04: Puto paraíso

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Este me miraba asombrado, pero tranquilo. Al estar tan cerca de él, puedo ver que es bastante bonito, a parte de su tonificado cuerpo y su pelo negro, también puedo ver unos ojos verdes, unas pecas por la nariz y las mejillas y unos rosados labios y ligeramente carnosos, todo estos elementos combinando a la perfección con su tez morena. ¿Dios porque la gente aquí está tan buena?

-Tranquila, -dice levantando ligeramente las manos, desconfiando, lo agarró aún más fuerte del cuello de la sudadera- vale, soy Allen Berrycloth, soy de último año, y, no, no me ha enviado Ethan. -aclara tranquilamente-

-Mhm bien, entonces, ¿por qué me sigues? -digo soltando un poco el amarre-

-Vale , esto es ligeramente vergonzoso, pero está bien, -dice clavando la mirada en el suelo, para después decir:- según lo que he escuchado Ethan se quiere vengar de ti, y, por propia experiencia, sus venganzas son demasiado brutales; Y, obviamente he visto todo lo que ha ocurrido entre tú y él, y nadie le había plantado cara, por lo menos no así, y creo que te va a preparar una venganza más duras que las anteriores que hizo.

-Eso ya me lo imaginaba, pero ¿eso qué tiene que ver con que tú me sigas? -digo volviendo a agarrarlo fuerte-

-Que te quiero proteger -escupe como si hubiese tenido esas palabras guardadas desde hace mucho- Te quiero intentar proteger, porque después de lo que ha ocurrido estos días, me he dado cuenta de que eres la única que puede parar a ese idiota.

Lo miró desconfiadamente, y decido soltarlo.

-Mira, entiendo tus intenciones pero no hace falta que me protejas, lo sé hacer sola, y gracias, supongo.

-Sé que desconfías de mí, pero, me tienes que escuchar, contigo no tendrá piedad, y, necesito que le pares los pies, todo el mundo lo necesita, pero bueno, si no quieres que te proteja, no lo haré pero ten cuidado, por favor. -dice mirándome serio- 

-Lo haré, tranquilo, ahora iré a la biblioteca, y no creo que a ese ser tan idiota con el coeficiente intelectual de un numero le guste leer, así que puedes estar tranquilo, pero, gracias por preocuparte -digo, y hago una breve pausa- bueno, me voy.

-Sí, está bien, solo, sé precavida ¿sí?

Asiento, y empiezo a caminar hacía la biblioteca otra vez.

Al llegar, veo las paredes de mis laterales recubiertas de libros, con varias escaleras encajadas en el suelo para llegar a lo estantes más altos, estas estando a unos 3 metros de altura; delante de las paredes laterales cubiertas de libros, hay un montón de estanterías iguales, de madera pintada de color negro, estas también recubiertas de libros.    

Me paseo por allí impresionada por tantos libros que hay, la luminosidad del lugar, la limpieza, la pureza de todo lo que estaba observando... Oh dios, esas chicas tenían razón, esto es el puto paraíso.

Sigo avanzando, llegando a una parte con varias mesas y escritorios; también hay varias ventanas con marcos blancos de madera, al lado, había unos estantes más pequeños que el resto con plantas, y, al final de la biblioteca, se encuentra un grande y amplio mostrador, con 3 asientos, pero solo una persona presente, en el lateral derecho, se encontraba un chico, parece que debe estudiar aquí, aunque tampoco hay que dar nada por hecho.

Como es viernes, y después de clase, no hay mucha gente, y, sinceramente, me gusta más así.

Hoy, para olvidarme de todo los cambios que han ocurrido en mi vida en menos de una semana, me decanto por algún libro juvenil, pero, para no pasarme la eternidad buscando la sección de libros juveniles en esta biblioteca enorme, le preguntaré a ese chico que parece ser el bibliotecario.
Me acerco al mostrador, y lo veo con la mirada fija en un libro, al fijarme, en el inicio de la página que estaba leyendo, pude ver el título: "El pozo y el péndulo".

Me rompiste y me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora