🔥Mi Sexy Profesor🔥

•23•

😠El Infiel😠

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Estaba sentada al lado de Valentina. Hoy tendríamos Lengua y estábamos esperando a Ruggero.

Mientras que Valentina me hablaba de Mike y de la cita que tuvieron. Yo estaba en mis pensamientos.

No podía parar de pensar en Ruggero y en la propuesta que me hizo. Yo me quiero casar con el, pero aún somos muy bebés. Aún que yo ya tengo la edado justa para casarme con el.

Siento como Valentina me estaba zamarreando, haciendo que salga de mis pensamientos. Con su mirada, señaló la puerta del salón.

Gire mi cabeza y lo vi entrar. Usaba una camisa blanca, con un sacó color marrón claro. Sus pantalones eran de un color gris negro y usaba zapatos de vestir.

— Buen día chicos - Cierra la puerta detrás de el y mira a todos en el salón -

— Buenos días profesor - Lo decimos al mismo tiempo -

Su mirada se clava en mi, penetrandome con esa mirada muy particular. Sus ojos brillan, se ve que está de muy buen humor.

Siempre, cuando le brillan los ojos, eso significa que está feliz. Es tan lindo y abierto con todos. Bueno, con algunos.

— Bueno clase, hoy les entregaré los permisos para que lo firmen sus padres. Si no tienen firmado el permiso para mañana, no podrán ir - Todos asiente con la cabeza afirmando -

— Okey. Señorita Sevilla - Sacudo mi cabeza saliendo de mis pensamientos y lo miró - me haría el favor de entregar los permisos.

Me lo dise con una sonrisa coqueta. Amo cuando me mira de esa manera tan tierna. Lo amó.

Me levanto de mi asiento y entregó los permisos. Desde lejos pude sentir la mirada pesada de Ruggero en mi. Me da mucha gracia. Parece un acosador sexual.

Cuando por fin entrego todos los permisos, vuelvo a mi lugar correspondiente.

Después de que terminamos la clase de Literatura, nos fuimos al patio de atrás de la escuela para tener nuestra clase de Educación Física.

Mientras que yo me ponía el uniforme, Valentina estaba coqueteando con el profesor Mike disimuladamente.

Que par de tortolitos que son. Me da un poco de asco, ya que son muy acaramelados. Son tal para cual. Pero si Mike conociera a la verdadera Valentina. Uh, que se agarre mi hijito por que la pasara mal.

Luego de educación física, nos toca con la profe de literatura. Me puse mi uniforme y me dirigí a los baños para arreglarme el cabello.

Cuando me iba acercando escuche unos ruidos raros. Segui caminando y no eran ruidos, eran gemidos. Segui caminando y los escucho más fuerte.

¡¡Esto no puede estar pasando!!

De repente un río de lágrimas recorrieron mis mejillas. Estaba en en shock. No podía creerlo.

Eran Rugge y Cande teniendo sexo oral. Mientras que Cande tenía su mano dentro del pantalón de Rugge, el tenía su mano en uno de sus pechos.

No podía creer lo que veía. No pensé que me haría esto. Justo cuando acepté ser su novia, cuando le presenté mi familia. Pero lo peor, fue aceptar su compromiso de matrimonio.

Sin darme cuenta, siento una mano en mi boca hablándome así el o ella. Cuando saco su mano veo que era Valentina.

Me quedé callada con la boca entre abierta. Trate de hablar, pero ella me gano primero. Estaba entre sus brazos. Acariciaba mi espalda con dulzura y delicadeza.

— Ya los vi amiga - En ese momento que me lo dijo, solté todas mis lágrimas, mojando su camisa - tranquila amiga, estoy aquí.

Con mis manos me aferre con fuerza a su camisa, soltando mis lágrimas. Cada lágrima que soltaba me quemaba las mejillas.

Mis ojos estaban inyectados de sangre. Mi cuerpo temblaba y no podía mantenerse firme por si mismo. Dentro de mi podía sentir como se rompía mi corazón por completo.

— Si quieres, puedo matarlo - Solte una mini risita. La amó demasiado -

— No, yo me encargo de el - Me separó un poco de sus brazos y me miró -

— Cualquier cosa me llamas, ¿Okey? - Asenti con la cabeza - te quiero amiga - Me da un beso en la mejilla y le dedico una sonrisa - ven, vamos a clases.

— La verdad, no me siento muy bien. Le diré al director, que me siento mal y que me quiero ir - Me miró de pies a cabeza con una mirada de preocupación -

— Esta bien amiga. Luego te paso las tareas de hoy - Con ambas manos acaricia mis hombros -

— No hace falta amiga. Gracias

🏠Casa De Rugge🏠

Ahora mismo estoy en la casa de Ruggero. Decidiendo me si tocar la puerta o no. Aún no tengo la cara para mirarlo.

Yo pensé que me amaba. Ahora veo que no era cierto. Seguramente se aburrió de mi. Ya que solamente soy una niñita para el.

Todo lo que me dijo, todo lo que pasamos y todo lo que hicimos para el no fue nada. Seguramente quería una aventura. Ahora mismo estoy segura de que se está burlando de mí con Cande.

Que tonta que fui a creerle. Soy una idiota.

Con mi mano formando un puño, toque la puerta con fuerza. Ahora es hora de enfrentarme a lo que pueda pasar.

De repente se abre la puerta, dejando lo ver a el. Estaba usando una sudadera color negra. Usaba sus lentes negros y unos Jeans color celeste.

— Hola preciosa - Trato de besarme, pero fui ms rápido que el y le di una cachetada - ¿Amor, qué te pasa?

— ¿Qué me pasa?, ¿Qué me pasa?. ¿Quieres saber que me pasa? - Con su mano sosteniendo su mejilla asiente con la cabeza -

— Será mejor que hablemos adentró - Cuando volteó mi vista hacia atrás, estaba toda la gente mirándonos. Se hizo a un lado y entramos a la casa - ahora si. Dime, ¿Qué sucede?

— Sucede que te vi comiéndose con Candelaria - Le grité. El bajo la cabeza y se rascón la nuca - no puedo creer que me allas echo esto.

— Después de todo lo que hice por ti. Te presenté a mi familia, a mi hermano. Desobedeci a mi mamá, le metí a mi familia y ¿Para qué?, para que te acaricies con otra mujer.

Sentia como mis lágrimas caían una por una. Mojando todas mis mejillas. Mis ojos estaban completamente rojos y mi cuerpo estaba como antes. Temblando, sin poder pararme firmemente.

El me miraba con la boca entre abierta. Sus ojos estaban cristalizados y sus manos temblaban.

— Eres un maldito. Y yo que quería casarme contigo - Lo empujó - eres un maldito desgraciado. No me vuelvas a hablar en tu vida.

Trate de irme, pero el me detuvo. Me agarró por la muñeca y me atrajo a su cuerpo. Con sus brazos me rodeaba por completo, sin dejarme zafar de ellos.