Capítulo 3.

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-¿Abbie?

La voz de mi amiga me hizo salir de mi trance ladeando un poco mi cabeza para mirarla. Ella regresaba con Adam, este se acariciaba sus nudillos rasgados con las yemas de sus dedos. Comencé a caminar hacia ellos con la cabeza por así decirlo, algo oculta, agachada por miedo.

Llegué a mi destino, junto a Michelle y giré mi cabeza ignorando a la vocecita interior que me gritaba lo contrario para dar con un simple muro. ¿Cómo es que no me percaté que se había marchado? Desapareció, es como si se hubiera desvanecido, como si por un momento, sólo fuera causa de mi imaginación. Pero no, no podría serlo, o estaba loca.

-Ten.- Le ofrecí la bandolera a Michelle que asintió agradeciendo.

-Voy a entrar un momento al bar, necesito limpiarme.- Informo Adam que al instante dejó caer bruscamente su mochila al suelo, haciendo que esta se abriera y todos los libros y apuntes desordenados se expandieran por la acera. Elle soltó un bufido y se agachó entre quejas.

-No puedo entenderle.- Suspiró.

-Deja que te ayude.

Me aproximé al suelo dejando mi mochila a un lado, comencé a colocar los libros en el interior de la sucia mochila, junto a algunos apuntes, a los que tuve que hacer piruetas para poder atraparlos. La voz de mi amiga se escuchaba alejada de mí, pero no por falta de distancia, sino de atención; debajo de todos los apuntes yacía un cigarrillo totalmente consumido y pisado por la marca de un gran calzado, a unos pocos centímetros, un colgante con una pequeña "T" de protagonista se esparcía por el suelo, y como si de una verdadera fuerza se tratara, mis ojos sólo podían centrarse en aquel colgante. Aproximé mi mano a él lentamente y dejé que este se deslizara sobre mis pequeños dedos, como si estuviera hecho realmente para hacerlo.

-Vamos.- Exigió Adam saliendo del bar mirando aún su mano.

Mis ojos seguían enfrascados en aquel colgante.

-Abbie.- Elle llamó mi atención, colgué mi mochila de nuevo sobre los hombros y me apresuré a guardar el colgante rezando por que no se hubiera dado cuenta. Intento fallido.

-¿Qué tienes ahí?- Hizo el amago de coger mi colgante pero se lo aparté rápido, quiero decir... el colgante.

-Nada.

-Eh, vamos.- Musitó Adam de nuevo acercándose hacia nosotras con las manos en su nuca, Elle aprovechó el leve despiste para arrebatármelo de la mano y soltar un gritito victorioso. La chica lo inspeccionó bajo mi atenta mirada.

-Michelle, dámelo.

-Es precioso, ¿De quién es?- Preguntó ella mirándome. La mirada verdosa de Adam que se encontraba justamente a mi derecha fué directa al colgante que aún permanecía entre las manos de Elle. Noté que tomó una gran bocanada de aire.

-¿Qué coño hacéis con eso?- Preguntó este bruscamente intentando arrebatárselo a su melliza, ésta lo esquivó poniendo la mano a la altura de su cabeza, entonces aparecí yo, ábil, por una vez en aquella mañana, y ya tenía el colgante entre mi mano de nuevo.

-Dame eso.- Dijo fríamente, pero insistente.

- ¿Qué pasa?- La inocencia estaba presente y clara en mi voz, esperaba que nadie se percatase.

-No tiene gracia. Esto es peligroso.- Fijó su mirada en mis ojos y seguidamente, pasó de nuevo al colgante extendiendo su mano.- Dámelo.

-Todo lo que tiene que ver contigo es peligroso, Adam.- Añadió Michelle y éste rodó sus ojos.

-Ese colgante es de Tomlinson.- Informó mirándome.- Como se entere de que lo tienes tú te matará.

MI cara se descuadró por completo. De cierta forma, mi subconsciente sólo esparaba que lo corroborara Adam para que mi estómago dara un vuelco rotundo y me tragara un poco de bilis que comenzaba a subir por mi garganta quemándola, esa sensación era horrorosa, pero más horroroso era lo que me estaba pasando.

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