Propuesta

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El cambio de cortinas le gusta porque dejan pasar los rayos de sol que coincidentemente iluminan la pequeña figura de su novia a su lado, ella descansa profundamente, su rebelde flequillo rubio cubriendo parte de su rostro, sus bonitos labios fruncidos y murmurando palabras inentendibles cada cierto tiempo o esbozando una sonrisa tímida, todo le da una imagen peculiar y gracil.
Le encanta tener esa imagen todas las mañanas y desde el primer día que durmieron juntos ha descubierto que su fascinación es tomarle fotos y cambiar constantemente su fondo de pantalla.

Deja un beso sobre su frente y luego de cubrirla correctamente abandona la habitación, dejará que descanse veinte minutos más antes de que la alarma suene.

Él quisiera dejarla dormir todo un día, sin interrupciones, para que recupere todas las horas de sueño que ha estado perdiendo esos últimos meses a causa del trabajo y de paso acompañarla en ese profundo sueño. Pero es algo que aún no pueden permitirse.

Desde que comenzó a vivir con ellos, no han sido más que agradables días, la calidez que emana con cada acción y lo infantil que puede ser a veces, era lo que le faltaba a su hogar. No todos los días eran emocionantes, pero todos eran especiales.

Le gusta verla jugando o conversando con Beomgyu en la alfombra de la sala, disfrutando de una película, recostada a su lado sosteniendo interminables conversaciones, o haciendo un desastre en la cocina, simplemente siendo ella y no abrumada con el trabajo, luciendo cansada y suspirando cada minuto. 

Las sombras violetas bajo sus ojos y su sonrisa cansina hacen que quiera sacarla de todo ese estrés laboral. En casa al menos él se encarga de la mayoría de los deberes, no es un problema, siempre lo ha hecho y le gusta. Preparar el desayuno y los refrigerios para sus dos amores es lo que le corresponde hacer mientras ella se levanta muy temprano todas las mañanas y se encarga de ayudarle a vestirse y arreglarse a un Beomgyu de ocho años.

El desayuno está servido justo cuando la estridente alarma suena para que sean cuarenta minutos los que demoren antes de salir de casa. La puerta de su habitación abriéndose y los toques en otra junto a un llamado dulce se escuchan antes de ver aparecer a su novia completamente despeinada y bostezando, a pesar de su evidente cansancio le regala una preciosa sonrisa y un rápido beso en los labios, quisiera atraparla en un abrazo, pero sus manos ocupadas con los platos del desayuno le impide cumplir su cometido, así que solo responde con su voz quebrandose en un punto por ser las primeras palabras pronunciadas en el día, aquello provoca una risilla en Yeonjin que le da un travieso golpe en la cadera antes de volver a las habitaciones para asearse y apurar al pequeño del hogar.

Un saltarín Beomgyu aparece tomando asiento en una silla y saludando alegremente a su padre, ya no le sorprende la energía que tiene su hijo al despertar, es su pequeño happy virus que recarga sus baterías para el día completo.

—¿Hoy asistirás a mi presentación, papá?— pregunta el menor después de beber un poco de su leche tibia.

Soobin asiente sin dudas, es el último día de clases y como todos los años, presentarán un número.
Este año Beomgyu será puesto al fin en el frente, mucho más cerca del micrófono y está emocionado por ello, no quiere que sus padres se pierdan de su actuación, va asegurarse de tomar muchas fotos para agregarlas en su álbum de fotos y que su mamá Jisu sepa que es realmente feliz, que su nueva mamá lo ama y que no solo cuida de él, sino de su papá también.

Yeonjin se une a la mesa y entre pequeños comentarios, el reloj marca la hora exacta de su partida.

Soobin despide con un beso a sus dos personas favoritas y las ve desaparecer tras las metálicas puertas del ascensor, ambos tomados de la mano y con una sonrisa. Afortunadamente, Yeonjin consiguió trabajo en la institución a la que asistía Beomgyu y eso facilita muchas cosas para la pareja.

Fairy [+×+] (Soobin×Yeonjun Fem!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora