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Kakashi está totalmente perdido y la cabeza le da vueltas sobre las cosas borrosas de su alrededor. Todavía sostiene el pequeño cigarro en sus manos mientras se ahoga en el humo del entorno. Junta de nuevo el papel en su boca, mojándolo con su saliva, y está vez da una inhalación profunda hasta que los sentidos parecen irse más lejos que él y cierra los ojos hundiendo la pieza hasta que el calor le lastima la lengua.

El tipo detrás de él le está lamiendo el cuello y la espalda. Kakashi quiere apartarlo, pero está en medio de un estado de euforia y crisis producto de la mierda de hoy, así que solo aprieta los ojos y lo deja hacer como el pobre hijo de puta que era.

Después de todo, ellos tenían un trato. Kakashi dejaba que el anciano lo tocara y a cambio obtenía un poco de cocaína gratis, lo cual en realidad estaba valiendo la pena.

Lanzó una mirada paranoica al fondo del callejón y apretó los dientes cuando el tipo hizo algo en la parte baja de su cuerpo que Kakashi no quiso entender.

Mordió la base del cigarro y luego mordió su dedo hasta que probó la sangre y escuchó voces que no estaban ahí en realidad.

La mayoría de sus sentidos estaban adormecidos y atormentados por el placer, así que solo volvió a recargarse en el contenedor de basura mientras esperaba.

— Ten, maldita ramera — el hombre se movió fuera y le arrojó una pequeña bolsa con polvo blanco que Kakashi recogió.

No dijo nada cuando el tipo le escupió la cara y simplemente se quedó con las piernas temblorosas y la entrepierna mojada en la soledad del callejón.

Todavía escuchaba las voces en su cabeza, diciendo cosas raras, o cosas que eran incómodamente ciertas.

No había estado tomando misiones últimamente y Sakumo era una mierda desempleada, lo que lo había dejado sin dinero para comprar drogas y había tomado el camino que parecía más fácil.

Kakashi se tambalea y junta su ropa, que está hundida en charcos de orina y lo hace percibir el olor a excremento y desperdicio del basurero.

Se rió suavemente entre la soledad, porque quizá pertenecía a ese sitio lleno de ratas y basura, él y su padre, y el maldito y jodido mundo entero también.

Le cuesta caminar cuando se pone de pie y se viste. Al parecer la mierda de este día lo estaba poniendo nervioso y sintió sus manos temblar en sus costados cuando las guardó en sus bolsillos.

No quería terminar como la chica que quemó el hospital o como el tipo que se hirió a sí mismo, pero de pronto ninguna de las dos cosas sonaba tan mal.

Se movió fuera del callejón lentamente, sin ser consciente de su apariencia deplorable y patética ni del hecho de que le dolía el jodido culo.

Apretó la pequeña bolsa de cocaína en su mano derecha y volvió a reafirmar el hecho de que realmente valía la pena, eso sí quería usar el dinero que le quedaba para algo más.

[...]

Regresa a su casa porque ha estado dos días afuera y no tiene otro lugar para dormir que no esté lleno de cucarachas e insectos.

Él arrastra los pies dentro y luego percibe de nuevo esas risas en su cabeza que lo estaban persiguiendo desde el callejón.

— Kakashi — le cuesta mirar a Sakumo, como si fuera algo extraño, y luego sus ojos enfocan la botella de vidrio en su mano derecha — ¿Dónde mierda has estado?

Kakashi quiere gritar y responderle, porque parece una buena oportunidad para desahogarse y pelear, pero se estaba sintiendo demasiado nervioso y la voz en su cabeza estaba hablando muy alto.

Alma y corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora