Capítulo 11

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Antes que nada, quería recomendaros que escuchéis las canciones que comento en este capítulo para meteros un poco en la trama en esas partes. Solo era eso. Adiós xd.

Parpadeo confusa sin entender nada. Si es una broma no tiene ninguna gracia. Me daría igual que Elio saliese con cincuenta chicas si quisiese pero, ¿es necesario tener que presentármelas? 

Lo miro de reojo y veo que él aún mantiene su mirada fija sobre mí y una ligera sonrisa de lado mientras que por su derecha las dos chicas esperan a que alguien de pie al inicio de la conversación.

¿Cómo ha dicho Elio que se llamaban? Mariana...Marianela....¡Mariela! Y el otro...Zafiro...Ze... ¡Zara! Sí, algo parecido.

—¿Mar?

—¿Eh? —me había quedado pensativa mirando a Mariela y Zara.

Elio niega con la cabeza riéndose de mí.

—Estás empanadísima.

—No estoy... —me corto a mí misma— Bueno, ¿qué decías?

—Estas son Marina y Zahara. Marina y Zahara, Mar. Mar, Marina y Zahara —nos presenta Elio mientras le doy dos besos a cada una.

Vale, no se llaman Mariela y Zara, pero al menos me he acercado. 

Parecen serias a primera vista, Elio sabrá por qué le gustan. Las dos son más altas que yo —aunque eso tampoco es muy complicado—. Marina es de piel pálida casi del color de la nieve con una gran cantidad de pecas, de cabello castaño bastante oscuro y de ojos marrones. Zahara, en cambio, es una chica de rasgos asiáticos y piel más morena que la de Marina pero también más morena que la mía, con cabello moreno y ojos oscuros. 

Las dos llevan un buen rato mirándome de arriba a abajo continuamente. Analizándome o al menos intentándolo. Me están empezando a poner un poco nerviosa, y eso que no están haciendo nada que no haya hecho yo hace unos segundos, pero aguanto más. Voy a acabar con esta situación incómoda ahora mismo. 

—Encantada de conoceros pero, seamos sinceros, no pinto nada aquí —aclaro a esos tres—. Así que si me lo permitís, voy a perderme por esa zona más o menos —señalo el patio trasero de la casa—. No lo sé aún, ya iré viendo. Chao.

Al intentar avanzar hacia la casa de nuevo noto que alguien me agarra del top por la espalda y estira de mí hacia atrás. Elio, como no. Es muy pesado, muy... irritante.

—¡Quieres estarte quieta de una vez!

—¡NO ME GRITES! —me irrito gritándole con fuerza.

—¡Pero si estás gritando tú!

—¡Porque me has gritado TÚ primero!

—¡Pues escúchame de una maldita vez! —grita Elio con los ojos abiertos posados en mí.

—¿Y si dejáis de discu...?

—¡¿QUÉ?! —gritamos los dos al unísono a Marina.

La chica da un paso atrás medio tambaleándose del susto. Se sonroja en segundos y agacha la cabeza un tanto incómoda.

—Perdón, —se disculpa Elio— mejor hablemos de lo que hemos venido a charlar con Mar —me mira de reojo con amargura.

No entiendo que tienen que hablar estas dos conmigo. No las he visto en mi vida, ¿qué conversación íbamos a entablar? ¿Una sobre series? 

—Bueno, ahora que te has relajado por fin, ¿te acuerdas de los dos contactos que te pasé? —pregunta Elio.

—Sí, pero eso que tiene que... 

4 partes en un todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora