VI. Rinnegan

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Hinata se acomodó el cabello tras la oreja. Había allí un arete en medio de su oído, era pequeño con forma de shuriken. Sonrió levemente al recordar el escándalo que había hecho Hiashi al verlo puesto, pero fue un regalo que les hizo Genma-taicho y no pudo evitarlo. Los tres; Kiba, Genma y ella, llevaban ese arete conmemorativo del equipo 18. Se miró por última vez al espejo. Se quedó un poco perdida mirando aquella cicatriz en su rostro.

De repente unos gritos histéricos la hicieron despertar de su trance. Era la boda de Hanabi y estaba frenética. Se levantó de inmediato recordando su itinerario, debía ayudar a que Hanabi no perdiera la cordura.

Sería un día muy largo.

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—Ten. —Naruto le extendió una invitación a Kakashi.

—¿Qué es eso? —El peliplateado elevó una ceja con curiosidad.

—Sabes perfectamente que es la invitación de la boda de Hanabi-chan. La has estado "olvidando" por la oficina desde hace semanas.

—No quiere ir. —Argumentó Shikamaru desde su escritorio mientras revisaba unos papeles.

—¡¿Ah, no?! —gritó Naruto sorprendido — ¿Pero por qué no? ¡Es una boda y hay mucha comida, y además, es una boda de los Hyuga! ¡Dicen que dan los mejores banquetes! —Al pobre Hokage ya se le estaba haciendo agua la boca de solo pensar en los bocadillos y la cena. Había estado pensando en la gran noche desde que le hicieron llegar su invitación.

—Es lógico. Fue Hinata quien lo delató, por eso no quiere ir. —Shikamaru contestó, sin elevar la vista, concentrado en el pergamino donde escribía rápido.

—Tsk, no es eso. —Kakashi gruñó. Naruto soltó una risotada.

—No sabía que podías ser tan resentido, Kakashi-sensei. —arguyó el rubio —. Pero tú y yo sabemos que lo hizo por tu bien. —dijo lo último transformándose seriamente en un Hokage firme.

—Oh, sí, estoy tan agradecido que haya alguien afuera del baño esperándome.

—Oye, Shikamaru, ¿tú vas a ir con Temari, verdad?

Las mejillas del pelinegro se sonrojaron enseguida y frunció aun más el ceño, escondiendo su rostro entre unas hojas que levantó para leerlas de cerca.

—Ella me invitó.

—Rayos, yo no tengo con quién ir. Sakura seguramente irá con Sasuke.

—Podrías ir con Kakashi-sensei. —Opinó el Nara.

—Ni siquiera lo sueñes. —Naruto ya estaba viéndolo con ojitos grandes y llorosos cuando Kakashi adelantó su respuesta.

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Kakashi caminó con las manos dentro de los bolsillos. A su alrededor siempre era el mismo tema. La gran boda Hyuga. La pequeña Hanabi se casaba. Aquella noticia lo sorprendió de verdad, un día de repente le llegó la invitación y automáticamente pensó en Hinata. ¿Por qué era Hanabi quien se casaba? Siempre se debía casar primero el primogénito. Una pequeña parte se preocupó por Hinata. ¿Estaría bien? ¿Por qué la saltaban? ¿Su padre estaría enojado? Era bien conocido que el clan Hyuga era el más tradicionalista en la aldea.

De pronto escuchó unas pisadas detrás de él. Ahí estaba Mirai quien le sonrió.

—Mirai-chan. —dijo Kakashi.

Atrapado en el silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora