Capítulo 3: Mutación

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Las chicas se asomaron al pasillo, pero no había nada. Siguieron caminando hasta que vieron algo que a lo lejos parecía ser una escalera por lo que alumbraron con una linterna para ver mejor. Todo estaba demasiado oscuro y temían que algunas de esas criaturas estuvieron por allí arrastrándose en la oscuridad, pero era poco probable, ya que había demasiado silencio, solo se podían escuchar esas especies de zombies que aun rascaban el muro de cemento cerca de la ventana por la que habían entrado. Finalmente lograron llegar a la escalera y miraron hacia arriba. Todo parecía estar despejado. ¡PUM! De nuevo el mismo ruido de antes, era como que algo estaba arañando una puerta. "Es como cuando Bobby necesita ir al baño", pensó Courtney pensando en su perro siberiano. De pronto lo extrañó muchísimo.

—El ruido viene desde esa habitación —dijo Tiana alejando el pensamiento de Bobby de la cabeza de su amiga—, quizás deberíamos ir a chequear, puede que haya algún sobreviviente.

—Puede ser —le respondió Courtney levantando su arma y apuntando hacia la habitación— o quizás sea otra cosa.

Ambas caminaron hasta la procedencia del ruido. La puerta estaba entre abierta y grande fue su sorpresa fue cuando al abrirla vieron a un perro bulldog que apenas se podía mantener en pie, el cual trataba de abrir la puerta con una de sus patas.

—Pobrecito, está herido —dijo Tiana bajando su pistola al ver a la pobre criatura.

Courtney en ese momento ya se encontraba de rodillas junto al animal. Todos los que la conocían sabían que era una amante de los perros y con solo mirarle los ojos tristes a la pobre criatura se le rompió el corazón. La chica sacó una venda del compartimiento que tenía en su banano y trato de curar el costado del perro que comenzaba a aullar de dolor.

—¡Mierda! —gritó de pronto alejando las manos que ya estaban cubiertas de sangre. Luego se puso de pie y retrocedió rápidamente. Tiana no logró ver lo que sucedía, pero al alumbrar con su linterna pudo observar como cientos de pequeñas arañas salían de la herida del perro, las que se acercaban rápidamente hacia ellas como una ola negra con millones de patas.

Ambas retrocedieron disparando hacia los pequeños arácnidos que se acercaban hacia ellas a toda velocidad, pero a los pocos segundos comenzaron a dispersarse hasta desaparecer en la oscuridad de la habitación. "Grrr", gruñó el perro mientras se desangraba.

—Acabaré con su miseria —dijo Courtney apuntando a la criatura. Le dolía tener que hacerlo, pero sabía que era un acto de piedad. De pronto, el perro comenzó a temblar mientras espuma blanca comenzaba a salir por su boca. Ambas se alejaron hasta la puerta de la habitación mientras observaban como la piel del animal comenzaba a rasgarse completamente, y desde ella salían lo que parecían ser patas como de insecto, más bien de araña.

En menos de un minuto lo que antes había sido un perro comenzaba a perseguirlas por el pasillo. El cuerpo del animal se sostenía completamente en el aire gracias a las patas que eran demasiado largas y que se movían a gran velocidad. Las chicas salieron al pasillo y corrieron hacia las escaleras hasta el segundo piso. Llegaron a un lugar más espacioso e inmediatamente ubicaron la escalera que los llevaría hasta el siguiente piso, pero no lo suficientemente rápido ya que la criatura ya estaba junto a ellas. Ambas comenzaron a disparar contra el animal que les gruñía botando una especie de baba viscosa por su boca, pero sin parecer herido. Courtney cargaba su cargador mientras Tiana la cubría disparando un proyectil tras otro a la criatura. Cuando esta comenzó a avanzar nuevamente hacia ellas, estas siguieron corriendo hasta la escalera, la cual llegaba a una puerta.

—¡La maldita puerta está cerrada! —gritó Courtney mientras le daba patadas sin obtener resultado.

—Déjame ayudarte —le dijo Tiana uniéndose a ella. Atrás la criatura se acercaba peligrosamente; sus patas puntiagudas arañaban el estrecho pasillo y los peldaños de las escaleras.

Dieron una patada juntas, otra más, y a la tercera la puerta cedió con un crujido. Salieron al exterior sintiéndose aliviadas, sintiendo la brisa contra sus rostros como si hubieran pasado una eternidad encerradas en ese deshabitado edificio, pero su calma no duraría demasiado. Al girarse observaron como el perro araña salía dificultosamente por la puerta hacia la azotea.

—Las balas de las pistolas no parecen hacerle daño —le dijo Tiana a Courtney.

—Entonces usaremos este bebé —respondió Courtney sacando la escopeta que colgaba en su espalda justo en el momento en que el animal se abalanzaba sobre ellas. Courtney se lanzó hacia un lado cayendo de costado. La escopeta le golpeó la costilla muy fuerte, pero debía ponerse de pie rápidamente.

El animal ahora trataba de alcanzar a Tiana quien lo esquivaba dando volteretas y disparando, aunque sin mucho resultado. El animal ya la había arrinconado hasta el borde de la azotea. ¡Pum! Disparó Courtney contra el lomo del perro mientras un rio de sangre negruzca caía sobre el cemento. El animal se volteó rápidamente para ver a su atacante, y al hacer esto golpeó con una de sus patas a Tiana casi haciendo que perdiera el equilibrio.

—Aquí estoy bastardo —le dijo con una sonrisa.

Iba a disparar nuevamente pero no había más balas en el arma. El animal se acercaba peligrosamente hasta su posición. Trataba de cargar el arma, pero no lograba poner las balas ¿Cómo era posible que no hubiera cargado el arma? La había revisado muchas veces ¡Error de novata! De pronto el animal gruñó de dolor. Estaba tan cerca que sintió el fétido aliento haciéndola arruar la nariz, a la vez que unas gotas de salivas saltaban en su cara haciéndola sentirse asqueada. El animal casi cayó al piso, pero fue rematado por Tiana, quien había clavado su cuchilla en el lomo de la criatura. Esto le dio el tiempo suficiente a Courtney para cargar el arma.

El animal chillaba en el piso lastimeramente, mientras una piscina de sangre se esparcía a su alrededor.

—Acabaré con tu sufrimiento —dijo Courtney antes de disparar a la criatura, la cual se había quedado en completo silencio, con una mirada suplicante que rogaba que acabaran con miseria. Un certero balazo en la cabeza y todo su dolor había terminado. Había muerto.

Ambas chicas se quedaron en completo silencio observando lo que antes había sido un perro con mirada triste. De pronto un fuerte ruido las sacó de su ensimismamiento. Se acercaron rápidamente hasta el borde de la azotea para ver la procedencia del ruido y no pudieron creer lo que veían. Una inmensa llamarada a las afueras de la ciudad que iluminaba la oscuridad de la noche. El helicóptero había sido derribado y ardía en llamas en medio del desierto.

—No puede ser —se lamentó Tiana—, es el helicóptero —agregó mientras observaba las ruinas de la maquina arder, mientras una gran desesperación crecía en su pecho.

Spiders from 'outta spaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora