#25

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Pasaron dos semanas desde la salida de Changbin y todos sabían que pronto retomarían sus actividades como grupo. Estaban nerviosos por supuesto, y necesitaban mucho apoyo mutuo para curar ese vacío que tanto los dañaba.

Chan había entrado en un estado donde ya no podía sentir siquiera algo de ira o tristeza, sufriendo por intentar revivir algún sentimiento, el que sea, para poder ayudar a resolver los conflictos de los que tanto amaba.

Por otra parte, nadie sabía de las emociones de Felix, incluso su mejor amigo (aún estando en el peor de los casos) intentó hablar con él, pero Felix siempre se negaba, cerrando la puerta con llave y encerrándose en su burbuja de culpa y dolor; sus amigos, al ver esta imagen tan deprimente, solo les quedaba forma parte de ella.

En la noche se escuchaban pequeños susurros y gemidos de angustia, nadie sabía a quién o quienes pertenecían, y los que callaban su dolor intentando ser fuertes se desahogaban escuchando el llanto de los otros. Siendo Felix el protagonista de esta historia de terror, nadie lo culpaba, sus compañeros se retiraban del cuarto creyendo que dejarlo a solas era lo mejor, y Felix agradecía ese detalle, necesitaba pensar más claramente.

En primer lugar, aceptar que Changbin ya no estaría en el grupo, y en segundo lugar, hacerse la idea de que a pesar que aún podían verse fuera del trabajo, esa ilusión solo existiría en sus pensamientos. La pintoresca imagen de él y su platónico amor solo quedaría grabada en sus recuerdos. Era más simple decirlo que ponerlo en práctica. Solo quería correr hacia él y rogarle por su regreso, pero ahora se había vuelto un navegante y nadie sabía de su paradero. Además de que no le quedaban ganas ni de echar un vistazo a su teléfono porque sabía el tremendo escándalo que estaría ocurriendo en estos momentos en las redes sociales.

Las semanas que transcurrieron solo le sirvieron para llegar a una conclusión... Changbin tuvo razón todo este tiempo. Lo que sucedía entre ellos dos no debía ser y si el destino hizo todo por separarlos Felix tenía que acostumbrarse a ser manipulado por este, como un títere, sin aferrarse a un amor imposible como lo venía haciendo desde hace mucho.

Lo aceptó un poco, llorando, pero lo logró después de muchos intentos.

Entonces un día de muchos, decidido al fin a dar un paso y arreglarse, se levantó de la cama, lavó su rostro y cambió las fachas que tenía puestas hace días. Salió del cuarto, como muchas veces antes lo había hecho, pero ahora levantó la mirada y quedó congelado al poder observar el desastre que la casa era, además del silencio aterrador que invadía cada rincón de ella. Supuso que todos estaban en sus cuartos aún, suspiró agotado y continuó caminando.

Pasó por la cocina llena de platos amontonados y un mal olor le chocó, era la basura del día anterior, y se preguntó si acaso había estado ignorando eso desde hace días.

Siguió deambulando, llegando a la sala con cojines desarreglados y un piso sucio, únicamente pudo asomar una sonrisa de melancolía dibujando a sus amigos riendo y jugando, disfrutando del pasado en sus memorias y odiando al presente silenciosamente.

Un deseo de cruzar y asomarse por las habitaciones no faltó, mas se resistió de hacerlo. Se sentía como un fantasma sin rumbo explorando un lugar nuevo, no quería asustar a los demás con su aspecto que, si de por sí ya había mejorado, no era el mejor de todos modos.

Cuando notó que su mente comenzaba a crear nuevos escenarios deprimentes quiso huir del sitio, entonces tomó una mascarilla negra, un abrigo para el frío, y salió.

Admiró el parque, y dudó si el salir de casa era, en realidad, una forma fiable de escapar de sus recuerdos. No lo era.

Tomó asiento luego de no caminar mucho, miró al cielo y sonrió. Este era el lugar donde alguna vez Changbin y él habían tenido una discusión, nunca creyó que ese pleito traería tantos sentimientos encontrados en el futuro...

Esperaba a que sucediera algo, tuvo la esperanza de que al bajar la mirada lo vería ahí, frente a él. Ya sea molesto o feliz, Changbin estaría ahí. Pero no, sus ojos se apagaron al ver solamente una pared de cemento y dos personas caminando felices de la mano.

Deseó con toda su alma volver al pasado, justo a ese momento en el que los dos estaban en el parque discutiendo, volver y robarle un abrazo... un beso o lo que sea. Haría lo que fuera para poder sentir su presencia de nuevo, y tal como aquella pareja frente a él, sonreír por el simple hecho de poder estar a su lado.

Volvió su mirada hacia el cielo nublado, decepcionado de haberla bajado en primer lugar, su sonrisa tembló en señal de que sus emociones estaban a punto de jugarle en contra y arruinar su supuesto "nuevo comienzo", los ojos le picaban y en el pecho le invadió una gran falta de aire. Para cuando pudo respirar nuevamente, soltó un suspiro antes de que la primera lágrima saliera y se escondiera bajo la mascarilla, intentó sonreír con amargura, pero esta vez ni una comisura pudo sostener.

Se rompió en pedazos cuando se obligó a sí mismo bajar la mirada, y al hacerlo, la pareja que yacía frente a él estaba sonriendo en medio de un beso, un perfecto y completo beso.

Ocultó avergonzado su rostro entre sus manos, ahora fijo en el suelo, esperando a que se fueran y rezando para que nadie notara aquel papelón que estaba haciendo.

Ahí fue cuando más lo extrañó, extrañó como lo consolaba en momentos como este, deseaba que sus brazos lo envolvieran recordándole que siempre estaría ahí para él, y a pesar de todo... ese día pudo notar la falta que les hacía a todos, Changbin. A él.

—...Tanta falta.

.Stx


Lo prometido es deuda.

🌻 Tengan un lindo día o noche, cuídense mucho

-Impossible- [ᴄʜᴀɴɢʟɪx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora