Casarse

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Casarse 

Los dos chicos se miran por momentos. La espuma de mar choca contra el cielo azulado, luego no tardaron en huir del otro. El calor cubrió las mejillas de ambos, la vergüenza explotó en su rostro.

Naruto se ahoga con el pastelillo que estaba devorando, Gaara parpadea con sorpresa por dos segundos antes de borrar cualquier expresión de timidez y volver a su rostro ilegible. Gaara decide beber un sorbo del té en frente, deja que el olor a azúcar y limón lo tranquilicen pero no lo suficiente, Naruto y Gaara después de segundos miran a la causante de su reciente incomodidad.

Kushina toma en consideración sabiendo que ha logrado avergonzar al adorable novio de su hijo. Ella no puede evitar poner la mano sobre la mano, y apoya la barbilla en la palma, observa a Naruto con sigilo y este le regresa la mirada con cierta chispa que pedía detenerse.

Sin embargo, Kushina lo ignoró, su objetivo era otro.

"Disculpe, Uzumaki-san" Gaara habla, su voz se escucha de nuevo tranquila, aun asi Kushina conocía lo suficiente para saber que era solo una máscara.

"Kushina" Corrige divertida, el pelirrojo parpadea confundido. La madre de Naruto de nuevo, entretenida decide continuar "Llamame Kushina, ¡Eres el novio de mi hijo, Gaara! ¡Las formalidades dejalas de lado"

Gaara carraspeo, paso la lengua por sus labios rasposa y con un poco de duda, hablo. Su voz se escuchaba insegura para alguien como él.

"Kushina-san" El sabor del nombre de la madre de Naruto sonaba bien, por alguna razón su corazón latía con fuerza "No...No escuche lo que dijiste, ¿podrías repetirlo?"

"¿No has pensado en casarte con mi hijo?" Ella vuelve hablar, Gaara no soporta de nuevo, y ahora su rostro tiene un muy notable sonrojo que manchaba las pálidas mejillas.

Kushina no puede evitar pensar que ese chico es adorable.

"¡Mamá! Regaña Naruto, aunque su sonrojo no es igual de visible por la piel bronceada, para una madre era imposible no rastrearlo.

Kushina quería lanzarse a los brazos de los dos, pero principalmente Gaara. Ella quería abrazar al pelirrojo, gritar y pedirle que por favor no deje nunca a su hijo. El chico Sabaku tenía un encanto que le hacía derretir su corazón.

De nuevo hay un silencio, hay expresiones muy graciosas en los dos, ella lo nota cuando los busca con la mirada. Gaara trataba de parecer tranquilo, sin embargo los dedos arrugando su chaleco y como el humo de la taza parecía más interesante le dejaba en claro los manejos de nervios que se arremolinaban en busca de una respuesta. Y su hijo, oh, su muy lindo hijo tenía una mano en el rostro intentando cubrir todo lo que pudiera de este como si pudiera crear una barrera entre ellos y ella.

Eran una pareja muy linda, ojalá pudieran mantenerse así.

Desde que ella había conocido a Gaara cayó bajo el hechizo de Gaara como su hijo lo hizo. Gaara era todo lo que quería tener para su hijo.

Era educado, listo, muy guapo, y tan dulce como el pastel de enfrente.

Además sabía cocinar. Ahora ya no se preocuparía de que su hijo moriría de hambre cuando decidiera independizarse. Naruto había tenido una elección muy bien, debía felicitarlo cuando ambos chicos no estuvieran a punto de sufrir un paro cardiaco.

Naruto le entrega una mirada rápida a Gaara, y en su pensamiento, casarse con Gaara no suena nada de mal.

"Lo lamento, Kushina-san" Gaara intenta ser cortés, mientras desenreda los brazos y los deja caer a un costado, y Kushina de nuevo queda fascinada por la educación del chico "No hemos pensado en eso."

Ella intenta no parecer decepcionada a través de su puchero. Gaara ahora ya sabe de donde Naruto sacó ese hábito.

"¿Y en un futuro?" Pregunta, un poco insistente.

Gaara está a punto de responder, sobre qué cree que no es el momento, que aún son demasiado jóvenes. Pero se queda sorprendido por un calor nuevo que gobierna sobre su mano. Hay un invasor desconocido, debajo de la mesa para ser exactos, y entonces cuando él voltea de soslayo, lo nota.

La mano de Uzumaki está sobre la suya, sosteniendo con delicadeza y dejando leves caricias con el pulgar. Gaara se calla, sus palabras han quedado muertas en su garganta.

"No mamà" Responde Naruto en lugar de Gaara, todavía deleitándose con la sensación de sostener la mano de su novio debajo de la mesa "Todavía no es el tiempo"

Kushina no puede evitar parecer decepcionada.

Y Gaara no puede evitar pensar "Quizá en un futuro si"

Mientras mira como las manos encajan perfectamente como piezas cálidas de un hogar.

Notas finales. 

¡Gracias por leer hasta aqui! Kushina is love, Kushina is life  

Las crónicas de amor del chico del desierto y el ninja cabeza hueca (GaaNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora