Sorpresas.

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Los meses pasaron rápido y cuando menos lo esperaba ya era octubre, mi cumpleaños estaba cerca, y estaba haciendo planes con Isabela y las chicas –muy bien, entonces nos vemos el viernes, si creo que lo entenderá, lo sé estoy muy emocionada, yo también te quiero, nos vemos mañana, adiós-

-¿Quién era?- pregunto Rob que acababa de entrar al departamento, lo recibí con un abrazo y un beso, -Isabela,  hicimos planes para mi cumpleaños, saldremos mañana por la noche-, su mirada cambio, se hizo dura y un tanto autoritaria –me temo que tendrás que cancelar tus planes-, -pero ¿Por qué?, ¿pasa algo?- le pregunte confundida.

-No, pero quiero que salgas conmigo y no con ella.-, -pero Rob ella me dijo primero además, las demás chicas se decepcionaran, y…-, -no me importan las demás chicas, toma el teléfono por favor, llámala y dile que saldrás conmigo mañana por la noche y punto ¿ok?-, e l no era así, que le pasaba, pero bueno creo que lo mejor era hacerle caso, quizá así descubriría que se trae entre manos.

Tome el teléfono y llame a Isabela, --hola, oye hay un pequeño problema con mañana-, -¿Qué pasa?-, -uhm Rob insiste en que salga con él y no creo que pueda convencerlo de lo contrario-  el silencio se hizo del otro lado de la línea.

-¿Cómo?, pero él no puede hacer eso, Claire no, porque se lo permites- dijo ella, yo sabía que esto pasaría pero, los quería a los 2 por igual, así que esperaba que esta vez Isabela entendiera, -Lo siento Isabela, pero por favor mira, te prometo que saldré contigo, solo dame permiso ¿sí?-,-está bien Claire, pero dile que es un tonto!, bueno me voy nos vemos después y suerte eh…,-claro nos vemos-.

-¿Contento?- le pregunte siendo u poco fría en mi expresión él solo sonrió y asintió, me tomo entre sus brazos y me beso, lleno de pasión y amor, era extraño pero estando con él  me sentía  segura, me sentía como, cuando eres pequeño y mama te arropa contra su pecho, sentía que nada malo sucedería. Lo cual hacia casi imposible que pudiera estar enojada con el por más de 5 minutos.

La mañana llego  rápido y la verdad es que yo estaba muy  nerviosa, Rob no me dijo nada de lo que tenía preparado y la verdad es que yo soy muy mala con las sorpresas, el día paso lento, y lo peor fue que Isabela no apareció, entre felicitaciones y televisión se paso una buena parte de la tarde, para las 4pm me di un baño y comencé a arreglarme, tomándome mi tiempo  y la verdad es que me sentía como una chiquilla que tiene su primera cita.

El tenía un efecto en mí que nadie mas había logrado, cada día que lo miraba a los ojos era como la primera vez, mi corazón se aceleraba y mis rodillas temblaban, me sentía tonta.

Me puse un vestido tinto, strapless que tenía una cintilla negra anudada a la cintura, me maquille lo mejor posible y arregle mi cabello,  me mire al espejo más de 20 veces antes de calmarme, cuando finalmente estuve lista me senté en la sala contemplando las fotografías a mi alrededor, había sucedido tanto en tan poco tiempo, sentía como si hubiera vivido años, cuando solo habían sido unos cuantos meses.

Rob toco la puerta tome una gran bocanada de aire, me puse de pie  abrí la puerta, sus ojos verdes me miraron, recorriendo cada centímetro de mi, solo para posarse en mis ojos, y me perdí en el.

-Te ves… maravillosa, no tengo palabras para expresar que tan bella te ves hoy-, -gracias- logre tartamudear, en su mano derecha un ramo de flores coloridas, me las dio, las deje en un jarrón y lo mire, tenia puesto un traje negro con una camisa azul claro que hacía que sus ojos resaltaran, su cabello desordenado era acariciado por su mano que incesantemente pasaba por él.

-¿Nos vamos?-, pregunto ofreciéndome su brazo, solo asentí, no podía decir ni una palabra, solo sabía que amaba estar con él y que probablemente hoy sería una noche maravillosa, -y ¿A dónde exactamente vamos?- le pregunte rompiendo el silencio, -al mejor restaurante que hay en esta ciudad-, -¿Cuál?-, -eso no te lo diré, es parte de la sorpresa- lo mire con ojos de incredulidad y el solo me sonrió, mientras nos detuvimos en una luz roja el me dio un pequeño pañuelo y me dijo que me cubriera los ojos, yo no entendía nada, pero decidí seguirle el juego.

Manejo por unos minutos mas y después sentí como se detuvo el auto, escuche como se bajo y después abrió mi puerta, tomo mi mano y me guio lentamente hacia el frente, -¿estás lista?- me pregunto mientras nos deteníamos, -si-, le dije, escuche que se abrió una puerta y él me dejo en la entrada espere mientras escuchaba miles de ruidos que no podía reconocer, regreso a mi lado y me hizo pasar.

-Bueno aquí vamos- me quito el pañuelo de los ojos y vi una mesa preparada elegantemente para 2, una romántica cena a la luz de las velas, un gran ramo de rosas rojas en la mesa y él se paro junto a mí, lentamente fui reconociendo el lugar, era su casa, no podía dejar de sonreír, el había hecho todo esto por mí,-¿tú hiciste todo esto?- le pregunte incrédula, -sí, todo, hasta la cena, yo cocine, así que no seas mala es la primera vez que lo hago- me dijo mientras iba a la cocina, regreso con 2 platos que puso en la mesa solo para después ayudarme a sentarme.

La cena fue hermosa, platicamos de todo, y cada vez me daba cuenta del porque me enamore de él, no había ningún otro lugar en el mundo en el que yo deseara estar más que ahí. –la cena estuvo deliciosa, como cocinada por mamá-  le dije, el sonrió y se sonrojo un poco, -mi mamá me ayudo, la llame y ella me dijo paso a paso que hacer, me alegra que te gusto, al menos no soy mal cocinero.- dijo con una sonrisa de satisfacción

-Ahora la mejor parte… el postre, pero  tienes que cubrirte los ojos una vez más, ah y sin protestar eh- dijo, se levanto y me puso el pañuelo una vez más, escuche sus pasos alejarse y mi corazón se acelero no sabía que sucedería pero estaba muy nerviosa.

El amor verdadero Siempre encuentra su finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora