9. Me gustas piojosa.

18 4 2
                                    

Nervios de puntas y tal vez un revoltijo dentro de mi estomago, hormigas, mariposas y un par de murciélagos de seguro, estos solo empeoraban mi estado de nervios a ansias, sentir ganas de vomitar no era nada agradable y aún más cuando estabas con el chico que había sido tu gran amor.


Debes controlarte, relájate para que puedas respirar con tranquilidad, inhala y exhala, era complicado inhala cuando el pequeño auto estaba impregnado de su aroma, ¡mierda olía tan bien! Si oliera mal juro que ayudaría, Solo contrólate Peyton, el auto se detuvo y Amor abrió la puerta pero antes de salir sus azules me miraron.



— ¿Estarás bien? — estaba pálida y sus ojos se encontraban enrojecidos — ¿segura que no quieres que me quede? — su respuesta podía salvarme de Zev, cruce mis dedos sudoroso por escuchar una afirmación.

— No, solo necesito dormir un poco, hasta mañana Peyton, hasta mañana Zev — y bajo, lo escuche suspirar con pesadez mientras yo cerraba los ojos haciendo presión en ellos, la verdad era que no me atrevía a mirarlo, ahora era mi turno de suspirar para mirar a mi prima entrar a su casa, él volvió a ponernos en marcha y sabia que no había vuelta atrás.

Happier de Ed sheeran inundaba mis oídos y me dije que esa canción era tan hermosa y dolorosa, sentía que podía describir de a poco lo que quería creer él sentía ahora por mi, no creia que Zev se haya tomado tantas molestia por nada, lo más seguro es que tenga curiosidad me digo en medio de un regaño interno, quizás era mi ingenua imaginación que no se cansaba de crear escenarios de un amor que pudo existir entre él y yo, pero ya no, yo tenía a Eros y Rose Carson aún ocupaba su corazón, fui su primer amor y él el mío, pero eso no significaba nada, no ahora.



No me queje al ver su auto desviarse por ese camino de tierra, sabia perfectamente a donde íbamos, el mirador donde mis padres se conocieron y donde nos llevaron tantas veces de pequeños a admirar el atardecer, a medida que avanzábamos podía ver las pequeñas luces del pueblo, nuestra pequeña cuidad.


But ain't nobody need you like I do
I know that there's others that deserve you
But my darling, I am still in love with you
But I guess you look happier, you do
My friends told me one day I'd feel it too
I could try to smile to hide the truth
I know I was happier with you
Baby, you look happier, you do
I knew one day you'd fall for someone new
But if breaks your heart like lovers do
Just know that I'll be waiting here for you

Canto para mi, tomando valor lo observe, que pretendía, que quería ahora que ya tenía a alguien, sus marrones me observaban mientras el tarareaba la canción sin apartarlos de mi, se sentía tan bien, él ahí cantando entre susurros que acariciaban mis sentidos, respirar era fácil y los nervios parecían menguar al saber que nada podía estar mal estando ahí con mi mejor amigo, una sonrisa apareció en mis labios al tiempo que en los de él también se formaba una.



— Eres tan Hermosa Peyton Bramson — Zev se acercó y sin apartar su mirada de la mía con una de sus manos acomodó detrás de mi oreja un mechón de mi cabello — Eres especial pequeña, te quiero tanto que estoy seguro que no pude haber sido tu primer amor, no, no yo — mi corazón pareció haber sido encendido para que trabajara a toda marcha, se supone que ahí debíamos decirnos la verdad.


— Yo soy la que debería pensar eso Zev — negó formando una línea con sus labios — ¿te gustaba la gordita? — sonrío pero su ceño se frunce — te recuerdo que hasta hace un poco más de un año casi salía rodando del instituto — intento bromear pero su semblante es duro, trago saliva esperando una respuesta.


— Siempre has sido hermosa y probablemente si hayas estado con algunos kilos demás pero eso no cambia quien eres, ¡mierda eres la chica con los sentimientos más bonito del mundo! Te recuerdo como me defendías en primaria, eras mi heroína, ni hablar cuando Seul McCartney intentó hablar mal de la orientación sexual de Román a sus espaldas, eres increíble, tu manera fiera de defender a tus amigos sin importar que se metan contigo, Peyton que eso no te aturda, no lo negaré te ves increíble ahora, más hermosa como si fuera posible, no dejes que los pensamientos negativos te dañen, no es un chiste tu comentario, no me agrada que pienses así de ti — y mi corazón pareció sufrir un colapso de lindo sentimientos acariciándolos a su vez, no sabia cuanto necesitaba escuchar esas palabras de él hasta ese momento.


Muchas veces estamos encerrados en nuestra pequeña burbuja, sin darnos cuenta que impresión damos a los demás, me agradó saber que eso tan lindo era lo que Zev pensaba de mi, todo mi cuerpo sufría una corriente de felicidad al saber que algo había hecho bien, que después de tanto tiempo sufriendo al verme al espejo esa era mi recompensa.



— Entonces, me dirás cuánto tiempo te llegue a gustar o al menos cuando fue — tantos años, no supe exactamente cuando empezó, tal vez fue cuando derramo ese helado de uvas en mi nariz, termino lamiéndolo haciéndome reír hasta más no poder, o tal vez fue en la pijamas junto a Sisene, ese día en especial llovía muy fuerte, mis padres habían viajado y los miedos a los monstruo salieron a relucir, me abrazo susurrándome por horas que todo estaría bien, esa noche dormí en sus brazos, aunque llevábamos unos años alejados no me cansaba de gritar en los partidos apoyándolo sin él saberlo, tal vez fue en ese partido que al anotar hizo esa mueca rara que siempre hago con el trasero desde niños, no sabía cuando, lo que si sabia era que olvidarlo me sería imposible.


— Siempre Zev Collins, siempre me gustaste — acepte sin miedo a mostrar por primera vez lo que sentía, sus ojos parecieron brillar aún más, una pequeña sonrisa se asomó dejando al descubierto sus hoyuelos.


— ¿Y ahora qué sientes? — que lo amaba aún más, que lo quería cada segundo de mi vida junto a mi, que viajaramos juntos, que fuéramos a la misma universidad y que con suerte podíamos terminar una tarde lluvia sentados en el sofá bebiendo chocolate caliente ya con 80 años.


No hable, no podía, solo sentía la tensión de lo agradable que era estar a su lado, de que por fin él supiera que por años lo admire, quería que supiera que por años también me perdí y que aún me costaba recuperarme.


— ¿Es por Eros? — y todo los fuegos artificiales que se hallaban encendidos en mi interior fueron apagados de golpe con un interruptor que me decía mi realidad, Eros, el chico de lindos sentimientos que era mi novio — Él solo notó lo que por años yo llevo admirando, él solo hizo lo que por miedo no me atrevía a hacer — confusión, que estaba diciendo y yo que estaba haciendo, no podía dejar salir mis sentimiento.


— No — intento interrumpirlo.


— Siempre me has gustado piojosa — niego y él solo asiente tomando mis manos, mi respiración se vuelve a agitar, intento no mirarlo pero el me obliga.


— Escuche que hablabas con Tomas, es como mi hermanita, mi mejor amiga, le hablaste de Rose y que a ella si la querías — era injusto, él no debía decirme eso, no ahora que el pensar en él y yo juntos era imposible — tengo novio Zev — digo algo histérica intentando poner distancia entre ambos.


— No, no podía decirle la verdad a Tomas, ya sabes como es — aparto sus manos de las mías de un jalón.


— Te daba pena decir que te gustaba — su ceño se frunce y niega, siento que todo se enreda tornándose algo turbia esa conversación.


— No, jamás pienses eso, te veía inalcanzable Peyton, pensé que jamás me verías como algo más — mentira, él debía estar tomándome el pelo — la noche en el río junto a tu familia me hiciste jurar que nuestra amistad era lo más importante, que debíamos ser mejores amigos para siempre, hablaste tanto de la amistad que pensé que jamás me verías como algo más, y mierda — patrañas.


— Lo dije porque estabas distante y temía perderte, ya andabas con Tomas y Cedric, te alejabas Zev, igual terminé perdiéndote — un par de lágrimas se deslizaron por mis mejillas mientras su rostro se contraía.

— Estaba así porque no encontraba como decirte lo mucho que me gustabas, me aleje porque no soportaba estar a tu lado y ser solo amigos — mierda, habíamos complicado todo sin saberlo.


— Aun te gusta Rose — afirme cruzándome de brazos, intentando no mirarlo, su rostro entristecido me partía el alma.


— La ame mucho, me enseñó tanto, pero solo me alegra su felicidad y ya, me hace feliz que este con alguien más, alguien a quien ama — aseguro, guardo silencio por unos minutos que me parecieron eternos, supe que ese día no bajaríamos del auto a admirar la noche — Tu me gustas — y él a mi.


— Estoy con alguien a quien no quiero hacerle daño Zev — Eros, él en cuanto me vio no dudo en intentarlo, no dudo en pensar si valía o no la pena.


— Alguien a quien no quieres — lo miro enfurecida, no tenia derecho.


— Él hizo lo que tú no te atrevías y sí, Zev me encantas pero él también me gusta, el como me trata, se ha portado muy lindo y no seré una mierda con él, tu esperaste a que él llegara a mi vida para ser sincero — estaba histérica, dejando salir cada palabra cargadas con algo de dolor, mis dientes rechinaban pero no importaba.


— Tu tampoco fuiste sincera, no me dabas señales de nada — niego, era un bobo.


— Creí que me humillaría si lo hacia — era la verdad, no creía ni que Zev me notara, me había sentido tan invisible — Eros me quiere y no lo dañare, si no pudo ser, no pudo y punto — él intenta protestar pero mi teléfono suena, lo tomo algo nerviosa y es Eros.


— Hola hermosa — suelta a penas contesto con voz algo triste.


— Eros — mi respiración suena agitada — ¿pasa algo? — un suspiro pesado se escucha y después un silencio — ¿Amor? — Zev rueda los ojos pero me vale madre, no había dudas en que él era el dueño de mi corazón y porque lo era creía que lo mejor era seguir siendo amigos.


— Estoy en el hospital, papá sufrió un pre-infarto — la preocupación se cuela por mi sistema.


— ¿Esta bien? — digo sonando más preocupada aún.


— Si, eso me dijo Jeremy — el doctor del pueblo, Eros era solo él y su padre, ¿su madre? no sabía de ella desde hace mucho según palabras de mi madre.


— ¿Estas solo? — un sonido que afirma mi pregunta es lo que recibo como respuesta — ¿quieres que vaya? — Zev niega exasperado ya.


— Si eso deseas — claro que iría, él me necesitaba, era su novia y que no lo amara no significa que era un sacrificio estar a su lado, lo quería, me gustaba lo bien que me hacia sentir.



— Claro que si, ya voy para allá, tranquilo si, todo estará bien — colgué y Zev solo se mantenía serio con su ceño fruncido, lucia algo enojado — su papá está en el hospital y quiero estar con él, me puedes llevar o tengo que tomar un taxi — no dudo en encender el auto y con cara de poco amigos nos puso en marcha.




Sabia que a partir de ese día mi mundo estaría de cabeza, no sabía cómo debía comportarme ante mi mejor amigo, si era que lo seguiríamos siendo.



________________


Deja tu estrella y comenta, Gracias por leerme ❤

Amo tus kilos demasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora