LO NO CONTADO (HARRY POTTER X DRACO MALFOY)

Capitulo 5

El corazón de Harry martilleaba en su pecho. Agarró un puñado de su cabello mientras descansaba la cabeza sobre sus rodillas, tratando desesperadamente de calmarse después de esa pesadilla. Había sido extremadamente vívido, como si Sirius estuviera vivo una vez más, y luego hubiera muerto de nuevo. Harry no era ajeno a las pesadillas, pero las que involucraban a Sirius eran incluso peores que las de Cedric, si eso era posible.

Finalmente, estabilizando su respiración, Harry levantó la cabeza y miró la puerta que su tía acababa de cerrar de golpe. Se mordió el labio, esperando que ella no cumpliera con su amenaza de decirle al tío Vernon. Toda la justa ira de Harry de antes se había disipado, y sabía que no podía reunir la energía para enfrentar a su tío.

—¿Eso te hace reír?—Preguntó Harry. Tenía la intención de que las palabras salieran con dureza, pero sonaba cansado.

—No—dijo Draco en voz baja, después de unos momentos de pausa—No fue así.

De hecho, Draco se sintió un poco enfermo. No sabía cómo hablar con Potter después de lo que acababa de suceder. Se sintió como si algo hubiera cambiado.

—Oh—dijo Harry, lo cual, pensó unos segundos después de decirlo, sonaba bastante estúpido.

Con una expresión en su rostro que Harry no había visto antes, Draco se levantó de la cama y regresó al escritorio. Ausentemente, pasó una página de su libro de pociones y fingió que lo estaba leyendo. Se quedó allí un rato. A medida que pasaban las horas, la habitación se oscurecía constantemente a su alrededor. Draco no hizo ningún movimiento para encender la luz, asumiendo que Potter se había quedado dormido. Si hubiera estado prestando atención, se habría dado cuenta de que las respiraciones profundas de Harry de antes estaban ausentes.

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A la mañana siguiente, Draco se despertó con la cabeza pegada a las páginas de su libro. Se sentó rígidamente, le dolían el cuello y los hombros. Draco bostezó, pasándose las manos por el cabello (que era mucho menos elegante ahora que estaba viviendo con Potter; no había tenido tiempo de seguirle el ritmo). Una rápida mirada alrededor de la habitación reveló que Potter se había ido, y que eran casi las nueve.

Draco se levantó lentamente, tomó su ropa y se preparó, deteniéndose al pie de las escaleras para asegurarse de que los parientes de Potter no estuvieran en la cocina. La costa parecía despejada, así que entró.

Draco tenía razón. No había nadie allí, ni siquiera Potter. Se dio cuenta de que habían dejado sobre la mesa un cuenco de avena, unas tostadas y un vaso de zumo de naranja. Asumiendo que era para él, Draco se sentó y comenzó a comer la avena ligeramente fría. Sin embargo, después de no cenar anoche, le sabía muy bien. Draco estaba tan absorto con su comida que al principio no se dio cuenta del chico que entró en la cocina.

Dudley Dursley había regresado recientemente de la escuela en la mejor condición física de su vida después de una temporada de ser campeón de boxeo. Sin embargo, su condición mental no había sido tan buena; después del ataque de dementor del verano pasado, había sido mucho menos de su yo típico, un cambio que muchos pensaron que era para mejor.

En la escuela, había dado un paso atrás de su intimidación, pasando mucho más tiempo solo. A menudo se detenía en el ataque del dementor, recordando la fría y húmeda desesperanza que lo había envuelto. Durante los primeros meses después, tuvo pesadillas al respecto que lo despertaban empapado en un sudor frío. No había tenido una pesadilla en un tiempo, pero aún no podía deshacerse de sus recuerdos de esa noche. Dudley tampoco podía olvidar a la persona que había detenido ese horrible sentimiento: Harry.

Por primera vez en su vida Dudley había estado agradecido por Harry Potter. Dudley a menudo pensaba en lo que habría pasado si Harry no lo hubiera salvado; tal vez nunca hubiera podido volver a sentirse bien.