Zombies perversos

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La cena se deslució porque repentinamente todos los elfos de la escuela estaban limpiando la fachada sur con una curiosa sustancia muggle. Esa noche, los gemelos se preguntaban el paradero de Gilderoy en la sala común. Ginny, de saber algo de muggles, se hubiera auto-nominado para el Óscar. El trío todavía no se había recuperado del susto con Snape. Lo seis se acercaron todo lo posible a la chimenea, aparentando beber el té que se preparaba en las brasas, para esconder a los gemelos que consultaban sin parar el mapa del Merodeador. Había un inusual movimiento justo frente a la casa Ravenclaw

-Es inútil, este mapa no marca los objetos inanimados -dijo Fred y luego suspiró por lo limitado de sus recursos.

-¿Dónde consiguieron la túnica para disfrazar a Ginny? -dijo Harry, apresurando una taza de té- Si mal no recuerdo, el Gilderoy original la traía puesta cuando lo extraviamos.

-Fuimos a la enfermería a conseguir ingredientes para la multijugos y ahí estaba.

Entonces la investigación regresaba a la enfermería. El mapa marcaba que las señoritas Pomfrey y Hooch acababan de encontrarse en la entrada. El asunto desde el principio olía a problemas.

Ron quedó a cargo del mapa, Ginny cubriría la retaguardia. Harry preparó su capa de invisibilidad, Hermione dispuso algunas pociones y los gemelos alistaron un frasco de polvo negro

- Oscuridad en polvo -explicó Fred.

«Lo preparamos por accidente el año pasado, creemos que tiene potencial» Prosiguió George mientras soplaba un poco para demostrar el efecto: una miniatura de oscuridad que ni el más potente lumos disolvía

Para despistar cualquier intento de seguirles el rastro, decidieron turnarse la capa de invisibilidad de modo que nadie relacionara que esa noche anduvieron los seis juntos. Fred, George y Ginny caminarían visibles abriendo paso a Harry, Ron y Hermione bajo la capa de invisibilidad, al menos hasta alejarse de la casa Gryffindor. Pasarían frente a la casa Ravenclaw para dar un rodeo lo bastante grande, y terminarían cambiando posiciones en la enfermería, donde Hermione y Harry intentaría sacarle a Pomfrey la verdad mientras Ron y Ginny investigaban bajo la capa y los gemelos distraían a las otras dos.

Desafortunadamente para ellos, frente a la casa Ravenclaw había demasiado movimiento. Luna estaba en el centro de la tempestad, Neville la consolaba. Ginny logró acercarse para hablarle.

-Bueno, es que saliendo de Astronomía estuvimos un rato en la sala común. Yo venía muy contenta porque localizé una lluvia de estrellas invisible, que según mi papá son señal de que va a haber pronto una rebelión de elfos domésticos, y entré a mí dormitorio. El profesor Lockhart estaba desmayado o dormido o inconciente o no sé en mi cama, y todo el alboroto es porque el profesor no traía ropa -explicó Luna, como si fuera algo que no le pasó a ella-. Por cierto, Ginny, gracias por el shampoo. Me cayó bien.

Neville se veía más aterrado que ella. La mayoría de los Ravenclaw permanecían afuera, en gran revuelta, a la espera de la llegada de algún profesor. Los prefectos pretendían custodiar el orden. Hasta Percy estaba ahí.

Ginny le contó a los gemelos (y a el trío bajo la capa, naturalmente) la situación en pocas palabras. También protestó por lo mucho que Luna gastó de su shampoo. Podían dejar que las cosas siguieran su curso pero Hermione insistió que teniendo el cadáver las investigaciones tarde o temprano apuntarían a ellos como los culpables. Precisaban entrar, y rápido, porque del pasillo ascendía el rumor de que Dumbledore venía a ver.

-Con todo lo que toma para el resfrío, me extraña que distinga la puerta de su propia barba –dijo Fred-. Todavía tenemos un rato.

Los tres bajo la capa se deslizaron entre la multitud, cuidando de no rozar a nadie. Cosa complicada, ya que los Ravenclaw se arremolinaban y giraban en torno a la puerta. Pasando esta, lo demás fue muy sencillo porque la casa estaba prácticamente vacía.

18 sitios para esconder un cadáverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora