V.

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Luke terminó por convencerme... sé que apenas lo conozco, pero él me generaba confianza. Y no, no influía su fama. No me importaba eso, de hecho.

No quedaban habitaciones, la casa no era muy grande y yo no quería dormir con él. Ósea, prácticamente era un extraño para mí.

Me dio su habitación, él dormiría en un sofá de abajo.

Sin más saber de ese día, me tiré en la cama con la ropa que traía, pues no tenía más ropa. Y no le quise pedir ropa a Luke.

En la mañana, sentí que alguien me agitaba para despertar. Lo hago, y veo a Luke ahí. No sé, pero ver su sonrisa y sus ojos, al despertar, es de las mejores sensaciones que había experimentado.


- Buenos días dormilona -dijo acercando una bandeja con comida.

- Luke, no tenías que hacer esto -él puso un dedo en sus labios, señal para que me callara.

- Disfrútalo. Lo hice yo, con bastante esfuerzo -dijo sentándose al otro lado de la cama. -Por cierto, jamás pregunte tu nombre...

- Me tratas como si fuera la persona más importante, y ni mi nombre sabes -me reí. -Abril.

- ¿Como el mes? -se rió.

- Así es, Luke -tomé un poco del jugo que había en la bandeja. - Lo irónico es que yo no nací en abril, si no en Julio.

- Oye, estamos en Junio, habrá que hacerte un regalo -le sonreí.

- No, no será necesario -Él volvió a poner un dedo en sus labios, como seña de que me callara otra vez.


Luke estaba en pijama, así que se fue a cambiar. Dijo que me llevaría a dar una vuelta, y como yo no tenía que cambiarme, sólo le pedí un cepillo de cabello.

Una vez que tardó 30 minutos en cambiarse, fue a su habitación por mí y nos fuimos.

Llegamos al centro, había muchos negocios de comida, ropa, maquillaje, instrumentos, etc. Luke me llevó a la tienda de instrumentos a comprar una púa nueva. De ahí me llevó, con los ojos tapados, a una tienda.

Caminamos algunos metros así y después me destapó los ojos. Miré todo y me voltee hacía él.


- Te dije que no era necesario -le dije cruzando los brazos y sonriendo.

- Ahora vas a vivir conmigo, si es necesaria, ¿o piensas vivir el resto de tu vida con la misma ropa? -se burló.

- Toda la vida... para lo que me va a durar la vida. A la vuelta de algunos meses seguro estoy muerta -él frunció el ceño.

- Eso no es gracioso y no lo vuelvas a decir. Vas a estar bien conmigo, no voy a dejar que nada te pase -ahora yo fruncí el ceño.

- ¿Sabes algo que aún no entiendo? Que como es posible que yo esté a 1 día después de mi intento de suicidio, con un perfecto extraño, viviendo con él y que estés a punto de comprarme cosas. Me tratas como si fuera la persona más especial del mundo. Tú, teniendo una banda, tantas chicas, eres guapo y estas aquí, con este intento de mujer tan fea, gorda y estúpida. Además, no necesito la lastima de nadie. Y si estás conmigo por lastima, pues dímelo ahora para alejarme -dije haciendo gesto de enojo.

- ¿Qué? ¿Estás bien? Primero, te trato como trataría a mi propia hija, porque eres una gran chica, lo eres y te callas. Segundo, ¿intento de qué? Eres una preciosa chica, eso lo tengo muy claro. ¿Chicas? ¿Cuáles chicas? La banda la tengo, las chicas no. Y si, sé que soy guapo -alto ego. -pero eso no importa. Y por último, ¿cuál lástima?, te cuido porque podrías ser mi propia hermana y eres tan adorable -se acercó y me abrazó tan fuerte que casi me deja sin aire. - Así que ahora deja esos estúpidos prejuicios sobre ti y busca toda la ropa que quieras comprar -guiñó y se sentó en un sofá que tenía la tienda.


Fui a buscar ropa, todo era de mi gusto. Quería comprar todo, pero no quería abusar. Después de un rato, volví a con unas cuantas prendas, vi a Luke hablando con la chica de la tienda. Decidí no intervenir y me esperé a que terminaran de hablar.

Parecía que no iban a dejar de hablar, la chica estaba rozando su brazo con el de él y sentí un calor dentro de mí. Como de querer golpear a la chica. No, no estaba celosa. Luke no era nada mío y apenas le conocía.


- Luke, ya -dije lindamente.

- ¿Es todo? ¿Segura? -asentí. -Bien, vamos.

- Adiós Lukey -dijo la chica con cara de zorra, moviendo su largo y maltratado cabello negro. Luke se despidió con un movimiento de mano.

- Adiós Lukey -dije imitando la voz de la chica. Él se rió y yo no hice gesto alguno.

- ¿Qué? ¿Te enojaste? -negué. - ¿entonces?

- Déjalo, no tiene caso que esté haciendo esto, es ridículo.

- ¿Segura? -bufé.

- Déjalo ya, rubiecito -él asintió y nadie dijo más.

No Lo Hagas; lrh. (2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora