10. El Primer Amigo II

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BAKUGO.

El sonido de la alarma lo despertó, no quería ir a trabajar pero era una buena escusa para verlo, después de todo necesitaban hablar, fue al baño a tomar una ducha, luego a su armario y después salió de su cuarto y lo vio ahí en la cocina a su ahora actual esposo, este al verlo empezó a temblar y esconderse, él lo sabia, admitía que había actuado con la sangre caliente, se había desquitado con el niño, mentiría si dijera que intento ya no portarse así con él, pero no podía la rabia y el enojo eran más grandes y quien pagaba los platos rotos eran el peliverde.

salió de esa casa, no quería estar más tiempo ahí, además tenia algo más importante que hacer, no le costo mucho llegar a su destino, su oficina estaba un poco cerca de su actual casa, busco rápido con la mirada al peli rojo, no lo encontró, pidió a su secretaria que le avisara inmediatamente cuando viera al peli rojo, y así fue, una más tarde este apareció y Bakugo fue tras él.

El peli rojo se negó a hablar con él, según este ya no había nada más que decir entre ellos, forcejearon por un buen rato hasta uno de ellos se rindió, decidieron hablar en privado una vez la horas de trabajo terminaran, las horas parecían nunca avanzar para el cenizo, trato de concentrarse en su trabajo y así tratar que el tiempo pasara lo más rápido posible.

La hora del encuentro había llegado, decidieron ir a un hotel y poder hablar en la privacidad de una habitación, durante un tiempo hubo un silencio muy incomodo para ambos, Bakugo fue quien decidió hablar primero.

- ¿Cómo haz estado?-

- Bakugo hay algo que debes saber, voy a ser padre y me voy a casar-

El cenizo se quedo sin palabras, la información fue demasiado para él, algo en su interior se rompió.

- NO- fue lo que dijo.

- Bakugo no te estoy pidiendo permiso, quería que te enteraras por mi y no por otra persona -

- no, no puedes hacerme esto - las lagrimas no pudieron ser contenidas- que no entiendes que si haces esto ya no podremos estar juntos -

- Bakugo lo nuestro nunca pudo ser, sabíamos que un día iba a terminar -

- No, yo..yyo. una vez que la empresa vuelva a surgir y ya no necesitemos el dinero de esas personas, yo me divorciare de ese niño y así podremos estar juntos, no fue eso lo que acordamos, porque ahora cambias de opinión-

El otro no respondió, el habiente era insoportable para ambos, ninguno daba su brazo a torcer.

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AÑOS ATRÁS...

Bakugo tenía 16 años, una edad muy complicada, en sus estudios como siempre fue el mejor, pero su aptitud no lo era, su arrogancia y prepotencia iba en aumento, pero lo peor fue que con el tiempo se volvio una persona más violenta, esto le causó que llegue a tener muy pocas amistades y muchos enemigos.

Pero había una persona que lo defendendia a capa y espada de todos los malos comentarios, Kirishima siempre fue aquel que conoció un lado de Bakugo que nadie más conoció y con el paso del tiempo ese cariño por parte del pelirrojo fue creciendo y creciendo, al punto de que ya no era solo admiración o un simple cariño sino algo más, amor. Y del que sientes por un amigo, no, era más que eso, mucho más.

Sin embargo el peli rojo nunca mostro tales sentimientos al cenizo, ¿como podría? él era poca cosa y tenia muy en claro que el cenizo nunca sentiría amor por él, si, tal vez ahora le dejaba estar a su lado e incluso se había convertido en su confidente pero nada más.

Hasta ese día, y como si el destino le jugara una mala pasada, justamente ese día en particular no había nadie en casa, vaya que conveniente ¿no?

Se encontraban en la habitación del cenizo, Kirishima sabía que algo estaba mal con el cenizo, desde la mañana este tenia un comportamiento muy diferente a lo usual, y aunque había preguntado varias veces este simplemente decía que esta bien, que gran mentira, pero el paso de las horas le dio la razón y el cenizo empezó a tener un extraño comportamiento.

Talvez si no fuera un Beta se habría dado cuenta que el olor del cenizo iba aumentado, a tal nivel que en la habitación apestaba a este, o tal vez el pelirrojo solo no quiso darse cuenta de ello, de que Bakugo estaba entrando en celo por primera vez.

Había oído cientos de veces que jamás pero jamás uno debería estar cerca de un Alfa en celo sobre todo cuando era su primera vez, pues estos perdían el control completamente, hasta convertirse en verdaderas bestias salvajes, pero no le importo, él quería estar con el cenizo aunque significara sacrificar su cuerpo.

Y el momento llegó, Se vio acorralado entre la pared y un Bakugo que ya no respondía a su nombre, y tras un buen jalón, en tan solo un instante el cenizo estaba sobre él mirándolo con una lujuria insana, no fue amable, le arranco la ropa tan velozmente que de un momento a otro el pelirrojo quedo desnudo ante la bestia, tenía miedo, pero su anhelo era más grande.

Sin previo aviso y sin ninguna invitación el cenizo se introdujo en el pelirrojo sacándole un grito desgarrador de dolor, no espero a que se acostumbrará, meneo sus caderas aumentando el ritmo con cada estocada, y descaradamente lamia el cuello del pelirrojo como un aviso a lo venia.

Kirishima siempre fue consiente de los riesgos, sabia muy bien a lo se atenía, pero no le importo, él lloro en silencio mientras su cuerpo era profanado por el cenizo, y ahogo un grito cuando los fuertes colmillos el cenizo se incrustaron en el cuello buscando dejar una marca de pertenencia, que el pelirrojo por mucho que quisiera no iba a durar mas de unos días, se mordió los labios hasta que sangraron cuando sintió a su cuerpo estirase al recibir el nudo del cenizo.

Sintió la respiración del cenizo calmarse lentamente, y tras varios minutos sintió como el nudo iba disminuyendo de tamaño, quiso aprovechar eso y de alguna manera tratar de convencer al rubio de ir a la cama pues en suelo era muy incomodo, pero fue en vano, no se puede razonar con una bestia, y en cuanto el nudo bajo completamente, las bestiales estocadas del cenizo volvieron, arremetiendo sin piedad contra la ya muy adolorida entrada del pelirrojo.

Nadie iba a venir a ayudarlo, tampoco él quería que lo hicieran, el pelirrojo quería tener al menos ese del cenizo, algo que nadie más tendrá del cenizo, aunque sea de esa manera.

Al día siguiente, cuando ya todo había acabado, Bakugo despertó encontrándose con la imagen de lo que había hecho, y nuevamente por su culpa el pelirrojo fue a parar al hospital.

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Gracias por leer.

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LA BELLA Y LA BESTIA (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora