Al día siguiente, la escuela era un hervidero de rumores, y no se hablaba de otra cosa en los pasillos que no fuera Gilderoy Lockhart. Las especulaciones llegaron a extremos absurdos, como asegurar que Pomfrey le había dado un filtro de amor mal preparado. Nada de eso representaba un problema, hasta que aparecieron las malditas fotografías.
Ginny estaba en clase de Binns después del desayuno cuando las vio por primera vez. Eran unas de esas fotografías reveladas con sustancias especialmente buenas para plasmar paisajes, que en lugar de capturar el movimiento registraban el olor. Aunque definitivamente el olor a formol no era su principal objetivo, porque lo distorsionaban en algo así como alcohol adulterado.
En cuanto pudo, Ginny se desacopló del grupo para ir a buscar a sus hermanos. Encontró al trío y a los gemelos en un pasillo, con las fotografías en la mano. Quienquiera que las hubiera sacado se aseguro de copiarlas para todos.
-De este ángulo ni siquiera sé que estoy viendo -aseguró Ron torciendo la cabeza.
-Este bien, Ron -dijo Hermione, dándole palmaditas a Ron como si fuera un perro-. Juro que no pensé que se pudiera ver obsceno.
-No hay remedio, tendremos que llevarlo ahora mismo con Dumbledore –dijo Fred- Que el director se las arregle para averiguar que pasó.
Fue fácil pasar desapercibidos porque los pasillos estaban llenos. Al parecer se había convocado a junta de profesores, pero a nadie se le ocurrió ir al cuarto de Lockhart a ver si seguía en la comprometedora escena de las fotografías. Vistieron al Profesor para su visita a Dumbledore («No, Harry, esa túnica es demasiado informal»), como si fuera parte de un enorme juego de muñecas. Los gemelos aseguraban saber de memoria el camino al despacho del director, aunque auguraban dificultades en llegar hasta ahí con el muerto. Teóricamente era sencillo repetir la táctica del cadáver bajo la capa de invisibilidad, pero con todo Hogwarts dando vueltas por ahí, tenían que pensar en algo más práctico.
Harry examinaba el mapa del Merodeador una y otra vez, mientras Ron caminaba alrededor de la habitación.
-Ningún túnel nos deja lo bastante cerca de Dumbledore –dijo Harry- Excepto quizá su acceso privado a las cocinas .
Tomaron un atajo hasta el cuadro de las frutas, al que Fred le hizo cosquillas. Las cocinas eran algo así como las calderas de vapor para mover un enorme barco, con la diferencia de que en los hornos se aventaban costales de comida y no de carbón. Una marejada de elfos lo rodeo, acosándolos con bandejas de comida. Los pocos minutos que los seis se separaron fueron suficientes para perder a Lockhart por tercera o cuarta vez consecutiva. Altamente rutinario.
Al final estaba debajo de un fregadero, junto a unos costales de papas. Un elfo explicó que pensaron que eran papas porque Sprout les había llevado unas idénticas hacía algunos días, y si uno de los amos decía que eso eran papas, tenían que serlo. Hermione hubiera querido investigar a fondo que significaba esa frase, pero los gemelos los urgían porque faltaba poner el escenario para el director.
Media hora después estaban en el despacho de Dumbledore. Fawkes los miraba con curiosidad mientras acomodaban a Gilderoy en una silla. Un ser que cae y renace cíclicamente difícilmente entenderá lo que es la muerte. Se escurrieron del despacho en cuanto escucharon los pasos en la escalera de caracol afuera. Solo restaba desearse mutuamente suerte. Se podría decir, de una manera retorcida, que la tuvieron.
..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::.
El canto de Fawkes lo recibió desde la puerta. El director se soprendió de encontrar compañía en su despacho. Gilderoy Lockhart lo esperaba, sentado en la penumbra.
-Profesor Lockhart, me da gusto que haya venido por usted mismo –dijo Dumbledore-. Discutimos el asunto en la junta de profesores.
Fawkes saltó a su hombro, muy, muy cerca del profesor. Albus todavía estaba resfriado y bien medicado, pero se sentía bastante mareado. A su edad, un resfrío era cosa peligrosa. Tenía miedo de no poder controlar su magia, como el día de la clase con los Gryffindor, y Minerva le rogó que le dejara encargarse, pero Albus encontró inaceptable delegar algo tan importante.
Lockhart seguía callado, con la cabeza baja. El hombre probablemente estaba arrepentido. Aún así, Dumbledore no lo iba a dejar irse tan fácil. No era como la vez de Poppy y las esposas, esta vez hubo alumnos implicados. Miró las fotos que Minerva le había decomisado a un alumno de sexto, donde el profesor aparecía atado a su propia cama, como si lo de Luna no hubiera sido suficiente. Además, los rumores de Hermione y los gemelos eran persistentes. Albus se concentró en las decisiones de la junta, para no sentirse irritable. El director apenas notó la presión cuando Fawkes se fue de su hombro
-He escuchado y he visto hoy cosas escalofriantes respecto a usted -dijo Dumbledore, apretando los puños-. A ser sincero, la mayor parte de los profesores desean que se queme en el Infierno.
De repente, el profesor ardió en llamas. Fawkes dio un salto hacia atrás. El profesor se consumió en un segundo.
Albus se quedó sin aliento. Si conjuro sin querer el hechizo de la combustión espontánea, era solo culpa suya por no controlarse. No era ni por aproximación la cosa más rara que le había ocurrido, ni siquiera esa semana. Llamó inmediatamente al despacho a la profesora McGonagall.
-Minerva... –dijo con voz gangosa- Creo que maté al profesor Lockhart.
..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::..::.
El trío flotaba aburrido de una clase a la otra. Los rumores de lo que ocurrió en el despacho de Dumbledore no eran suficientes para satisfacerlos. Los criminólogos del ministerio se habían paseado por la escuela haciendo preguntas. Naturalmente, ellos no se habían salvado, porque Severus los mencionó respecto a la entrevista que tuvo con Gilderoy Lockhart. El trío aseguró haberlo contactado la noche que hicieron el ensayo de Vacaciones con las brujas, y se prepararon para llevar la coartada hasta las últimas consecuencias, pero su interrogatorio básicamente giraba en torno a la actitud del profesor esa noche. A decir de Ron, Scrabbers se ponía loco cada vez que alguien del ministerio se le acercaba, por lo cual el trío se mantuvo al margen.
Los criminólogos ya sabían que Lockhart murió mucho antes de quemarse, gracias a la alta concentración de formol en sus restos. De su lista de sospechosos, o todos o nadie tenía coartada. Muchos de ellos confesaron haberlo matado (el semigigante lloró), pero nada coincidía. Para el ministerio, el asunto apuntaba a que Hogwarts entero conspiraba cubriendo el asesinato. Y eso merecía un juicio
ESTÁS LEYENDO
18 sitios para esconder un cadáver
FanficMatar a Gilderoy Lockhart fue un golpe de suerte, pero Harry, Hermione y Ron preferirían deshacerse del cadáver y olvidarse del asunto. Si en el camino pueden terminar la tarea de Snape, llegar a tiempo a las prácticas de quidditch y evitar que los...