07: Rota /𝓅𝒶𝓇𝓉𝑒 2/

19 2 0
                                    


-Perdón, lo siento mucho enserio, soy un inútil, perdón -repite este varias veces poniéndose las manos en la cabeza-

No entiendo qué está pasando, pero parece que se está poniendo nervioso, y no entiendo por qué, pero me resulta hasta tierno.

-¿Qué ocurre? -decido preguntar confusa-

-Es que, no quiero que parezca que me estoy aprovechando de la situación, es decir, no sé, tú estás allí, -me señala- y yo aquí -se señala- es que... -lo interrumpo-

-Tranquilo -intenté calmarlo- ¿Te sientes culpable, verdad?

-Sí -dice de manera rendida-

-No es tú culpa.

-Sí que lo es, si tan solo hubiese salido un minuto antes... a lo mejor no... no estarías así -dice con una notable tristeza en su voz-

-¿Que? Dios no, me la tenían jurada, si no hubiese sido hoy, no tendrían problema en intentarlo otra vez, -hago una pequeña pausa- por lo menos esta vez... tenía a alguien a mi lado, míralo desde ese punto de vista.

-Ya pero... -lo interrumpo-

-Pero nada, tranquilo, estoy bien, ¿sí?

-...

-Ven -le extiendo el brazo sano y le doy la mano, para luego tirar de él y hacer que esté más cerca de mí- Bésame.

Isaac se acercó tímidamente, y toma aire, antes de unir sus labios con los míos. Al principio el contacto es suave y tierno, noto como su cabello me acaricia el rostro, y también su perfume...ese maravilloso perfume.

De un momento a otro, el beso tierno del principio se vuelve uno apasionado, nuestras lenguas empiezan a jugar como en un ritual de fuego; No me doy cuenta que nuestras manos están entrelazadas hasta que este la aparta y la pone con delicadeza sobre mi cuello, haciéndome estremecer y causar un pequeño gemido de mi parte.

El beso sigue, intentamos controlar nuestras respiraciones agitadas como podemos, aunque a ambos nos resulte verdaderamente difícil; Tiro un poco más de él, haciendo lo posible para tenerlo aún más cerca, este como respuesta, suelta un pequeño gruñido.

Ese pequeño gruñido causa tantas emociones y sensaciones en mi sistema nervioso que si pudiese, ahora mismo me tiraba encima de él.

Esta vez respondo con un gemido aún más fuerte, y puedo notar como este se estremece ante mi respuesta.

Finalmente este se separa de mí lentamente, dejando un hilo de saliva que aún nos une, hasta que este también se rompe.

-A estado bien -dice él-

-¿Solo bien? -digo graciosa- ha estado muy bien -digo con énfasis en el "muy"- Eso sí, no vuelvas a gruñir, por favor.

-¿Por qué? -dice con una pequeña risita mientras se apoya en el lateral de mi cama-

-Es que me pone muchísimo -digo entre pequeñas risitas-

-¿En-enserio? -dice este sonrojándose y tragando saliva-

-Sí

-Está bien saberlo -dice con menos timidez, acompañado de unas carcajadas-

Ambos empezamos a reír de una manera tranquila y cautivadora.

Después nos pasamos unas 2 horas hablando y contando historias de nuestras infancias, y luego decidimos irnos a dormir, ya que debía ser como la 1 de la mañana. Él durmió en el sillón al lado izquierdo de mi cama.

Me rompiste y me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora