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-Ayúdame Yuqi...

La castaña abrió los ojos de golpe al volver a soñar lo mismo, respiro agitadamente mientras miraba a todos lados, dándose cuenta de que estaba en la celda donde la habían traído días atrás, estando completamente encadenada.

-Agh maldición, ¿Por qué?- Se pasó las manos por la cabeza.

Habían pasado varios días desde que la tenían encerrada en ese lugar, no le tenían permitido hablar con nadie, hasta le habían prohibido comer en esos días, estaba empezando a sentir las consecuencias de la falta de alimentos, constantemente se encontraba divagando, y delirando mientras trataba de dormir la mayor parte del tiempo, pero cuando lograba descansar un poco, las pesadillas no tardaban en venir a ella y despertarla de la peor manera.

Parecía haber regresado a la rutina que llevaba en China, todo estaba empezando a darle igual de nuevo, no importaba lo que hiciera, su corazón no parecía reaccionar a ninguna emoción, y era mejor de esa manera porque podría perder el control de nuevo si los sentimientos tomaban control de su cuerpo.

Sentía que perdería el control de nuevo en cualquier momento si recordaba lo que había pasado, por lo que trataba de mantener su mente en blanco, aún así, cuando la ira empezaba a dominarla, parecía que había alguien constantemente observándola porque de inmediato lanzaban un gas que la paralizaba por completo durante horas.

Y ese era su nuevo día a día, evitar sentir algo en todo el día.

Miró su mano brevemente, notando que nuevamente estaba empezando a tomar un color negro, cerró los ojos con fuerza, tratando de concentrarse en otra cosa, no podía perder de nuevo el control.

Levantó ligeramente la cabeza al notar un gas empezando a salir de las ventanillas con las que contaba la pequeña habitación, trató de escapar de ella pero no tenía a dónde ir, la habitación se llenó rápidamente de ese gas y perdió el conocimiento en cuestión de segundos.

(...)

-¡Despierta de una vez!- Yuqi abrió de golpe los ojos al sentir un fuerte dolor en la espalda, intento moverse pero su cuerpo estaba encadenado de manos y pies, se encontraba colgando en medio de una habitación poco iluminada, desvió un poco la mirada a su cuerpo, notando que estaba solo en ropa interior.

Levantó la cabeza, encontrandose con la cara del General, notando que claramente no estaba feliz de haber descubierto su secreto.

-Ah, ya está...- Murmuró por lo bajo al ver el látigo que tenía en las manos.

Ahora sí, había completado la colección de malos tratos que recibía, nuevamente estaba en China.

-Monstruo- Soltó un pequeño suspiro al escuchar las palabras cargadas de irá del General, sintiendo rápidamente  un nuevo latigazo en su espalda descubierta.

Aunque debía agradecerle por ello, de alguna manera no era tan malo, podría distraer su mente pensando en el dolor que debería estar sintiendo en esos momentos, de ese modo evitaría perder el control nuevamente.

-Todo este tiempo estuviste viéndome la cara de estúpido- Soltó un latigazo más, está vez en el abdomen de la castaña -Sabias que eras un maldito Dírén y tuviste el descaro para reclamarme por la muerte de esos monstruos.

La castaña soltó un bufido al escuchar las palabras del General.

-Agradeceria que no hablarás de ellas de esa manera- Dijo lo más tranquila que pudo, ese tipo no ayudaba para que se mantuviera a raya, era una muy mala idea meterse con sus amigas -Ustedes son los culpables de todo- Cerró brevemente los ojos al ver cómo el latigazo esta vez iba dirigido a su cara, dejando un pequeño corte en su mejilla.

ONE REASON •SOQI• ||AU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora