Tormento

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Sentí la necesidad de abrir los ojos y al hacerlo vi que en frente mío había una casa abandonada, esta vez era de día.

Giré varias veces mi cabeza, mirando con detenimiento el lugar en donde estaba, era un bosque, no muy frondoso pero al verlo sentí un miedo horrible. Rodee la casa y no vi nada extraño, todo dentro de ella estaba oscuro y el silencio sepulcral que se encontraba ahí me hacía sentir más angustiada.

Vi que no muy lejos de ahí había una carretera...tal vez podría pedir ayuda, sonreí con desahogo y me acerqué, tal vez por fin podría despertar o no sé, algo.

Al estar a punto de pisar aquél camino, desapareció, en su lugar solo había pasto, ahora sí el bosque se volvió profundo y el día se transformó en noche.

* No...no puede ser *

Dije casi suplicando a la nada que no hiciera esto. El quejido y la risa de esa cosa me hizo reaccionar, tenía que huir pero no quería entrar a esa casa.

* Si nO quIEreS mOrIR dE nuEvO
TEndrÁs QuE EntRAr a ESa CaSa *

La niña apareció al lado mío, me asusté de nuevo al ver sus cuencas vacías y su piel extremadamente pálida.

* Pero, sabes?, se nota desde miles
de kilómetros que entrar ahí
es una pésima idea *

Dije, al parecer no le importó escucharme.

Esa cosa se fue acercando cada vez más, quedándome con la única opción de entrar a aquél lugar.

* HasMe caSo MiKAsa, sI LO
hAcEs teNdRáS lA
OpoRTunIDad dE veR a Tu
HeRmaNo *

Eso me dejó pensando, claro que quería volver a ver a mi Eren pero...

Comencé a correr sin importarme el ruido que hacía, solo escuchando el correr de esa cosa. No sentía mis piernas y mi espalda sentía tantos escalofríos que sentía que se desmoronaba. Logré llegar a la puerta y la abrí con prisa, entré sin cerrarla, solo esperaba que no viniera aquí dentro.

Vi su silueta acercarse, comencé a respirar agitadamente, al estar a punto de lanzarse hacia dentro la puerta se cerró por si sola.

* Por Dios ¿que es esto? *

Mis lágrimas comenzaron a caer, tenía miedo, y nadie podría ayudarme, me quedé así un buen rato, abrazada a mi misma. Quería despertar.

Sin despedirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora