Ese día no tenían tiempo para estupideces. Pero las hicieron. Luego lo lamentaron ampliamente, y entonces ya no había nada que hacer.
En la sala común de Gryffindor, los alumnos de casi todos los grados tomaban un respiro antes de ir a dormir. Excepto los de segundo, que trabajaban bajo la luz de las lámparas en la sala común. Gilderoy les había encargado un ensayo de "Vacaciones con las brujas", consultando por lo menos tres segundas fuentes (todos libros de él, claro) de un día para otro, porque supuestamente se habían atrasado con los temas por su lento aprendizaje y esa era la mejor manera de enseñarles hábitos de estudio. Para colmo, fijó la fecha del examen en esa misma semana. Cuando se quejaron con McGonagall, ella prometió ir a hablar con él pero no aseguraba nada, y les aconsejó hacer el trabajo.
-Solo habla y habla en clases –dijo Ron, torciendo los ojos-. Por lo menos no ha encargado tarea.
-Bueno, Ron, el profesor nos cuenta de su amplia experiencia porque no necesita libros -respondió Hermione, corrigiendo un borrón casi invisible-. Deberíamos tener más clases con él.
-Como seguramente leyeron en mi autobiografía El Encantador, la mejor arma es la experiencia y los buenos reflejos -dijo una voz al fondo de la sala común
El trío de oro volteó a toda velocidad, para descubrir a George haciendo una imitación de Gilderoy, incluyendo los gestos de las manos.
-Aunque ustedes, principiantes tardarán años en llegar a mi nivel de estupidez -continuó George, mientras se señalaba la cabeza-. Hace falta comer muchas heces de troll y darse suficientes golpes en la cabeza.
Los otros de segundo que estaban haciendo tarea estallaron en carcajadas. George hizo una reverencia al estilo de Gilderoy, con una cara de seriedad total, y comenzó a besarle las manos a las chicas, haciendo ruidos de flatos cada vez que se inclinaba. Una que otra admiradora presente se pudo dar por ofendida, pero nadie salió en defensa del profesor. Hasta las admiradoras estaban molestas con Gilderoy en ese momento.
George repitió su actuación en varios grupitos de alumnos, que lo celebraron ampliamente. Poco a poco, la sala se fue vaciando de alumnos. Hasta Ginny enrolló su revista y se marchó alrededor de la medianoche. Los de segundo seguían escribiendo a gran velocidad, deteniéndose para masajearse las manos y recargar tinta. Hermione, la más adelantada en el trabajo, levantó de repente la cabeza y se quedó muy pensativa por un rato. Dean llegó luego al mismo punto y se rascó la cabeza.
-Hermione, ¿qué hiciste con el capítulo 7? -preguntó Dean, revisando una hoja y luego otra.
-Todavía no sé qué hacer -suspiró Hermione-. No entiendo como incluir lo de los Cárpatos en el cuadro sinóptico que pide para el segundo ejercicio, y eso que ya leí el capítulo 8.
-No pongan nada y ya – dijo Ron, preguntándose de que cuadro sinóptico hablaban.
-¡Pero podría molestarse! ¡O bajar puntos en el examen! -chilló Neville-. ¿Y si alguien va a preguntarle?
Todas las miradas cayeron en Hermione.
Minutos después, el trío de oro iba por el pasillo, pensando que decirle a Lockhart. Ron, Harry y Hermione se deslizaron a la zona de profesores. El castillo estaba especialmente oscuro esa noche. Curiosamente, al llegar al despacho, la puerta estaba entreabierta pero no había nadie dentro. Casi ni lo pensaron para abrir la puerta.
El despacho estaba ampliamente adornado con fotografías de sí mismo, afiches autografiados y espejos.-Que sitio tan parecido a él –murmuró Harry.
Mientras Hermione y Harry contemplaban el lugar desde el umbral, Ron se dirigió directamente a una gigantesca caja llena de cartas de las admiradoras.
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18 sitios para esconder un cadáver
FanfictionMatar a Gilderoy Lockhart fue un golpe de suerte, pero Harry, Hermione y Ron preferirían deshacerse del cadáver y olvidarse del asunto. Si en el camino pueden terminar la tarea de Snape, llegar a tiempo a las prácticas de quidditch y evitar que los...