Inteligencia inexistente

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En cuanto entro al baño veo...

Dos chicas rubias, delgadas, esqueléticas mejor dicho... no sé cómo no engordan, no hacen más que comer caramelos de esos rellenos de sirope de fresa. Tienen una bolsa transparente de plástico llena de ellos.

-¿Y esta quién se cree que es? Jajaja, parece de la familia Adams con esa ropa negra y esa mochila tan hortera, jajaa, no me extraña que la quieran expulsar, raro es que no la expulsen del país.- Dijo la zorra más grande de Los Angeles.

- ¡¡Joder una zorra teñida que sabe andar a dos patas!!-Respondí.

-¡¡Joder tia un perro que habla!!-Me intentó desfasar.

-Cuando te quites las pulgas me hablas, antes no.-Dije

-Te aplaudo, veo que reconoces a las de tu especie. ¿O un piojo no es lo mismo que una pulga?, espera que piense...-

-¡Pero si sabe pensar!-Insinuée.

-Ja-ja, Me parto.- ironizó

-¿Te partes? Pues estoy segura de que nadie querrá reconstruirte-

-Señoritas, ¿que hacen aquí?- Pregunta una profesora- Anda, volved a clase.

Ojos de zorra, falda de prostituta y cerebro de arpía, creo que no nos llevaremos muy bien-Pensé, y vi sobre la pila un espejo en el que miré profundamente, el tiempo se paró. ¿Que tal si vuelvo a clase?, Pero no sin antes hacer que esa rubia de bote aprenda que nadie se mete con una blackwell.

Corrí hacia el patio del instituto, y trepando por la verja logré salir de esas paredes que me tenían presa. Me dirigí hacia un quiosco, situado en la calle de en frente del insti. El dependiente preguntó serio:

-¿Desea algo ?

-Pues, sí, deseo: un pony con trencitas en la cola, un arcoíris versión blanco y negro, una casa boca abajo, un helicóptero que valla por debajo del agua, nada que ver con un submarino, por supuesto, deseo saber quién es mi padre, una guitarra eléctrica que no necesite electricidad y también un piano sin teclas.

-Si no va ha comprar nada, le aconsejo que se marche.

-Y ¿Quién ha dicho que yo no voy a comprar nada?

-Pues entonces dígame de una vez que desea.

-¿otra vez? Bueno, pues si insiste... deseo: un pony con trencitas en la cola, un arcoíris versión blanco y negro, una...

-¡Deje de tomarme el pelo y dígame de una vez que quiere comprar!- Me interrumpió el dependiente

-Pues haber empezado por ahí. Querría comprar chicles de fresa.

-y ¿Cuantos quieres?

- unos treinta.

-Bien, 3€ es el total.-Dijo introduciendo los chicles en una bolsa de plástico.

-Aquí tiene.-le entrego el dinero.

Pues ahora solo tengo que ir a casa, me voy a pillar una bicicleta de pago de esas del ayuntamiento. Alquilo una y monto, pedaleando veloz hacia casa, donde mamá está. Llamo a la puerta y mamá me abre.

Bienvenida al infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora