LO NO CONTADO (HARRY POTTER X DRACO MALFOY)

Capítulo 15

Severus se apareció en Hogsmeade, caminando por el empinado camino hacia Hogwarts. Perdió la noción del tiempo mientras caminaba, repasando lo que le iba a decir a Dumbledore en su mente. Casi entró directamente a la puerta de Hogwarts. Sacudió la cabeza. Consíguelo , pensó para sí mismo. Necesitaría tener el control de sus pensamientos cuando hablara con Dumbledore; para ser directo, para mostrarle al director que no podría salirse de las respuestas a las preguntas difíciles.

Severus realizó el hechizo que permitió a los profesores de Hogwarts acceder al castillo, una complicada serie de pequeños gestos con varitas que cambiaban con bastante frecuencia; era solo una de las muchas protecciones para proteger el castillo, pero permitía a los profesores un acceso rápido cuando tenían que visitar Hogsmeade. Deslizando su varita por su manga, Severus caminó hacia el castillo. El camino parecía mucho más corto de lo habitual.

Cada paso que daba acercaba a Severus a la conversación que temía. ¿Sería peor la completa incompetencia de Albus en el manejo de la educación de Potter que si lo hubiera dejado allí a sabiendas? No sabía qué era peor y no sabía qué quería oír.

Finalmente, al llegar al castillo, Severus se paró en los escalones de piedra, inmóvil. Se quedó mirando la pesada puerta de roble frente a él. Se vació de emoción; esa era la mejor manera de abordar esto. Como Occlumens consumado, esa era la mejor manera de abordar todo.

Severus abrió la puerta y entró en el vestíbulo de entrada; la luz de la tarde entraba oblicuamente a través de las ventanas en gruesos rayos polvorientos. El castillo estaba quieto y silencioso. Severus se armó de valor una última vez antes de dirigirse hacia la oficina del director, dando zancadas largas y decididas.

Pronto llegó afuera de las grandes gárgolas de piedra que custodiaban la oficina de Dumbledore. Gritó la contraseña recubierta de caramelo y las gárgolas se hicieron a un lado, revelando la escalera de piedra en espiral que conducía al piso de arriba. Una vez que Severus subió a los escalones, comenzaron a moverse automáticamente y lo llevaron a la oficina. Levantó la pesada aldaba de bronce de la puerta y la bajó unas cuantas veces.

Dumbledore no respondió; eso fue extraño. Severus estaba seguro de que se suponía que ya estaría de vuelta de su negocio de la Orden. Intentó llamar unas cuantas veces más. ¿Dónde podría estar el hombre? Quizás las cosas habían tardado más de lo esperado. Este tipo de cosas solían ocurrir, aunque Severus no estaba seguro de qué había estado haciendo exactamente Dumbledore. No lo había compartido con él.

Severus estaba a punto de bajar las escaleras cuando escuchó algo. Fue débil, casi un susurro. Severus empujó la puerta para abrirla, repentinamente presa de la sensación de que algo andaba muy, muy mal.

Albus Dumbledore se sentó desplomado en su escritorio, con las gafas torcidas y los ojos medio cerrados. Severus cruzó la habitación en unos pocos pasos, agarrando gentilmente los hombros del Director y levantándolo un poco.

"¡Albus!" Dijo Severus, examinando al hombre de arriba abajo, tratando de averiguar qué le pasaba.

Dumbledore abrió ligeramente los párpados.

"Severus," susurró.

"¿Qué pasa?" Severus preguntó con dureza. Sus ojos se enfocaron en una pequeña mancha roja en el hombro de la túnica de Dumbledore.

"Estaré bien," jadeó Dumbledore. "Remus ... los hombres lobo ..."

El corazón de Severus casi se detuvo. "No fuiste mordido por un hombre lobo, ¿verdad?"

"No ... no ... eso es de ... un hechizo."

"Necesitas una poción de restauración", dijo Severus. "Debería haber algunos en la enfermería". Levantando su varita, Severus pronunció un Accio . Caminó de un lado a otro esperando, sin perder de vista al director mientras lo hacía.