Capítulo 2: Monstruos de ocho patas

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Ambas chicas observaban como el helicóptero se alejaba y desaparecía a través del oscuro cielo. Por alguna extraña razón parecía que las estrellas se habían escondido en la oscuridad del espacio.

—Debemos empezar el reconocimiento —dijo por fin Courtney rompiendo el silencio— ¿Qué tienes en mente? —preguntó a su compañera. En todos los entrenamientos y simulacros siempre habían sido compañeras y durante el último tiempo se habían vuelto tan cercanas que casi podían decir que eran hermanas de diferentes madres. Courtney confiaba su vida en las decisiones que Tiana tomaba, después de todo, esta era el cerebro del dúo.

—Creo que lo mejor sería que nos dividiéramos —respondió Tiana aunque en su cabeza le sonaba como una pésima idea—. Este edificio tiene 30 pisos, creo que es muy riesgoso registrar cada uno de ellos —añadió—. Si encontramos algo hostil lo destruimos, pero nuestra prioridad es llegar al lugar que cayó el meteorito y echarle una mirada a alguna victima para obtener muestras —Ese "algo" aun le daba vueltas en la cabeza ¿Que era algo? ¿Qué diablos podría atacarlas en esa desolada ciudad? Le gustaría no tener que averiguarlo.

—¿Y qué pasa con los posibles sobrevivientes? —preguntó a Courtney mientras sujetaba el pomo de la puerta— Quizás deberíamos registrar algunos pisos de este edificio.

—Si encontramos sobrevivientes en el camino los ayudaremos, pero recuerda que esa no es nuestra misión —le recordó a su amiga.

—Tienes razón —dijo Courtney como un susurro mientras abría la puerta.

La puerta daba a una escalera de emergencia que bajaba. En cada piso había una puerta que de entrada al respectivo piso. Ambas decidieron que no se arriesgarían a mirar que había tras las puertas, pues solo tenían una hora para completar la misión. Además, era poco probable que los ascensores estuvieran funcionando. Mientras seguían bajando, siempre apuntando con sus armas y con una linterna enfocada en los escalones, podían escuchar tras las puertas ruidos, cosas que se arrastraban, chillidos, cosas que se rompían. Nada tan estruendoso, pero no podían evitar pensar que quizás fueran supervivientes heridos. En unos cuantos minutos habían bajado los treinta pisos y se encontraban en el lobby del edificio. Este estaba completamente vacío, se veían manchas de sangre en la pared y en el suelo había sillas, revistas y pedazos de vidrio.

—Lo mejor será que salgamos de este lugar —dijo Courtney mirando a su alrededor—. Se supone que el asteroide cayó hacia el norte. Deben ser menos de 15 minutos a pie, vamos rápi... —De pronto la chica se quedó completamente inmóvil mientras miraba algo que estaba a espaldas de Tiana— ...no muevas ni un musculo —agregó. Tiana pudo sentir algo a su espalda, la piel se le puso de gallina y casi pudo sentir algo frio acercándosele ¡Bum! Resonó el disparo de Courtney haciendo que la criatura diera un espantoso chillido, a la vez que de golpe caía al piso derribando un masetero con la caída. Tiana no tuvo tiempo de darse vuelta y ver que había estado a punto de atacarla, ya que una segunda criatura estaba trepando por una pared, luego una tercera salió de debajo del mostrador a paso rápido. La chica les disparo a ambas certeramente, pero notó que seguían apareciendo. Eran como arañas gigantes, completamente negras, con miles de ojos rojos. Estas al caminar dejaban un rastro de baba y movían unas especies de colmillos que parecían cuchillos afilados. Atrás de ella, Courtney también disparaba a los arácnidos que seguían apareciendo de cada esquina de la habitación.

—Debemos salir de aquí —le dijo Tiana—, son demasiadas —La chica abrió la puerta principal saliendo al exterior, mientras tras ella Courtney la seguía caminando de espaldas aun disparando.

