Primer día del resto de mi vida

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Ahora mi hermana pequeña vive con ella porque Jennifer, la hermana de Lisa y ella son inseparables, aun que mejor, porque la enana no hace más que copiarme en todo. Y después de tanto pensar y con la cabeza en la luna, se me ha olvidado que tenía que bajar en la anterior parada.

-¡Joder!- grito, haciendo así que todos los pasajeros giren su cabeza hacia mí.

-¡¿Qué?!, ¿es que nunca han oído un taco?- pregunto irónicamente, provocando que todas las viejas estiradas queden asombradas de mi ironía.

Bajo del autobús con mi mochila a cuestas y corro hacia el instituto.

La portera está a punto de cerrar y le grito desde la otra punta de la calle.

-¡¡Espera!!, ¡Joder tía que no me cierres!

-Venga niña, el primer día y ya llegas tarde, te parecerá bonito, ¿no?- Dice esa guarra de la portera.

-Metete en lo tuyo vieja.-le digo.

Después de una carrera llego a clase, llamo a la puerta y...

-La clase queda en silencio-

-hola.-saludo

-el primer día y ya llega tarde, le parecerá bonito, ¿no?- dice el profesor de turno.

-¿es que estáis compinchados o algo?.. Vaya panorama...

-¿Cómo dice?- pregunta descolocado este curioso profesor.

-Quiero decir... ¿puedo pasar?

-Por supuesto. En cuanto se disculpe por su falta de respeto, será una alumna más.

-…? venga no me joda.

-Está usted agotando mi paciencia señorita... ¿cómo he de llamarla?

-Nat, todo el mundo me llama Nat, o nata o nati o natalia, pero usted me puede llamar señorita Blackwell.

-Correcto. Pase, ya tendremos una conversación sobre este incidente señorita Blackwell.

Camino lentamente, con la mochila en la mano, oigo cuchicheos sobre mi ropa, me voy a sentar al final del todo, junto a la ventana, a mi lado hay un asiento vacío, supongo que mejor sola que mal acompañada así que tan feliz, coloco la mochila en la parte trasera de la silla mientras el profesor continúa su clase.

-Como les decía, si estas vacaciones han estado trabajando lo que les mandé recordarán que …

En ese momento en el que ya saqué los libros de historia y pude observar que no tenían nada que pudiera interesarme me puse los cascos, ocultándolos con el pelo y asintiendo cada vez que el profesor me miraba, nunca me había fallado ese truco. El cara tortuga de mi profesor es realmente estúpido, no se da cuenta que el único que le está prestando atención es ese enano con gafas que está sentado en primera fila. Ese es al que le pediré dinero cuando crezca y no tenga un duro, seguro que será ministro o algún pez gordo. Paso la mirada por encima de todos mis compañeros, los analizo, no hay más que las típicas pijas a las que se lo dan todo hecho y los chulitos con más botes de gomina encima que “pipi calzaslargas”

Bienvenida al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora