11. Rabia

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- muy bien Izuku, realmente eres muy inteligente en muy poco tiempo haz avanzado mucho - alago el pelinegro mientras acariciaba los cabellos del menor

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- muy bien Izuku, realmente eres muy inteligente en muy poco tiempo haz avanzado mucho - alago el pelinegro mientras acariciaba los cabellos del menor.

- gracias - Izuku se ruborizo, no estaba acostumbrado a recibir elogios.

Durante las ultimas semanas Aizawa, su vecino, le había estado enseñando a leer y escribir y para sorpresa del pelinegro el pecoso aprendía muy rápido, realmente tenia talento para los estudios.

- Izuku - llamo el esposo del Aizawa - ¿porque no fuiste a la escuela? tus padres son personas muy poderosas e influyentes, me sorprende que no te hayas educado en las mejores escuelas -

Izuku bajo la cabeza, no le gustaba hablar sobre su pasado - mi madre decía que eso seria una perdida de tiempo y dinero, que un omega como yo no necesita estudios, que lo mas importante para un omega era siempre complacer a su alfa -

La pareja se miro no sabiendo que decir, ¿Qué clase de madre le dice eso a su propio hijo? pero no les asombraba del todo, ya habían cruzado un par de palabras con la mujer y solo pudieron confirmar sus sospechas, esa mujer no quería a su hijo, y no solo por alguna razón desconocida para ellos ella disfrutaba del dolor de su hijo, solo de recordar la vez en que Izuku llego a su puerta con la nariz sangrando a choros y unos cuantos golpes y luego de unos minutos llegara la mujer hecha una furia vociferando que Izuku no debía salir de su casa si su alfa no se permitía, no le importo que su hijo estuviera pálido por la perdida de sangre, ese día Aizawa estuvo a centímetros a golpear a la mujer y gritarles una cuantas verdades pero su esposo pudo detenerlo.

Aizawa se sentía impotente ante la situación, odia no poder hacer nada, le dolía en el alma no poder ayudar al pequeño, pero él no se iba a rendir tan fácil, con ayuda de su esposo iban a sacar a Izuku de ese infierno.

- ya debo irme - informo Izuku - talvez venga mañana - y sin más, el peliverde se fue.

Otra cosa que odia era que no sabia cuando lo volvería a ver, podías pasar solo horas o días y lo peor era que no sabia en que estado lo encontraría.

Izuku entro a su hogar sin muchos ánimos, no el gustaba estar ahí, pero si su esposo no lo encontraba ahí, el peliverde recibiría un par de golpes, de un tiempo para acá, por alguna razón que el pecoso desconocía el cenizo quería tenerlo cerca, y hoy parece que no es su día, Bakugo estaba sentado en la sala mirando la TV, Izuku trato de entrar sin hacer mucho ruido, pero en cuanto cerro la puerta el cenizo se volteo y ahora lo miraba con una expresión enojada.

- ¿donde estabas? - su voz salió demandante, gélida. Izuku no pudo responder conocía esa mirada y sabia que nada bueno le esperaba y cuando vio que Bakugo se acercaba a él solo pudo poner las manos como escudos.

Nada pasó - dije ¿dónde estabas omega? - cuando abrió los ojos solo vio como Bakugo lo acorralo contra la pared - responde -

- yo...yo...estaba con los vecinos - las palabras a penas salieron, pero con dificultad lo logro.

- cuantas veces te dije que no quiero que vayas a esa casa -

Bakugo levanto la mano ante la nula respuesta del más pequeño, y un ruido sordo inundo el lugar - NUNCA MÁS VUELVAS A IR A ESA CASA, OISTE - el pecoso solo asintió con la cabeza mientras posaba su mano en su mejilla derecha tratando inútilmente de alguna manera aliviar el dolor que se acrecentaba en el lugar mientras las lagrimas volvían a salir sin parar de sus verdes ojos.

Poco después Bakugo salió de casa sin decir palabra alguna, Izuku solo se quedo sollozando aun parado en la entrada de la casa, se sentía triste y miserable, que había echo mal como para merecer esa vida tan horrenda llena de dolor, él solo quería ser feliz, o al menos un poco de paz, ¿acaso era mucho pedir? estaba cansado, desesperado por una solución.

El sonar del teléfono lo saco de sus pensamientos, habitualmente lo dejaba sonar ya que el no tenía permitido contestar pero ante incesante insistencia decidió contestar.

- Hola - dijo tímidamente el peliverde.

- Izuku -

El pecoso casi se desmaya de la impresión, no podía ser vedad, ¿acaso estaba soñando? o era una broma, no podía ser verdad.

- ¿¿Todoroki?? - pregunto en apenas un susurro audible, pero la persona al otro lado si logro escucharla.

- si, no cuan feliz me hace oír tu voz otra vez ¿Cómo haz estado? ¿Por qué tardaste tanto en contestar? - si, efectivamente era él, su voz sonaba un poco mas grave que la ultima vez que lo escucho ya hace unos años, pero a pesar del tiempo aun sonaba tan cálida y tranquila.

- Todoroki - volvió a decir, aun no salía de su asombro - Todoroki - esta vez su voz salió llena de felicidad, al otro lado de la linea solo se oyó un pequeña risa.

- si hermanito, yo también te extrañe mucho, pero un no haz respondido mis preguntas -

- perdón, yo...yo...estoy bien - dijo un poco cabizbajo - pero dime ¿Cómo haz estado tú? -

- pues estas ultimas semanas he estado muy ocupado, he tenido mucho trabajo y apenas he podido dormir -

- oh estuviste muy ocupado, espero que ahora descanses, no es bueno que descuides tu salud -

- jejeje tranquila madre, ya soy grande y se cuidarme - ambos rieron ante la broma - Izuku, ¿es verdad? ellos te obligaron a casarte - el peliverde no respondió, no quería hablar de eso y del otro lado solo se oyó un suspiro cansado - tranquilo, yo te voy a sacar de ahí - eso lo sorprendió.

- ¿que? -

- ya tengo que irme Izuku, mi avión saldrá pronto, te veo en un par de días -

y la llamada se corto, Izuku aun tenia el teléfono pegado a su oreja, ¿acaso había escuchado mal? Todoroki iba a volver, las ganas de llorar volvieron pero esta vez era por felicidad, extrañaba tanto a su hermano, a la única persona que siempre lo había tratado con tanto cariño y amor.

y la llamada se corto, Izuku aun tenia el teléfono pegado a su oreja, ¿acaso había escuchado mal? Todoroki iba a volver, las ganas de llorar volvieron pero esta vez era por felicidad, extrañaba tanto a su hermano, a la única persona que siempre lo...

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LA BELLA Y LA BESTIA (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora