El comienzo

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Salí de la habitación intentando pensar en que le diría al llegar, me pare frente a la puerta y tome un respiro abrí la puerta y mire la habitación vacía, lo cual me causo alivio, pero a la vez duda, ¿Dónde estaba Joshua?-

Entre justo a tiempo el teléfono comenzaba a sonar, -hola-, -Claire, que bien que estas ahí, voy para allá, tengo que explicarte algo- dijo Joshua sonando algo apurado,, y colgó, me quede sentada en la cama esperando por él y preguntándome que sería eso que me quería decir.

La puerta se abrió inesperadamente y el entro y se sentó a mi lado sus manos se enredaba y sus ojos estaban inquietos, -¿Qué pasa?- , -tengo que decirte algo, mira la verdad es que me importas y es por eso que no quiero lastimarte, no quiero mentirte así que….-, su mirada inquieta se centro en mis ojos por un momento.

-¿Qué pasa Joshua?-, -anoche, en la fiesta…. Estuve con otra chica, técnicamente te, te engañe-, no lo podía creer, jamás creí que él fuera así, pero, para ser sincera no me dolía, más bien me sorprendía.

-¿Qué tu qué?-, -lo siento Claire jamás fue mi intención pero…-, -Josh no te preocupes, yo también tengo que confesar algo, la verdad es que todos estos meses he intentado olvidar a alguien pero,,, me ha sido imposible, la verdad es que anoche lo vi, y sé que es el con quien debo estar, así que espero que entiendas  porque me tengo que ir.- le dije interrumpiéndolo, creo que decirle la verdad era más fácil delo que yo pensaba.

-si Claire y yo espero que tú puedas perdonarme, mira creo que será mejor que me vaya, no hay rencores o ¿sí?-, -claro que no Josh, gracias por todo-, el me abrazo ligeramente y salió de la habitación.

Me senté a pensar, ahora solo tenía que encontrar a Robert, yo no podía dejarlo ir así de fácil, esta vez no, sabía que tenía que luchar por lo que quería pero no sabía cómo empezar.

Mi teléfono sonó, Isabela  llamaba para ver cómo iban las cosas, después de explicarle todo lo que había pasado y todo lo que sentía ella, dijo que solo había una forma de saber donde estaba, llamarlo, aunque no sabía si funcionaria, pues él había dicho que desparecería.

Decidí esperar hasta el día siguiente para hacerlo pues no sabía que decir, la verdad es que estaba muy confundida, yo lo amaba más que a mi propia vida pero no sabía si él me amaba de vuelta.

La noche fue difícil, dormí poco, los recuerdos intermitentes de sus palabras, sus ojos y todos aquellos momentos que habíamos vivido aparecían en mi mente y me hacían imposible conciliar el sueño.

La mañana llego después de una larga espera, para las 10 de la mañana mi ansiedad era tal que no pude resistir mas, tome el teléfono y lo llame, el tono sonaba pero no había respuesta, después de varios intentos fallidos supe que él no me respondería, así que acudía la última persona que imagine.

-¿hola?- contesto Kristen confundida, -hola Kris, espero que no te moleste mi llamada pero necesito saber algo con urgencia,¿ tú sabes donde esta Robert?-, -¿Robert?- probablemente en Los Ángeles, preparándose para ir a Inglaterra, creo que planea quedarse ahí un rato- mi corazón se hundió, si el regresaba a Inglaterra quizá jamás lo volvería a ver, agradecí a Kristen y colgué, pensé en un plan para llegar hasta allá rápido, lo más rápido posible.

El vuelo más próximo salía hasta las 3:30 y para esa hora el ya no estaría aquí, así que lo único que restaba era tomar el auto y llegar ahí en tiempo record, quizá era algo peligroso pero sabía que podía lograrlo, además por el todo riesgo valía  la pena.

Me subí al auto y comencé a manejar por las calles de la ciudad hasta llegar a la salida que va hacia los Ángeles, si iba lo suficientemente rápido llegaría ahí en 2 horas, tiempo suficiente para alcanzarlo en el aeropuerto y evitar que se fuera.

La autopista estaba despejada así que iba rápido, muy rápido, probablemente a un poco mas de 180 km/h, los rayos del sol me cegaban pero nada me detenía, ahora era cuando me arrepentía de no haber dormido, mis ojos se sentían cansados y mi vista no era muy buena pero tenía que lograrlo, había una curva muy pronunciada frente a mí, cerré mis ojos 2 segundos para bostezar y cuando los abrí el precipicio se abría delante de mí.

Intente con todas mis fuerzas  frenar el auto que iba directo hacia una muerte segura, no podía hacer hada, así que me aferre del volante y cerré mis ojos, mientras veía toda mi vida pasar frente a mí.

No sabía cómo ni cuándo caería en tierra firme, sentía las rocas que pasaban por mi cuerpo inmóvil y escuchaba el sonido de las láminas del auto siendo aplastadas al caer sobre las rocas, lo último que vi fue el cielo azul que se extendía sobre mí.

El amor verdadero Siempre encuentra su finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora