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             •Capítulo Especial•

Era un bonito día ese, en el que por fin, con tanta anelación tenía al chico que le hacía acelerar el corazón con seriedad. Recordaba la manera en la que el sol estaba cayendo con bonitos rayos dorados sobre toda la cuidad: El atardecer. Y todo el aire se sentía fresco, y su cuerpo nervioso.

Yeonjun estaba realmente emocionado, y tal vez no lo demostraba tanto, porque había sido así desde aquella vez. Si no demostraba tanto lo que sentía, era más fácil decir que no le importaba cuando alguien lo llegaba a herir.

Había esperado bastante tiempo para poder tener aquella primera cita con Beomgyu, el chico, su chico. Todo parecía brillar. Las flores, las personas, el ambiente; todo. Cuando Beomgyu llegó, sintió completamente toda su anatomía agitarse. Beomgyu estaba en las mismas. Frente a él se encontraba el ser más bonito que hubiese visto en su juventud, y en cuanto lo vió, le sonrió ampliamente.

A diferencia del más alto, Beomgyu demostraba libremente lo que sentía, porque no era el tipo de persona que se guardaba las cosas.

—¿Llevas mucho esperándome? Lo siento Yeonjunie.—Beomgyu habló tomando asiento en la mesa.

"Yeonjunie", ese diminutivo había usado Beomgyu para referirse a él. Ese diminutivo que sonaba tan especial siendo él quien lo utilizara.

—No, realmente no.—Le sonrió con simpatía.—Siendo honesto, creo que llegas justamente a tiempo. También acabo de llegar.—Yeonjun le observó, y fue una pequeña mentira. 20 minutos de espera no eran nada.

Habían quedado de reunirse en aquel café para pedir postres ricos que al mayor tanto le gustaban. Amaba los postres, y las cosas que fueran dulces. Beomgyu no era fanático del todo, pero le agradaba también.

Ese día se había pasado muy rápido, pero ambos chicos lo habían disfrutado a detalle, cada momento, y cada palabra. Pudiese que solo llevaran 1 mes como una oreja oficial, pero desde el primer instante, sus emociones habían sido tan fuertes y sinceras como algo más. Ellos no necesitaban etiquetas para poderse decir lo mucho que se gustaban el uno del otro, cada parte, cada cualiadad, cada pequeño defecto, cada centímetro de piel y alma, cada beso y sonrisa.

Aquello de hace meses fue lindo, hasta que la tormenta sucedió.





























—¡Debes estar bromeando!—Taehyun habló al borde de las risas.

Habían bebido al menos tres botellas de souju entre los dos. Beomgyu aceptó la invitación a aquella pequeña fiesta.

"Por los viejos tiempos", le había dicho Taehyun. Beomgyu y él tuvieron alguna relación amorosa, durante un tiempo que se sintieron años, y no por que no funcionaran, si no, porque sentían que se conocían desde siempre. Beomgyu no había visto alguna mala intención en la inocente petición de estadía para la celebración.

—¡Y lo confundió con orégano!—Rió sonoramente. Las anécdotas de Gyu eran raras aveces, pero graciosas.

El alcohol había hecho efecto en ambos, pero Gyu siempre fue de sensibilidad a las bebidas alcohólicas. Su sistema las recibía rápido y lo mareaban y aturdían fácilmente.

—Debo irme Tae, no me siento bien.—Beomgyu estaba dispuesto a levantarse del sofá cuando Taehyun lo hizo sentarse nuevamente.

En aquella sala de la casa, las demás personas no parecían ponerles atención. Taehyun, con ojos brillantes y bonita sonrisa, se dirigió a la mirada medio perdida de Beomgyu.

•|Appearance|•-Vkook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora