El primer amor entre rosas y tinta | TaeJin |

Capítulo 10

Terminó con todas sus citas del día, limpió su estación y se estiró sobre la camilla para mirar el techo en silencio, estaba cansado y comenzó a divagar, pensó en el atractivo florista, su aroma estaba impregnado en sus ropas y piel, con su sabor sobre sus labios y no pudo evitar imaginar que tenía sexo allí, en ese cubiculo que seguro quedaria saturado con la fragancia del sudor y su perfume. No fue más allá con su fantasía pero aun curioso comenzó a moverse fuerte para comprobar la resistencia de la camilla, crujió fuerte y se detuvo para pensar, en verdad no era tan mala idea tener una aventura en ese lugar, sabìa de antemano que Namjoon uso el estudio para algunas citas en el pasado, podía conversar con él para llegar a un acuerdo y quedarse las llaves por una noche. 

Había tenido mucho sexo en los últimos días y aun así seguía tan hambriento por esa piel suave, recordó verle dormir tan profundo y reconoció que quizá era bueno darle un descanso al menos hasta el viernes, solo eran dos días más. Suspiro ansioso y más nervioso de lo que hubiera esperado ante la idea de "la cita", su corazón se puso inquieto al imaginar esa sonrisa agradable, Seok Jin era realmente hermoso y no solo eso, todo le parecía perfecto en él, como si fuera la representación de todos sus gustos. El sentimiento en su pecho era muy distinto a la simple excitación a la que estaba acostumbrado, no era un simple capricho y eso le provocó ansiedad, quizá estaba enamorado de ese hombre. 

Con el latido fuerte de su corazón se levantó de su lugar, era de alguna forma doloroso y pesado aquello en su pecho, necesitaba un cigarrillo. Salió al exterior y se quedó apoyado en la pared para fumar, la chispa del encendedor encendió el fuego y entonces dió la primer bocanada, el humo invadió sus pulmones para salir en un suspiro prolongado, no pasó mucho para sentir el relajo de su cuerpo al igual que su palpitar.

Faltaba algo de tiempo para el anochecer, recordó como el día de ayer ni siquiera se percató del crepúsculo, estaba tan ahogado en placer que el tiempo no fue perceptible, hoy también estaba perdido, no notaría el anochecer ya que sus ojos estaban fijos en la tienda de enfrente donde estaba ese hombre que le hacía sentir tan bien, la puerta de abrió dejando escapar el aroma de las flores, Seok Jin estaba allí simplemente sentado detrás del mostrador viéndose tan guapo e inalcanzable, en verdad encantador. Esos ojos se fijaron el los propios y por un momento dejó de respirar, el estado de su corazón empeoro y el calor se le subió a la cara, avergonzado bajó la vista, sus zapatos estaban algo sucios e intentaba calmarse, los días anteriores a ese hubiera cruzado la calle con toda la confianza del mundo pero hoy estaba por completo desarmado ante ese florista, ya no era lo mismo porque ahora era consciente de sus sentimientos, enamorado. 

Con valentía levantó la cabeza, Seok Jin seguía mirándole y no se veía para nada avergonzado como si el único que estuviera sufriendo de ese mal fuera el mismo, aun si era así no le importaba porque se aseguraría de conseguir el corazón de Jin a toda costa, una sonrisa se formó sobre sus propios labios y contemplo en calma a ese hombre de camisa blanca y hermosas facciones ese era su “primer amor” ,su primer amor entre rosas y un sin fin de flores a las que no podía nombrar, la calle ya menos concurrida y el aroma a café de la cafetería calle abajo. 

— Hey! Taehyung! — Le llamó aquella voz que conocía demasiado bien. 
Tae miró a su mejor amigo Park Jimin quien sonreía muy animado, casi había olvidado que saldrían a beber esa noche, personalmente prefería quedarse con Seok Jin pero estaba dispuesto a dejarle descansar por un par de días. Namjoon pronto se acercó dispuesto a ir por unos tragos a pensar de que Jimin no le había invitado para nada. 

— ¿Qué tanto piensas? — Soltó el mayor para arrojar la chaqueta de vi y este la atrapó.

— Ah! Nada solo dame un segundo! — Dijo para sacar su celular y abrir esa app de citas, había encontrado el perfil de Jin hace unos días pero no le hablo, simplemente observaba sus fotografías de vez en cuando.