha, estoy un poco sudoroso.

¿Por qué le resultaba tan erótica la idea de Shoto empapado en sudor? Katsuki meneó la cabeza y achacó la reacción a la revolución hormonal que había experimentado su cuerpo durante el encuentro con el Enmascarado.

–Serviré unas copas de vino. ¿Te gusta el vino, Shoto?

–Sí.

–Entonces te veo dentro de un rato –se metió en casa, cerró la puerta y se apoyó en ella con una extraña sensación de nerviosismo en el estómago.

Fue entonces cuando Katsuki se dio cuenta de que en realidad no sabía si seguía excitado por culpa de Monsieur Enmascarado o si el misterioso hormigueo que sentía en la nuca se debía más bien a que Shoto fuera a subir a su casa.

¡Bakugo lo había invitado a subir!

No a Monsieur Enmascarado, sino a él. Al Shoto de siempre.

Se duchó a toda prisa y, en menos de cinco minutos, se había puesto unos pantalones anchos y unas viejas zapatillas de deporte. No le gustaba mostrar el cuerpo y odiaba que lo miraran.

En realidad, el único motivo por el que conseguía salir al escenario del club era porque llevaba la máscara que lo convertía en un personaje anónimo.

Era la única condición que había impuesto para aceptar el trabajo. Lo que no había imaginado entonces era que aquella máscara fuera a convertirlo en el bailarín más popular del club. Hizo una mueca al pensar en ello. 

En cuanto reuniera el dinero necesario para realizar aquella excavación en Belice, dejaría el trabajo y guardaría el tanga para siempre.

Comenzó a subir la escalera, pero sólo había avanzado dos escalones cuando se detuvo en seco. ¿Qué demonios creía que estaba haciendo? Ahora no tenía ninguna máscara tras la que esconderse. "Charla un rato con él. No es tan difícil. Puedes hacerlo".

Podía oírlo cantando la canción que había hecho que empezara a enamorarse de él. Je ne regrette rien. Dios. ¿A quién quería engañar? No era lo bastante valiente ni aventurero para un hombre como él.

Se dio media vuelta. "Cobarde" Muy bien. Lo haría.

Se dio media vuelta de nuevo y trató de no pensar en la debilidad que sentía en las rodillas. Sólo tuvo que llamar una vez antes de que Bakugo abriera la puerta. Shoto se sintió aliviado y decepcionado al mismo tiempo al ver que llevaba puesto un cómodo pijama. "¿Qué esperabas? ¿Un negligé transparente?" Bueno, sin duda eso era con lo que había fantaseado. Lo había imaginado así... o completamente desnudo.

–¿Te parece bien un Marbec? –preguntó mostrándole la botella.

–Sí –podría haberle dado agua del retrete y se la habría bebido igualmente.

–Vamos al salón a sentarnos –sugirió él.

"Maldita sea", pensó Shoto mientras lo veía caminar.

No podía apartar la mirada del movimiento seductor de sus caderas, de la curva que formaba su espalda al unirse al trasero y del modo en que su piel parecía brillar invitándole a pasar la lengua por sus hombros desnudos. La salvaje erección que le había provocado en el club amenazaba con reaparecer. Mejor sería que se sentara cuanto antes si no quería quedar en ridículo.

Se derrumbó sobre el sofá y trató de respirar con normalidad. Había estado en su casa otras veces, para ayudarlo a subir la compra o para regarle las plantas cuando él estaba fuera, pero nunca había estado allí como invitado. 

Bakugo se acurrucó en el sofá junto a él, enrollando las piernas del modo más sexy. Sus ojos seguían todos y cada uno de sus movimientos. ¿Tendría la menor idea de lo sexy que lo encontraba? Sonrió de la manera tan única que tenía él y Shoto sintió que se le derretía el corazón.

–Shoto–susurró al tiempo que se acercaba a él un poco más.

–Sí –ahí estaba, el momento que había estado esperando. 

Se humedeció los labios y lo miró con gesto de reprobación, como si hubiera cometido alguna travesura.

–Sé lo que has hecho.

–¿Sí?

–Me temo que te he descubierto –añadió él.




¡Muchas gracias por leer!

Doble Vida [TodoBaku], ¡Completado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora