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El llanto de una niña era lo único que se escuchaba por todo el lugar. Los dos Díréns se paseaban tranquilamente por toda la calle, pisando algunos cuerpos.

-Mamá. Mamá- La pequeña niña trataba de mover el cuerpo de su madre con todas sus fuerzas, la mujer estaba tirada en el suelo con un enorme corte en la pierna.

Ambas escucharon un ruido tras de ellas donde un Dírén se había detenido al escuchar el ruido que producía la pequeña.

Empezó a acercarse lentamente, tomándose todo el tiempo del mundo, tiempo que aprovechó Minnie para lanzar una flecha hacía él Dírén y hacerlo retroceder.

Minnie se paró frente a la señora y rápidamente colocó una venda en su pierna, venda que curó la herida en cuestión de segundos.

-Ahora debería de poder caminar- Susurró antes de darle la cara al Dírén -Salga de aquí- La señora completamente aterrada cargó a su hija y salió corriendo -Parece que es el momento- Sonrió al ver cómo la piel del Dírén empezaba a caer al suelo.

Aunque Minnie fuera una Chosen, su fuerte nunca fue pelear. Ella era la encargada de proteger y curar a sus compañeras cuando lo necesitarán, por eso nunca la mandaban al frente, pues sería una tragedia perder a la única persona puede curar heridas graves o pegar partes del cuerpo si era necesario.

Sin embargo su sonrisa fue desapareciendo cuando el Dírén en vez de desintegrarse por completo empezó a aumentar de tamaño, llegando a medir más de tres metros de altura.

-Es imposible. Eso debería de haberlo matado- Retrocedió unos pasos, esquivando un golpe que le había lanzado -No es un Dírén normal- Sacó otra de sus flechas y apuntó a la cabeza.

Estaba por disparar cuando el otro Dírén apareció frente a ella y sin darle tiempo a reaccionar le golpeó, mandandola contra una pared.

-Es rápido- Murmuró mientras se levantaba y los observaba -Puede que esté en problemas- Soltó una pequeña risa, esquivó otro de los ataques del más grande, sacó una flecha y le disparó en una pierna, segundos después salieron unas cadenas que lo sometieron contra el suelo, retrocedió unos cuantos pasos y apuntó al más rápido quién veía todo desde una distancia prudente, le disparó pero esté lo esquivo con mucha facilidad.

Miró de reojo como el más grande empezaba a recuperar rápidamente la piel que se le había desprendido momentos antes pero al concentrarse en recuperarse parecía que le costaba liberarse de las cadenas, así que decidió centrarse en el rápido que corría hacía ella. Le disparó en varias ocasiones pero él aparecía en un lugar diferente cuando la flecha estaba por tocarlo.

Volvió a golpearla pero esta vez la mando contra un auto, se levantó de un saltó y continúo disparándole, aunque fallaba en todas las ocasiones. Luego de varios minutos se percató de que solo le quedaban dos flechas, soltó una maldición por lo bajo y sacó una de ellas. Si fallaba sería su final.

Las dos flechas que le quedaba eran de un tipo especial. Una de ellas explotaría al tener contacto con alguna superficie, pero no creía que pudiera golpear al rápido con ella, pensó que esa sería mejor para el grande que era más resistente. La otra que le quedaba era una con ácido que fue la misma que no funcionó con el más grande, aún así tenía esperanzas de que lo hicieran con el rápido, ¿El problema? Sabía que lanzandola no lograría golpearlo.

Se perdió tanto en sus pensamientos que le dió tiempo al Dírén de acercarse y golpearla de nuevo, por suerte los golpes de este no eran muy fuertes, dudaba que eso pasará con el gigante, de seguro le rompería todos los huesos de un solo golpe.

Miró en todas las direcciones intentando encontrar algo que le sirviera para poder detenerlo pero no encontró nada que le pudiera ser de ayuda.

El Dírén apareció de nuevo frente a ella pero está vez logro reaccionar un poco mejor que antes pues el golpe apenas y le rozo el hombro, fue ahí donde se dió cuenta de que siempre atacaba igual, aunque la atacará por la espalda siempre era el mismo movimiento.

ONE REASON •SOQI• ||AU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora