diez

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Era su cuarto sábado de detención.

Los perdedores habían comenzado a juntarse en el almuerzo con la excepción de Mike, que estudiaba en casa.

─ El próximo sábado es nuestro último castigo. Dijo Beverly.

─ Seh, por fin, maldición. Dijo Stanley.

─ Juguemos un juego. Sugirió Richie, sonriéndole a Eddie. ─ ¿Por qué siento que esto es una mala idea? Dijo Eddie, rodando los ojos.

─ ¿Q-qué juego? Preguntó Bill.

─ El de la botella. Richie rió entre dientes.

Beverly comenzó a reír. ─ Vale, como sea, sólo les recuerdo que no me van los tíos.

─ ¡¿Girar la botella?! ¿sabes cuantos gérmenes hay en la boca de una persona? Comenzó Eddie. 

─ Venga, no seas un bebé Eds. Dijo Riche, acercando su mano para pinchar la mejilla de Eddie, pero éste lo alejó.

─ ¡No estoy siendo un bebé, sólo soy precavido! Respondió Eddie.

─ Quiero j-j-jugar. Dijo Bill.

─ Si, yo también, Dijo Stanley sonriendo. ─ Estaremos bien, Eddie.

─ Si, princesa, estaremos bien. Dijo Richie con un guiño.

Eddie suspiró, cediendo a jugar al estúpido juego. Todos se sentaron en el suelo y Richie puso un borrador en el centro y un lápiz arriba de éste, balanceándolo. 

Todos miraron a Richie, confundidos. ─ ¿Qué? no traigo encima una jodida botella.

─ Gira el l-lápiz. Dijo Bill.

Stanley rió. ─ Vale. Comenzó el niño pájaro. ─ ¿Quién empieza?

Ninguno se movió ni emitió sonido. Beverly rodó los ojos. ─ Yo empiezo, pussys. 

Beverly giró el lápiz sobre el borrador, lentamente deteniéndose en Eddie. Beverly rió. ─ No te preocupes, Eddie. Ninguno de los dos se enamorará. Dijo Beverly, inclinándose rápidamente para darle un pico a Eddie.

Eddie sólo se dejó hacerlo. ─ Mi turno. Dijo Eddie habiendo ganado confianza.

Eddie giró el lápiz, deteniéndose en Bill. Los ojos de Bill se agrandaron y Stanley lo miró atentamente. El castaño suspiró y rápidamente dejó un pico en los labios de Eddie.

─ ¿Por qué rayos Eds está teniendo tanta acción? Preguntó Richie, revolviendo el cabello de Eddie.

Eddie quitó la mano de Richie, alejándolo. ─ Como sea.

─Mi turno. Dijo Stanley, girando el lápiz. 

El lápiz lentamete se detuvo en Richie. Stanley frunció el ceño. ─ ¡Oh, no es posible!

Richie rió entre dientes. ─ Vamos, niño pájaro, todos sabemos que estabas jodidamente esperando por este momento. Richie se inclinó y besó a Stanley. El beso no fue un pico, pero tampoco fue descuidado.

Ese fue un beso completo, durando tan sólo dos segundos.

Algo creció dentro del estómago de Eddie, que hizo que se sintiera un poco enfadado con Stanley.

Richie se alejó y volvió a sentarse. Las mejillas de Stanley estaban totalmente rojas. ─ No vuelvas a besarme, bocazas. Stanley se sobó su boca con su manga.

Beverly rió. ─ Vale, vale. Es el turno de Bill.

─ E-Está bien. Dijo Bill. Cuando giró el lápiz, éste se detuvo entre medio de Stanley y Beverly.

La pelirroja sonrió. ─ ¿Ves? ésta es la parte divertida, debes escoger entre Stanley y yo. Beverly cruzó sus brazos con una sonrisa tramposa.

Bill se sonrojó pero se mantuvo en su lugar. De todos modos no contestó la respuesta verbalmente, se acercó y tomó de los rizos rubios de Stanley empujándolo hacia él y besarle. Éste beso duró un poco más que el de Richie.

Fue lento y tierno, como si solamente estuvieran Bill y Stanley.

─ Joder, ¡lo sabía! Exclamó Eddie.

Bill lo apartó. Ambos chicos tenían un tinte rosa en sus mejillas. ─ ¡Oye! ¿Por qué con Bill no te limpias los labios? Dijo Richie riendo.

─ Él no tiene una boca sucia como tú. Dijo Stanley rodando los ojos.

─ Vale, me toca. Sujétense los pantalones, dama y caballeros. Dijo Richie, girando el lápiz.

El lápiz lentamente se detuvo en Eddie. Beverly se tapó la boca para callar, tratando de no actuar sorprendida.

Los ojos de Eddie se agrandaron. Miró a Richie, sus mejillas se tornaron calientes. Richie sonrió con un pequeño sonrojo en sus mejillas. ─ Vale, princesa, ven aquí.

El estómago de Eddie dio un vuelco por la frase que salió de la boca del rizado. Él titubeantemente comenzó a inclinarse.

Mientras Richie estaba a punto de besar a Eddie, el Sr. Wise apareció por la biblioteca. Richie y Eddie instantáneamente retrocedieron.

Todos los adolescentes observaron al mayor.

Richie sonrió. ─ Hey, ¿cómo va todo? Dijo el de gafas.

El Sr. Wise rodó los ojos y caminó hacia Richie. ─ Esto es lo que hace, Señor Tozier. Es usted una mala influencia para estos adolecentes.

El señor Wise levantó a Richie del suelo. ─ ¡Él no es una mala influencia! Dijo Eddie defendiendo a Richie.

El mayor miró a Eddie. ─ ¿En serio? ¿Me hablarías así antes de conocer a Richard Tozier?

Eddie quedó sin palabras. Eso era un poco cierto. Él jamás se dirigiría así hacia ninguna figura de la autoridad antes de conocer a Richie. A menos que sea por un tema de higiene.

El Sr. Wise tiró del brazo de Richie. ─ Venga, Sr. Tozier. No perdamos el tiempo, vámonos.

Richie sabía exactamente dónde estaba siendo llevado. Estaba siendo arrastrado hacia la habitación del conserje. Era como el lugar para pasar el tiempo asignado para él.

Fue arrastrado desde la biblioteca hasta la habitación del conserje. ─ Te quedarás aquí por el resto del día. Eso me dará menos problemas de los cual preocuparme mientras duermo en mi oficina. Dijo el Sr. Wise.

Con eso, fue encerrado allí dentro, haciéndole imposible tratar de salir de ahí.

Alguien necesitaba destrabar la puerta de la parte de afuera.





─ ɴᴀʏ ☪

the breakfast club - losers AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora