III. Byakugan

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Hinata se teletransportó a su habitación de hotel. Su corazón latía rápido. ¿Qué hacía Kakashi en Yugakure? Se suponía que él estaba en Konoha, a kilómetros y kilómetros lejos de ella. ¿Cómo es que ahora aparecía frente a ella? ¿Cómo es que llegó ahí?

Muchas preguntas invadían la mente de Hinata.

"¿Por qué hui así?", se reclamó mentalmente ante su falta de cortesía, no supo por qué lo rechazó, simplemente el hecho de tenerlo tan cerca le había hecho sentir muy incómoda y nerviosa. No quería que se enojara o le gritara, no quería recordar la manera en que él fue tan grosero hace semanas. No quería ser una molestia para él.

"¿Qué está haciendo aquí Kakashi-sensei?", se preguntó, tirándose en la cama. El hecho era que obviamente estaban instalados en el mismo hotel, así que tarde o temprano tendría qué enfrentarlo, aunque; en la medida de lo posible, lo evitaría.

Había bajado porque quería ir al restaurant. La comida era buenísima y tenía mucha hambre. Se levantó y abrió la puerta, mirando sigilosamente el pasillo, no había nadie. Entonces tuvo una idea. Se transformó en alguien diferente y salió un poco más tranquila. Ahora era una joven rubia de ojos verdes que llevaba un largo vestido negro y unas botas. Bajó las escaleras nuevamente y llegó al restaurant. Por suerte Kakashi no estaba ahí.

Así que se dedicó a comer tranquilamente.

-o-

Kakashi tenía los ojos cerrados, disfrutando de las termas junto a Gai. Mirai estaba en el de las chicas.

—¿Y bien, Kakashi? ¿Me dirás ahora sí por qué estamos aquí? —inquirió Gai.

—Estamos de vacaciones. —respondió sin abrir los ojos, con la espalda recargada contra una piedra y dejando caer su cabeza hacia atrás.

—Nunca en tu vida has querido vacaciones. No eres tú. Dime, ¿es por una chica?

Kakashi abrió los ojos, pero sin cambiar su posición relajada.

—¿Vinimos a buscar algún amor del pasado? —Siguió el cejotas, entonces Kakashi se relajó, pues Gai realmente estaba muy lejos de saber el motivo de las vacaciones.

—¿Por qué invitaste a Mirai? —le preguntó Kakashi para desviar el tema.

—Ah, bueno, es que ella vino a visitarme y le comenté que iría contigo de vacaciones, y me pidió invitarla. La verdad es una chica muy enérgica así que le dije que podía venir con nosotros. ¿No te agrada?

—¿Agradarme? —Kakashi se encogió de hombros, en señal de que le daba igual.

Estuvieron un rato más hasta que salieron, pues tenían hambre. Se vistieron con sus ropas de civil, unos yukatas formales y se dirigieron al restaurante del hotel, ya que gozaban de desayuno y comida gratis. Mirai los alcanzó enseguida y entraron los tres juntos. Se sentaron en la única mesa que quedaba libre, detrás de donde se sentaba una rubia solitaria. A Kakashi le llamó un poco la atención, no supo por qué, pero siguió su camino, con su plato lleno de comida.

—En la noche hay muchas luciérnagas. Podríamos verlas hoy, es un espectáculo muy bonito. —Sugirió Mirai amablemente.

—Sí, tenemos qué hacer muchas cosas. Yo había pensado en hacer una fogata aquí cerca y contar historias de terror. —dijo Gai dando una sonora risa enérgica.

—¿Qué otras atracciones tendrá la aldea? —La castaña se puso a meditar un momento en lo que degustaba de su arroz.

—Habla, Kakashi, estás muy callado. —dijo Gai —. ¿Es acaso que nos ocultas algo? ¡Dínoslo! ¿Realmente estamos de vacaciones o es una misión secreta?

Atrapado en el silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora