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Los días habían pasado, convirtiéndose en semanas y llegando a ser meses, meses en los cuales Yoongi había logrado considerar a Park Jimin como su mejor amigo.
Jimin no era tan terrible como parecía ser.
Aunque Yoongi era tan dulce como se veía y tenía cierto deje pesimista.
Jimin se preocupaba siempre por él, lo cuidaba mejor de lo que podría darse cuenta y era muy detallista con Yoongi, notaba cada vez que el chico estaba pensando en algo malo por su expresión y se encargaba de subirle el ánimo y comprarle algún dulce para que se sintiera mejor.
Jimin ya sabía el gusto de Yoongi por las cosas de fresa, o en segundo lugar, de tutti frutti.
Por su parte, Yoongi sabía que Jimin no era de gusto dulce, que prefería cualquier bebida con café antes de cualquier caramelo.
Podían pasar todo el día escuchando música en la cafetería, compartiendo un audífono de los auriculares que Jimin se había comprado especialmente para compartir con Yoongi, dejando los cascos en su casa.
Caminaban juntos por el pasillo y cada empujón que Yoongi recibía, Jimin se encargaba de devolverlo.
Yoongi estaba más que feliz con eso.
Pasaban todo el día escolar juntos y aunque no eran de hablar mucho por mensajes, solían hablar durante el fin de semana donde no se veían, aunque Jimin había dicho que prefería hablar con él en persona porque era "lindo verlo".
Yoongi seguía feliz por estar junto a Jimin, aunque comenzaba a dudar de sus sentimientos y de si eran sólo de amistad.
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