6. ¿Francés? ¡Anda, como el mío!

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-So...soo...soy yo, Gèrard -acertó a decir- estarás abrumada por todo lo que ha pasado, voy a llamar a la doctora. 

-Pero Gèrard, ¿Quién eres?- volvió a preguntar 

Directo al pecho. Sabéis la patada que recibió xabi alonso en la final del mundial 2010 que ganó España, ¿Os acordáis?  Pues Gèrard os aseguraría que lo de xabi fue un rasguño si lo comparabas con lo que él estaba sintiendo. No podía creer que ella, su niña (aunque odiase el mote), la de rizos, la guerrera que no princesa, la que había puesto su mundo patas arriba, su amor, su amante, su amiga, su confidente, ella, Anne, le estuviese diciendo todo aquello. 

Le dolía, claro que le dolía, a cualquiera nos dolería que alguien que amamos no sepa quienes somos. Pero ella…, no podía estar pasando con ella. Un amor tan fuerte no podría olvidarse de un día para otro, ni por mil accidentes. Estaba seguro. Y en eso es en lo que pensaba mientras buscaba a la doctora que había atendido a Anne en su llegada a urgencias. 

-Señor Rodríguez, ¿se encuentra bien? - Interrumpió una enfermera su camino. 

-Sí, estoy buscando a la doctora Díaz. ¿Sabe dónde está? -Consiguió decir- mi mujer ha despertado, pero, no…, recu...recuerda nada- sollozó. 

-No se preocupe, le mando un busca y en menos de cinco minutos estará en su habitación- contestó- usted vuelva con su mujer. 

Gèrard, con lágrimas en los ojos volvió a la habitación en la que hacía unos minutos Anne le había dicho que no sabía quien era, ni él, ni Aroa.  

Llamó a la puerta antes de entrar. En situaciones normales no lo habría hecho, habría entrado gritando "mi amor, ya estoy aquí" y la hubiese cogido por la cintura dejando un beso en su cuello. Pero las situaciones normales ahora eran cosa del pasado.

-¿Puedo pasar?- preguntó 

-Eh...si, si.., pase- respondió Anne al rubio de gafas que se asomaba por el marco de la puerta.- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy en el hospital?  

-Tuviste una especie de accidente Anne, pero estás bien- le dijo en tono pausado- lo importante era que te despertases en menos de cuarenta y ocho horas y lo has hecho. Así que lo más difícil ya está hecho. 

-Vale, gracias - respondió. - Perdón por volver a preguntárselo- continuó hablando de usted como si de un desconocido se tratase- pero, ¿Es usted el médico?  ¿Un enfermero tal vez? 

Directo al pecho de nuevo. No podía creer que eso estuviese pasando. Es que no, no, no. Se negaba. Anne no podía haber olvidado todo lo suyo. Su relación era de cuento de hadas, y los cuentos no se olvidan. 

Cuando se disponía a responder a la de rizos, la puerta volvió a abrirse, asomando de ella la doctora Díaz.  

-Buenos días Anne, me presento, soy la doctora Díaz -Saludó - Hola Gèrard, ya me ha contado Marta, vamos a ver que pasa. 

-Hola, doctora- Saludó la de rizos- ¿Qué ha ocurrido?  ¿Cómo he acabado aquí? 

-Poco a poco Anne, vamos poco a poco- contestó mientras alumbraba sus ojos con una luz para ver el funcionamiento de sus pupilas. 

Prosiguió examinandola mientras Gèrard observaba la escena desde la esquina de la habitación. Estaba impaciente. Se notaba. Se mordía las  uñas, se atusaba el pelo repetidamente, era incapaz de parar el tembleque de la pierna…

-Bueno Anne, todo parece normal- comenzó la doctora- a simple vista no parece que haya ningún daño grave del que preocuparse, de todas formas seguiremos examinandola - le dijo a Gèrard - pero puedes estar tranquilo, se va a recuperar y va a estar bien. Todo ha sido un susto. 

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⏰ Última actualización: Aug 26, 2020 ⏰

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