Doble Vida [TodoBaku], ¡Completado!

.06.

Las siguientes dos noches, Katsuki tuvo el mismo sueño erótico.

Estaba de nuevo en el club, bailando sobre el escenario.

Con el hombre de máscara.

Sus intensos y misteriosos ojos, uno tan azul cielo y otro tan tormentoso volvían a inmovilizarlo. En el sueño, Katsuki no sentía la menor vergüenza al darse cuenta de que estaba tan desnudo como él y se dejaba llevar por el ritmo de la música. El público permanecía en silencio, observándolos.

Él lo agarraba por la cintura y hacía que se le cortara la respiración al ver la expresión enigmática de su rostro. La máscara de cuero le rozó el labio inferior con una suavidad que desató mil y un escalofríos por su cuerpo.

Se le endurecieron los pezones mientras él hacia sonidos salvajes y apretaba la pelvis contra la suya. Lo besaba y lamía como si jamás fuera a hartarse. Sus cuerpos encajaban a la perfección, desprendiendo un calor que se pasaba de uno a otro.

Era una sensación insoportablemente dulce y tan erótica que Katsuki se estremeció entre sus sueños.

Entonces todo cambió. El público había desaparecido dejándolos solos en el club en completo silencio y el escenario se había convertido en una cama redonda y negra hacia la que él lo atraía.

Lo tumbo boca abajo sobre el colchón y le acarició el trasero.

-Tienes un culo precioso -le susurró suavemente.

El corazón empezó a latirle descontroladamente. ¡Era increíble! ¡Qué aventura tan erótica! ¿Por qué tenía que ser sólo un sueño?. Deseaba tanto que fuera real.

El amante de su fantasía le besaba el trasero mientras se las acariciaba dulcemente, Katsuki sentía su mano dura sobre la piel ardiente.

-Eres tan hermoso que me cortas la respiración. ¿Lo sabes?.

Entonces colocó su enorme erección entre las nalgas con increíble delicadeza y él pudo sentir cómo aumentaba más y más.

-Estás tan mojado -dijo él- Eres tan dulce.

-Es por ti -murmuró Katsuki- Todo por ti.

Y supo que era cierto. Aunque se tratara de un sueño, nunca había sentido tal excitación por nadie, sólo aquel desconocido.

Entonces, sin previo aviso, se sumergió en él, adentrándose entre sus nalgas. Penetrándolo.

La deliciosa sorpresa lo hizo elevarse en el espacio, lo catapultó a las estrellas mientras él se hundía más y más en su interior, cada vez con más fuerza, llenándolo y arrastrándolos juntos a un lugar al que no llegaba la razón.

Cayeron exhaustos sobre el colchón y él lo estrechó en sus brazos, volviendo a la tierra entre jadeos.

-Quiero que me veas -le dijo él- Quiero que sepas quién te ha hecho sentir tan bien.

-¡No! -grito él- No quiero conocer, no quiero verte la cara.

Pero ya era tarde, él había empezado a retirarse la máscara.

Fue entonces cuando Katsuki despertó, empapado en sudor y temblando de pánico.