Ambas cerraron la puerta tras de sí y corrieron por la calle, la cual se encontraba completamente desierta. Podían ver algunas de estas arañas trepando por los edificios, los árboles, alimentándose de cadáveres que yacían en el suelo. Había demasiadas ¿era posible que alguien hubiera sobrevivido? Las criaturas no les prestaban mucha atención, ya que las que no estaban comiendo, estaban acercándose hacia un auto que ardía en llamas en medio de la calle. Las chicas doblaron y se metieron a un callejón, corrieron un buen tramo y se dieron cuenta que no tenía salida.

—¡Mierda! —exclamó Courtney. Estaba muy nerviosa— ¡¿Qué son esos malditos insectos?! —preguntó exaltada.

—Son arácnidos —respondió Tiana pareciendo calmada—. Los insectos tienen seis patas, los arácnidos tienen ocho —Siempre que Tiana se asustaba empezaba a dar información irrelevante e innecesaria. Esa era una de las cualidades que más detestaban sus compañeros en la academia. Luego cambiando de tema añadió—. Si llegamos al lugar donde cayó el asteroide podremos tener una idea de lo que está sucediendo, podemos tomar unas cuantas muestras...podríamos tomar una muestra de una de esas arañas muertas, ¿me estás escuchando? —preguntó Tiana al ver que su amiga miraba hacia la salida del callejón fijamente.

—Hay alguien allí —respondió Courtney sin escucharla, pero sin apartar la vista de la entrada del callejón—, viene caminando hacia nosotros.

—Vienen más personas tras él — agregó Tiana tratando de enfocar su vista en la oscuridad.

De pronto, el grupo de personas que caminaba comenzó a correr rápidamente hacia ellas con los brazos hacia adelante como si trataran de agarrarlas. Cuando ya estaban demasiado cerca pudieron darse cuenta del estado en que se encontraban. Sus ojos estaban completamente rojos, inyectados en sangre, su boca parecía haberse rasgado en una especie de sonrisa malévola y desde esta salían unas especies de tentáculos que se movían tratando de alcanzarlas. Ambas comenzaron a retroceder mientras disparaban a las criaturas que una vez habían sido personas, pero por cada una que caía, dos entraban al callejón corriendo hacia ellas.

—¡Será mejor que pienses en algo rápido cerebrito o seremos comida de estos pulpos! —le gritó Courtney mientras cortaba con una navaja uno de los tentáculos de unas de las criaturas caída que se había enganchado en su bota.

—En eso estoy —dijo Tiana mientras aún seguía disparando, de pronto observó una ventana que estaba en uno de los edificios a su derecha. El vidrio estaba roto, pero era demasiado alta para alcanzarla— ¡Dame una mano! —gritó a su compañera quien rápidamente se agacho mientras disparaba. Tiana ágilmente pisando sobre la rodilla de Courtney dio un salto y logró colgarse de la ventana y entrar. De un rápido vistazo pudo comprobar que la habitación estaba completamente vacía, mientras afuera su amiga seguía disparando. Se dio la media vuelta y alargó el brazo para que Courtney pudiera entrar. Esta se alejó un poco, se impulsó y de un salto lo cogió. Tiana ayudó a su compañera a subir con mucho esfuerzo mientras decenas de manos pegajosas trataban de impedírselo tocándole las botas.

Courtney entró a la habitación de golpe botando a Tiana de espaldas, ambas estaban exhaustas y asustadas. Se quedaron un par de minutos en el suelo para recobrar el aliento. Afuera aún se escuchaban las criaturas cerca de la ventana golpeando la pared con sus torpes manos, pero la ventana estaba demasiado alta, no podrían entrar, pero, de todas formas, no querían averiguar si es que podían. Se preparaban para continuar la expedición cuando un fuerte ruido desde el pasillo captó completamente su atención.

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