XXXIV.

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Gemma narra.

En un momento estaba en una especie de "túnel" blanco, anduve hasta que llegué a una puerta que estaba en medio de la nada. La abrí y entré en la habitación de Calum. Obviamente yo podía verlo pero él a mí no.

El chico estaba llorando hecho bolita en medio de su cama. La puerta retumbaba avisando que había alguien afuera y una voz femenina sonaba entre las paredes rogando que éste le abriera la puerta de una vez.


— Cal, si no me abres la puerta voy a tumbarla —dijo una chica. Mali. Calum no respondió.



Ella empezó a empujar la puerta con toda la fuerza que su cuerpo le permitía. Lo cual fue estúpido porque no pudo tumbarla y era obvio que no podía. La chica no pudo y se fue resignada a que él le abriera.


— ¿Porqué me dejaron aquí solo? Son los peores amigos, los odio... ¡LOS ODIO! —Calum gritó estrellando su móvil contra la cama, con la foto donde aparecíamos todos menos Ashton, tomada en el bus.


Debo admitir que eso dolió.


— ¡Calum, abre la puerta en este instante! -se escuchó a Joy afuera.


Éste muy apenas le abrió y ella lo abrazó al momento. Tomó su cara en sus manos y le besó la frente. Se sentaron en la cama y hablaron.


— Cariño, ella estará mejor allá arriba, déjala ir —le dijo su madre con total cariño.

— No puedo mamá, no puedo —se le rompió la voz. —Ella me gustaba, y nunca se lo dije por Luke. Debí decírselo después, pero no pude hacerlo.


Esperen, ¿qué? ¿Acababa de escucharlo decir que yo le gustaba?

De alguna manera me senté a su lado y besé su mejilla. Obviamente él no pudo sentir ni ver nada.

Lo observé un momento antes de que la imagen se degradara en mil colores para finalmente volverse completamente negra. Estuve a obscuras un momento hasta que la imagen comenzó a jugar con los colores de nuevo, para terminar de crear una habitación. La de Fernanda y Ashton, donde por ahora estaba Fernanda con Ashley, su hija, en brazos.


— Ay mi niña... seguramente en estos momentos tu tía Gem estaría cargándote, como le gustaba hacerlo —le dio un beso en su cabecita. —La extraño mucho

— ¿Dode etá tía Gem? —habló la pequeña niña.


Ashton apareció en la habitación.


— Deberías dejar de estar llorando y hacer algo —le dijo éste. —Ella se fue, ya acéptalo

— ¿Cómo puedes venir a pedirme eso? Ella era mi mejor amiga, ¿no lo procesas? Era mi hermana —él la vio un segundo.

— Pues la banda se fue al carajo desde que ella apareció en la vida de Luke. Y Michael es un imbécil, teniéndolo todo y decidió suicidarse sólo por ella.

— Ey, ¿qué te pasa? Está Ashley aquí, no puedes decir palabrotas enfrente de ella. ¿Por qué eres así?

— Sabes que me importa poco si ella está aquí o no. Estábamos bien antes de que tu amiga se hiciera tan problemática. Siempre queriendo llamar la atención —la mano de Fernanda se estampó en la mejilla de él. Ashley comenzó a llorar.

Cargó a Ashley en brazos. —No te permito que hables así de mi mejor amiga, idiota —ella salió de la habitación.


"¿Cuando te hiciste tan estúpido, Ashton?" Lo miré un momento antes de que la imagen volviera a hacer de las suyas.


[...]


Cuando los colores terminaron de jugar, reconocí la habitación al instante. Josh. Pero no entendí porqué no había nadie. Fui hasta el baño donde escuché la regadera abierta.


"Obviamente no te quiero ver desnudo, pero tengo que saber si estás ahí" susurré.


Corrí un poco la cortina corrediza para poder ver. Verlo con ropa en la regadera y llorando no fue lo que me sorprendió, si no verlo con una cuchilla en su mano. "Joshie, ¿qué demonios estás haciendo?" grité al verlo pasar esa "cosa" por su brazo mientras soltaba varias palabras de su boca. Al instante me alejé, él se levantó y se sacó la ropa. Supongo que ahora si tomaría la ducha.

Salí de su habitación y caminé en dirección a la de Fran. No quería pero tenía que ir.


La puerta estaba abierta, así que sólo entré.

Tampoco me sorprendí mucho al verlo tendido en la cama. Era obvio que estaba durmiendo, nadie roncaba tan fuerte como él. Pero algo llamó mi atención, alrededor de 10 botellas vacías de cerveza. Cogí una manta del ropero y se la puse, para después salir sin más.


Como era de esperarse, la imagen volvió a jugar con los colores. Esta vez se revolvieron un poco más de tiempo, hasta detenerse en una habitación obscura, con un desastre en el suelo y un chico en el ordenador. "Gonz..." dije al observar cómo mi mejor amigo hacia búsquedas en Google.

"¿Cuántas cajas de pastillas debo consumir para morir?" fue la primera búsqueda de él. Me quedé viendo como entraba en varios foros y blogs. Sin avisar se levantó y fue a levantar el colchón de su cama, de donde sacó alrededor de 15 o quizá 20 cajas y frascos con pastillas. Con ellas en mano, volvió a sentarse frente al ordenador. Abrió Microsoft Word y dejó ver un documento, al parecer una carta. "Carajo" solté al ver que era una carta... de suicidio. Mierda, mierda. Se iba a suicidar por mí, tenía que hacer algo para evitar otro suicidio. El chico se volvió a levantar y aproveché para escribir un poco en su ordenador. "No lo hagas Gonz, sólo no lo hagas"


— ¿Qué carajo...? —habló al ver una nueva hoja con lo escrito. —Debo estarme volviendo loco —susurró mientras borraba aquellas palabras.


Estaba por meter mis manos de nuevo en el teclado cuando los colores de la imagen volvieron a revolverse.

Esta vez regresé al principio. ¿Por qué no había visitado la casa de Michael? Supongo que tenía que buscar un tipo de puerta o algo.

Vagué entre las personas que caminaban sin rumbo, hasta que me topé con una silueta familiar. Alta, blanca, cabello alborotado. ¿Michael?


Me acerqué a la persona y le toqué el brazo.


— Mikey... —susurré tapándome la boca y la persona volteó rápido hacia mí.

— ¡Gem! -me abrazó. — ¿Tienes idea de lo mucho que te estuve buscando? —nada salía de mi boca. Esto era increíble para mí. —Umm... ¿estás bien?

— Michael... ¿pero qué carajo hiciste...? —mi cabeza empezó a doler.

— Umm yo... no quería estar allá si tú no estabas. Eres la única que me entendía y comprendía.

— Michael, no tenías que hacerlo. ¿Y tu familia? ¿Y los chicos? ¿La banda?

— No me importa nada ahora. Además, ya lo hice y esto no va a devolverme la vida —se rió súper tranquilo.

Suspiré. — Ay Michael.

No Lo Hagas; lrh. (2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora