LO NO CONTADO (HARRY POTTER X DRACO MALFOY)

Capitulo 2

El sol era insoportable. Harry se levantó de su posición agachada en el suelo, frotándose el cuello dolorido. Podía sentir la quemadura de sol formándose allí, roja y en carne viva. Frunció el ceño, molesto por el hecho de que estaba en esta situación una vez más. Todos los veranos. Ya habían pasado más de dos semanas y había terminado con los Dursley. Lo habían dejado salir de su habitación hace dos días, asignado a una serie de tareas aparentemente interminables.

En ese momento estaba desyerbando el jardín y su horario para el resto del día no se veía mucho mejor. Cortar el césped, limpiar el cobertizo, bla, bla, bla ...Harry se había entretenido con la idea de simplemente negarse a hacer algo, pero todavía no había cedido a ese impulso. Mejor evitar enfadar demasiado a su tío. Hasta ahora habían luchado varias veces; parecía que el temperamento de Harry se disparó más rápido que nunca. Pero todavía no había sucedido nada demasiado grave. Harry siempre se las arreglaba para dominarse justo a tiempo, antes de que sucediera algo malo.

Las tareas también lo mantenían ocupado. Siempre que estaba encerrado en su dormitorio, se ponía a cavilar. Repetiría los eventos en el Ministerio una y otra vez, hasta que su ira se evaporó y se quedó con sentimientos aún peores. Prefería su ira a estos episodios de depresión, que a veces lo dejaban mirando la pared de su dormitorio durante horas, sin moverse de una posición acurrucada. Ese no era Harry. Harry estaba activo, enojado, vivo , no el caparazón vacío de una persona que ni siquiera podía levantarse de la cama. Por eso Harry dejó de frotarse el cuello dolorido y volvió a desyerbar, donde sus pensamientos fueron apartados por la tarea física inmediata.

No estaba en su escarda mucho antes de un fuerte crujidolo sobresaltó, haciéndolo saltar y girar, con la mano lanzada hacia su bolsillo antes de darse cuenta de que los Dursley le habían quitado la varita. Y cuando vio quién estaba parado en su camino de entrada, casi se cae. Dumbledore estaba allí de pie tranquilamente, con una túnica violeta sorprendentemente brillante en el aburrido paisaje suburbano. De pie a su lado estaba Draco Malfoy, la última persona que Harry esperaría que se presentara en Privet Drive.

La mente de Harry buscó frenéticamente alguna explicación para esto. ¿Quizás Dumbledore estaba de camino a algún negocio que involucraba a Malfoy, y lo había traído de antemano mientras visitaba a Harry? Quizás eso fue todo. ¿Por qué Dumbledore incluso traería a Malfoy, sin embargo, cuando podría aparecer fácilmente donde fuera que necesitara ir? No era como si tuviera que conducir a lugares y Malfoy necesitaba venir para ahorrar tiempo.

Dumbledore vio a Harry en el jardín y se dirigió hacia él con una sonrisa, la túnica barriendo detrás de él. Draco caminó varios pasos detrás de él, con los brazos cruzados y una expresión vil en su rostro.

—Harry, querido muchacho—dijo Dumbledore cuando lo alcanzó con los brazos abiertos—Es maravilloso verte—Se quedó de pie sonriendo a Harry, quien sospechaba que se veía bastante estúpido parado allí, sosteniendo una pala, con manchas de tierra en la cara.

—Er—dijo Harry, sin saber qué decir. Volvió a mirar a Draco, que parecía incluso más disgustado que desde lejos. Su burla se hizo más pronunciada cuando miró a Harry—¿Qué estás haciendo exactamente aquí?—Dijo Harry, tratando de mantener su tono tan uniforme y educado como pudo, a pesar de que claramente no quería a Malfoy cerca de él o Privet Drive.

—¿No leíste mi carta, Harry?—preguntó Dumbledore jovialmente, dándose la vuelta para ver toda el área del Número 4—Azaleas encantadoras—dijo, señalando un arbusto cerca de la ventana.

—Uhm, no—dijo Harry, el calor subiendo hacia su rostro—no tuve la oportunidad.

—Ah—dijo Dumbledore, dándole esa típica mirada penetrante—Bueno, si lo hubieras hecho, sabrías que llegaría hoy para dejar a Draco.