Capítulo 2

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—Muchas gracias, en serio. Si no fuese por vosotros ahora podría estar entre rejas.

Tras marcharse el director y los dos policías, Aidan ha vuelto a entrar al baño y la chica nos ha contado todo ciñéndose al trato. Se llama Aurora Saiz y es del elemento del aire. Se ha escapado de allí para descubrir que pasa fuera de su lado. Me fijo en sus ojos aliviados de color verde. Si yo estaba asustado, no puedo llegar a imaginar la velocidad a la que irían sus latidos hace unos minutos.

—A ver si lo pillo, ¿has venido aquí para investigar porque crees que pasando ynos ocultan cosas? —pregunto sorprendida sin dejar de mirarla.

—Exacto —responde ella.

—¿No es un poco conspiratorio todo esto? —pregunta Aidan.

—¿Nunca os habéis puesto a pensar en por qué estamos realmente separados?

—Eso lo sabemos desde que nacemos literalmente —dice Elena.

—No, eso es lo que nos han dicho desde pequeños —responde Aurora—. ¿Creéis realmente que separar a padres e hijos asegura el que no haya guerras? ¿Y por qué nadie ha salido de la ciudad nunca? ¿No se supone que el resto de estos formados han seguido nuestra división? ¿Por qué no puedo juntarme con gente del elemento de aire de otro estado?

—¿Y por qué iban a agruparnos entonces? —pregunto desconcertada.

—No lo sé. Eso es lo que quiero averiguar. 

—Vaya, va a ser verdad eso que dicen de que los de aire son muy curiosos —insinúa Aidan.

—¿Y qué piensas hacer aquí? ¿Te vas a quedar escondida en fuego hasta averiguar algo? ¿Qué piensas averiguar en una academia?—pregunto a Aurora que parece haber estado esperando mi pregunta.

—En realidad iba a esconderme hasta esta noche para cruzar al otro lado sin que me vea la poli. Por la noche es más fácil cruzar el muro.

—No pretenderás quedarte en la academia, ¿no? —interrumpe Elena.

—¿Por qué no?

—Pues porque aquí te van a pillar fácilmente. La academia cierra a las seis y se revisa de arriba a abajo.

Elena tiene razón. En cuanto cierren la academia y los guardias la revisen, la encontrarán aquí escondida y no acabará nada bien. Esta vez los guardias no van a omitir mirar las duchas como han hecho los dos policías de antes.

No conozco a la chica de nada pero tampoco es que me caiga mal y no creo que las autoridades se tomen bien el hecho de haberse colado no solo en otro elemento, sino también en la academia. Por eso propongo lo siguiente antes de pensarlo dos veces.

—¿Y si viene con nosotras a la residencia?

Los tres se quedan callados al instante. ¿Tan raro es?

—¿Me vacilas? No queréis que me quede en la academia pero pretendéis llevarme a una residencia llena de gente.

—Tiene razón, Mar. —Elena me mira fijamente como si creyese que nada de lo que digo tiene sentido—. Además, ¿dónde la esconderemos? .

—En nuestro cuarto —aclaro—. ¿Dónde va a ser si no? 

Me doy la vuelta y camino hacia la puerta. Antes de salir por ésta me giro viendo a Aurora con el ceño fruncido y a mis dos amigos con la mandíbula en el suelo. Me centro en Aurora antes de hablar.

—¿Vienes o qué?

***

En la residencia sacamos unas toallas a Aurora para que se duche. Nuestra habitación no es muy grande pero es acogedora. Las paredes están pintadas de color beige y las camas están dispuestas cada una a un lado de la habitación pegadas a la pared. Cada una tiene su propia mesita y su armario. El baño es pequeñito pero por suerte disponemos de ducha. 

4 partes en un todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora