V. Genjutsu

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Era viernes. Un día tan largo como los otros, donde no había nada qué hacer. No se le ocurría nada interesante. Tenía mucho dinero como para trabajar, y aun si no lo tuviera le daría completamente igual. ¿Qué tanto podría gastar en su persona? Para él un poco de comida estaba bien. Viviría sin luz ni agua, sin ningún servicio. ¿Viviría?

Recostado en su cama, con los brazos cruzados por detrás de la cabeza, Kakashi contemplaba el techo blanco de su habitación.

De repente aquella pequeña paz se vio interrumpida cuando escuchó que llamaban a su puerta. Inmediatamente la imagen de una joven de cabello azulino se le vino a la mente. ¿Sería ella? Kakashi esperó un momento, pero siguieron tocando con más insistencia. Frunció el ceño y se levantó. ¿Quién se creía esa chica para dar tremendos golpes a su puerta? No fue sino hasta que caminó hacia el recibidor y abrió cuando se dio cuenta de la respuesta.

—¡¿Por qué se tarda tanto en abrir?! —Le gritó Naruto, acompañado de Sakura.

No era Hinata.

Aquello pareció desconcertarlo un poco y se quedó distraído, mirando a sus alumnos con flojera.

—¿Hola? ¿Kakashi-sensei? ¿Sigues ahí? —Naruto agitó la palma de su mano frente a su cara, espabilándolo.

—Sí, Naruto. Sigo aquí. —respondió con gesto de fastidiado y se hizo a un lado para que sus alumnos pasaran, porque era obvio que venían preparados para un buen sermón anti suicidio. Los tres tomaron asiento en la sala.

—¿Por qué no nos dijo que se sentía mal? —inquirió Sakura con un brillo en sus ojos verdes, un brillo triste. Estaba realmente preocupada.

—Porque no me siento mal. —Se encogió de hombros —. Estoy bien. Solo tuve una mala noche.

—No, Kakashi-sensei, eso no es tener una mala noche —decía Sakura—, no intente minimizar el problema.

—¿Ahora eres mi psicóloga, Sakura? —Kakashi la miró ceñudo.

—¡Oiga! ¡No le hable así a Sakura-chan! —le reclamó el rubio inmediatamente, y gritando, como siempre —. Si estamos aquí es porque lo queremos mucho y por lo tanto no queremos que se muera. —Su ceño estaba fruncido, pero después de eso se obligó a tranquilizarse y relajó sus facciones —. No estoy dispuesto a perder otro maestro, otro padre. No se altere, no tiene qué verme como un hijo, es cosa mía nada más. No quiero perderlo, Kakashi-sensei. Es mi sensei, es mi amigo, hemos compartido muchas cosas juntos, la mayoría no muy buenas debo admitirlo, pero siempre hemos sido un equipo. El equipo 7. Con Sasuke como el fastidioso, Sakura la inteligente, Naruto el ninja número uno y con Kakashi-sensei liderando a esos tres monstruos para que no se maten entre ellos.

Sakura no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa ante las palabras de Naruto, era bueno hablando y muy sentimental también.

—Ok. De acuerdo. Dejen el drama, por favor. —Kakashi alzó una mano en señal de rendición —. Sé perfectamente que lo que hice estuvo mal. No tiene justificación, pero sí una explicación. Es verdad que no la he pasado muy bien, pero es cosa de ninjas. Estoy fastidiado de este mundo, ¿pero quién no lo está? No soy el único, tengo entendido. Y como persona autosuficiente ya estoy trabajando en eso. No tienen qué preocuparse, ya tengo a alguien cuidando de mí. Recientemente me he conseguido una novia. Creo que es lo que me falta.

A Naruto y Sakura se les abrieron de más los ojos, impresionados con lo que había dicho. ¿Kakashi teniendo una novia? ¿Kakashi Hatake?

—Así que no se preocupen por mí, ella estará cuidándome bien.

Atrapado en el silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora